La piedra angular del Pacífico: las bases estadounidenses en Okinawa
En los últimos años la cuestión de la presencia militar de Estados Unidos en las islas japonesas sigue siendo un tema muy sensible para la población y de fundamental importancia en el análisis geopolítico. La mayor parte de las bases militares estadounidenses en Japón, el 75%, se encuentra en la isla de Okinawa. Nos parece importante llamar la atención sobre esta cuestión para poder resaltar un "caso" geopolítico mediante el cual analizar y buscar soluciones a los cada vez más urgentes problemas.
"La piedra angular del Pacífico"
La cuestión relativa a las bases militares estadounidenses en Okinawa es central por varios aspectos; especialmente por el fuerte despliegue de fuerzas estadounidenses en Japón en general y en la isla en particular. La isla (en realidad un conjunto de islas), perteneciente al archipiélago de Ryukyu (antiguo nombre de la misma), se encuentra en una posición estratégica importantísima, frente a la costa de Taiwán y el Mar Oriental de China, como para ser considerada "la piedra angular del Pacífico" por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. Desde esta posición los Estados Unidos pueden controlar, además de la parte continental de China y Taiwan, incluso la península de Corea, los archipiélagos del Océano Pacífico, Filipinas, la península de Indochina, consolidando así su superioridad marítima en la zona. Taipei, Shanghai, Hong Kong, Seúl, Manila y Tokio están ubicados dentro de un radio de 1.500 kilometros de Okinawa, que además es equidistante entre las diferentes áreas del Pacífico; si para llegar a Corea del Sur desde los Estados Unidos se emplean 16 horas de vuelo y desde Guam 5, partiendo de Okinawa es una cuestión de tan sólo 2 horas, y la navegación implica claramente las mismas ventajas.
Descripción histórica
Desde el renacimiento moderno de Japón, en los primeros años del siglo XX, la marina de guerra japonesa consideraba como principal enemigo potencial a los Estados Unidos de América, por lo que Tokio diseñó lo que llamó la "Esfera de co -prosperidad de la gran Asia Oriental", dirigida a presentarse a sí mismo como el campeón de la lucha contra el imperialismo "occidental" que había sometido hasta entonces al conjunto de Asia; es interesante señalar, al esbozar las esferas de interés de las diversas potencias, cómo Japón no estuvo oficialmente en guerra con la URSS sino prácticamente hasta 1945, prácticamente con la guerra acabada. Sólo en las etapas finales de la Segunda Guerra Mundial, al este, en abril de 1945, las fuerzas anglo-estadounidenses convergieron en la isla de Okinawa (donde hubo una de las batallas más sangrientas de la historia), elegida por su valor estratégico como base para la futura invasión de Japón y, como veremos más adelante, para controlar todo el océano Pacífico en los años venideros. Después de haber aniquilado el Imperio del Sol Naciente por la fuerza del ejército y, sobre todo, de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, los aliados, más precisamente los Estados Unidos, dada la división del mundo, decidieron a mediados de los años cuarenta instaurar en el archipiélago japonés un verdadero protectorado, que oficialmente duró siete años, durante los cuales las instituciones, la cultura y la política japonesa fueron totalmente reescritas. No es una provocación decir que fueron reescritas en inglés viendo la nueva Constitución japonesa hecha por el general MacArthur (Jefe Supremo de las potencias aliadas) - prácticamente el virrey del Japón reconstruido - sólo en lengua inglesa, y luego traducida y adoptada sin que los japoneses pudieran discutirla. Pero la ocupación estadounidense también produjo otras reformas como la desmilitarización fundamental del país, la purga política de personajes indeseables, la disolución de las organizaciones patrióticas, la imposición de un sistema político democrático que renunciaba "para siempre" a la guerra y al mantenimiento de "fuerzas de tierra, mar y aire". Junto a eso, vinieron decididos de Washington incluso los programas educativos y culturales japoneses, y la redefinición de la economía en el archipiélago. Japón volverá a ser un país formalmente independiente en 1952, después de la firma y la entrada en vigor del Tratado de San Francisco, que sanciona las reformas hechas hasta entonces después de la "rendición incondicional" de 1945 y el desmembramiento del imperio japonés, definiendo los límites definitivos y oficiales del archipiélago y poniendo así las islas Ryukyo, incluyendo a Okinawa, bajo la administración de Estados Unidos, con la renuncia formal de Tokio a reclamar esos territorios. El mismo día de la firma del tratado de paz se firmó un acuerdo bilateral de seguridad con los Estados Unidos (revisado en 1960), que garantiza la presencia de bases militares y de fuerzas estadounidenses en Japón, y también garantiza su uso para mantener, con lenguaje orwelliano, la paz y la seguridad internacionales en la zona.
La Guerra de Corea y más tarde la guerra de Vietnam, fundamentales desde el punto de vista de Estados Unidos para el control de Asia Oriental y la contención de la Unión Soviética en el contexto de la Guerra Fría, convirtieron en central la relación privilegiada entre el Japón y los EE.UU., y en particular, "la administración fiduciaria" impuesta por estos últimos sobre la isla de Okinawa, que se encontraba en la situación, única en su género, de ser la única colonia establecida después de la Segunda Guerra Mundial. Para moderar tal situación, evidentemente en contradicción con la política de la ONU, el secretario de Estado Dulles comenzó a hablar de la "soberanía residual" de Japón en la isla, y aunque esta fórmula se interpretó como la posibilidad de reconducir un día estas islas bajo la soberanía japonesa, fue muy claro que en tanto no se procediera a una normalización de la zona (sobre todo después del comienzo de la guerra en Vietnam), esto sería una ilusión; también porque los japoneses pusieron teóricamente limitaciones al empleo de las bases estadounidenses situadas en territorio soberano, limitaciones que llamaron "nivel de la tierra firme", incluyendo la prohibición del libre uso de armas nucleares. En 1969, el problema se resolvió con un acuerdo (firmado en 1970 y que entró en vigor en 1972), que devolvía Okinawa bajo soberanía japonesa y sometía teóricamente las bases estadounidenses a las limitaciones previstas; en realidad hoy sabemos, porque han sido citados por el ex primer ministro Hatoyama, de la presencia de acuerdos secretos que, aunque no salgan a la luz, sin duda garantizaban y garantizan todavía la continuidad de la soberanía de Estados Unidos en Japón y en Okinawa, especialmente en cuanto a las decisiones de carácter militar (1).
La importancia del "caso geopolítico" de Okinawa
Incluso hoy en día hay en Japón aproximadamente 90 instalaciones militares de Estados Unidos, por un total de 3.130.000 metros cuadrados, el 75% de ellos sólo en Okinawa. Estas bases, hasta ahora facilitadas por el gran esfuerzo económico de la población japonesa (2) (también están exentas de alquiler) se concentran en unas pocas áreas específicas: 37 en Okinawa (que cubre el 18% de los suelos de la isla), 15 en Kanagawa, 11 en Nagasaki, 7 en Tokio. Alrededor de 52.000 soldados estadounidenses están estacionados en Okinawa. Esta base ha tenido un papel importante en la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, en la del Golfo, en las invasiones de Irak y Afganistán; por lo tanto, todavía sigue siendo un núcleo del sistema de expansión mundial de los Estados Unidos, después de haber sido el puesto de avanzada para la doctrina de la contención en el arco asiático. La proximidad a diversos posibles focos regionales de crisis hace central la importancia de la presencia de Estados Unidos en la isla, también por la rapidez de la intervención.
El cuestionamiento de la presencia de Estados Unidos no es, por lo tanto, una noticia desestimable y explica también por qué dejó caer este problema el primer ministro Hatoyama (3), y por qué los Estados Unidos han llegado a una fuerte reacción diplomática en defensa de la inmunidad absoluta de la presencia de sus fuerzas armadas. El otro arco principal en la antigua containment norteamericana, el occidental, también sigue hoy sometido a fricciones capaces de impedir un protagonismo europeo en la zona. Todo esto confirma que la doctrina de la contención de la URSS en realidad no era más que una cara del objetivo estratégico americano clásico, a saber, la ocupación y el cerco de la masa continental euroasiática para impedir su unidad, considerada peligrosa para los intereses anglo-estadounidenses. La voluntad de parte de la actual clase dirigente japonesa para repensar la relación especial con los EE.UU. es también hija de la emergencia de nuevas potencias, y puede ser un ejemplo para las clases dirigentes europeas; como Japón emerge hoy, considera fundamental una coexistencia con el gigante chino (hoy, como lo era sólo en teoría en el momento de la esfera de la Co-prosperidad y del elocuente lema "Asia para los asiáticos"), y apunta por lo tanto a una mayor soberanía vinculada también al bienestar y a la defensa de los intereses de sus propios ciudadanos, por lo que en Italia, Francia, Alemania, por citar unos pocos países en los que hay numerosas bases militares norteamericanas, y que por lo tanto mantienen a estos territorios en una posición de soberanía limitada, se podría tomar conciencia de una situación nunca enfrentada con coraje.
* Mateo Pistilli es vicepresidente del Cesem - Centro Studi Eurasia Mediterraneo
Fuente: cese-m.eu
Notas:
1) Giappone: desecretati i patti clandestini imposti dagli USA (Matteo Pistilli) http://www.eurasia-rivista.org/3072/giappone-desecretati-i-patti-clandestini-imposti-dagli-usa
2) Japón es el país que más que cualquier otro proporciona fondos del presupuesto para sostener las bases controladas por extranjeros; este es uno de los aspecto intolerables para la población japonesa, pero uno podría plantear el problema, por ejemplo, con respecto a Italia, dada la masiva presencia de bases militares en la península y la probable presencia de tratados secretos que la regulan.
3) Para reconstruir cronológicamente la "cuestión de Okinawa", ver las contribuciones en "Eurasia":
Febbraio 2010 – Giappone: Desecretati i patti clandestini imposti dagli USA (Matteo Pistilli) http://www.eurasia-rivista.org/3072/giappone-desecretati-i-patti-clandestini-imposti-dagli-usa
Volontà, immaginazione, senso comune: ristrutturare l’alleanza nippo-statunitense (Jitsuru Terashima) http://www.eurasia-rivista.org/3846/volonta-immaginazione-senso-comune-ristruttura-lalleanza-nippo-statunitense
Maggio 2010 – Okinawa in piazza contro la base USA (Matteo Pistilli) http://www.eurasia-rivista.org/3960/okinawa-in-piazza-contro-la-base-usa
Giugno 2010 – La “normalizzazione” del Giappone: reazione degli Usa verso i Paesi “emergenti” (Matteo Pistilli) http://www.eurasia-rivista.org/4512/la-normalizzazione-del-giappone-reazione-degli-usa-verso-i-paesi-emergenti