Ante todo, el tratado de paz entre Rusia y Japón es necesario para reforzar la cooperación entre los dos países y llevarla a un nuevo nivel. Japón fue ocupada por las tropas de los Estados Unidos desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial y un acuerdo de este tipo no satisface a Washington.
Desde la parte estadounidense se recibe una cantidad significativa de provocaciones, la mayoría de ellas centradas en las islas Kuriles. Este problema es el más grave en las relaciones ruso-japonesas. La prensa japonesa se encuentra bajo la influencia de Washington y alimenta con histeria este tema. Al mismo tiempo, los funcionarios que se oponen a la idea de conseguir de inmediato estas islas, son perseguidos y encarcelados.
Japón y Rusia se necesitan mutuamente para una asociación estratégica en el Lejano Oriente. Tokio podría proporcionar la tecnología necesaria para el desarrollo de Siberia, y a cambio obtendría la energía necesaria para Japón. Al mismo tiempo, la cooperación con Japón en los temas del desarrollo de Siberia no amenazaría la seguridad nacional de Rusia, debido a que los japoneses no tienen una alta tasa de natalidad ni una fuerte actividad migratoria.