Le Pen y los soberanistas europeos piden acabar con el TTIP
Diferentes líderes de formaciones soberanistas europeas pertenecientes al grupo parlamentario de Europa de las Naciones y las Libertades (ENL), rechazaron ayer el tratado transatlántico de libre comercio e inversiones (TTIP) entre Estados Unidos y la Unión Europea (UE), y pidieron acabar con las negociaciones.
Durante su rueda de prensa, la líder de este grupo del parlamento europeo y presidenta del Frente Nacional francés, Marine Le Pen, afirmó: "Estoy aquí para denunciar firmemente todas las maniobras que han tenido lugar y que siguen teniendo lugar en torno al TTIP. Pido que se paren definitivamente las negociaciones, lo pido desde el inicio de las mismas, y lo mantengo pase lo que pase".
Para Le Pen, "es un problema de democracia primaria el que planteamos con este rechazo primario del TTIP", con objeto de defender "la soberanía del pueblo" frente a las imposiciones a las se ha sometido la UE por parte de Estados Unidos y las multinacionales. "Las multinacionales no pueden doblegar un estado e ir contra la soberanía nacional por sus intereses comerciales", dijo recordando el caso de Canadá, donde hay en marcha varios procesos en los que grandes compañías han llevado al Estado a los tribunales por introducir cambios legislativos que perjudican sus intereses y demandan por ello indemnizaciones millonarias.
Para Le Pen, esta es una "situación escandalosa, insoportable, y no quiero que se desplace a mi territorio". La presidenta del FN consideró que adoptar el TTIP "resultará en una catástrofe", tomando como ejmeplo concreto el impacto que tendría tanto sobre el sector agrícola, que ya sufre la "competencia desleal", como sobre la "soberanía alimenticia" de los europeos, a los que se les impondría "la mala comida americana". Le Pen subrayó que el TTIP obligaría a los europeos a aceptar cuestiones que rechazan, como "el gas de esquisto producido con 'fracking', los transgénicos, el pollo lavado con cloro, la carne hormonada... para alinearnos con Estados Unidos".
Por su parte, el eurodiputado austríaco Harald Vilimsky, del Partido de la Libertad de Austria, manifestó que el TTIP bajaría la calidad de los productos que llegan a la mesa de sus compatriotas y recordó que el líder de su organización, Norbert Hofer, ha dicho que no firmará el tratado y que, si logra imponerse en la segunda vuelta de las elecciones austríacas, someterá la cuestión a referéndum para "no sufrir un cataclismo".
Por parte alemana, el eurodiputado Marcus Pretzell, de Alternativa para Alemania, afirmó que el TTIP va en contra de los intereses de la clase media, que se ve "amenazada por el TTIP porque grandes grupos comerciales podrán actuar contra los gobiernos, que pueden recibir multas enormes". También se mostró en contra de la ratificación del CETA, el tratado de comercio e inversiones entre la UE y Canadá, que consideró como "el hermano pequeño del TTIP, pero igualmente peligroso".
En representación británica, la diputada independiente (ex UKIP) Janice Atkinson, alertó ante el de hecho de que todos los países de la Unión estarán obligados a respetar el tratado comercial si éste llega a firmarse, y ello aun cuando abandonen la Unión Europea, por lo que pidió que los británicos que voten a favor del "brexit" en el referéndum que se celebra al respecto el 23 de junio.
Finalmente, el italiano Matteo Salvini, vicepresidente del ENL y eurodiputado y líder de la Liga Norte, manifestó su deseo de que los presentes en la mesa compongan una "santa alianza de los pueblos europeos" contra el "genocidio de los pueblos que viven en esta tierra" con tratados como el TTIP, y cargó contra la "invasión islámica" que aseguró que vive la UE.
Katehon