TTIP: imperialismo económico norteamericano

11.05.2016

Greenpeace ha hecho un gran servicio a la parte del mundo cuyos representantes son tan corruptos o tan estúpidos como para suscribir las “asociaciones” Trans-Pacífica y Trans-Atlántica. Greenpeace guardó y filtró los documentos secretos del TTIP que Washington y las corporaciones mundiales están imponiendo a Europa. Los documentos oficiales prueban que mi descripción de estas “asociaciones” cuando aparecieron por primera vez en las noticias es totalmente correcta.

Estos así llamados “acuerdos de libre comercio” no son acuerdos comerciales. La finalidad de las “asociaciones”, que fueron redactadas por las corporaciones globales, es hacer que las corporaciones sean inmunes a las leyes de los países soberanos en donde hacen negocios. El derecho soberano de cualquier país, ya sea social, ambiental, de seguridad alimentaria, de protección laboral -cualquier ley o regulación-, que afecte a las ganancias de una empresa se etiqueta como una “restricción del comercio”. Las “asociaciones” habilitan a las corporaciones a presentar demandas que anulen la ley o reglamento y también premia los daños producidos por las corporaciones pagados por los contribuyentes del país que trató de proteger su medio ambiente o la seguridad de sus alimentos y trabajadores.

La demanda no se atiende en los tribunales del país o en cualquier corte. Se atiende en un tribunal corporativo en el que las empresas sirven como juez, jurado y fiscal.

En otras palabras, las “asociaciones” dan a las corporaciones globales el poder de revocar los resultados democráticos. Al parecer Europa está compuesta por democracias. Democracias que establecen leyes que protegen el medio ambiente y la seguridad de los alimentos y los trabajadores, pero estas leyes dictadas democráticamente reducen las ganancias. Cualquier cosa menos una fábrica explotadora, con salarios de hambre, sin protección del medio ambiente, sin legislación de seguridad para los alimentos o los trabajadores, spuedeer revertida a voluntad por las corporaciones globales bajo los términos de las “asociaciones”.

Sólo un traidor, uno bien pagado, podría firmar un pacto de este tipo.

En mi opinión, los impuestos a las corporaciones también pueden ser revocados ya que, obviamente, reducen los beneficios.

Las “asociaciones” Trans-Atlántico y Trans-Pacífico se efectuaron en secreto. La razón es obvia. Si los pueblos hubieran sabido cómo estaban siendo vendidos habría habido una tormenta de protestas. Los cómplices corporativos y sus propagandistas en los medios financieros podían negar mis revelaciones porque yo no tenía documentos oficiales que publicar.

Los acuerdos de “asociación” son Tratados. En virtud de la Constitución de los Estados Unidos, los Tratados son una prerrogativa del Congreso, no la prerrogativa de un miembro ejecutivo nombrado Representante de Comercio que representa, no al pueblo, sino a las corporaciones ávidas de ventajas. Para eludir la Constitución de los Estados Unidos los acuerdos se definen como no-Tratados. Vea usted cómo son establecidas las bases para la corrupción.

La forma como esto funciona es que el designado Representante Comercial de Estados Unidos “negocia” con los designados representantes comerciales de otros países. Cualquier resistencia al acuerdo es superada mediante el soborno y la intimidación. Toda la negociación se lleva a cabo en secreto. Cuando los representantes comerciales firman el acuerdo, éste se presenta a los parlamentos de los países. Los legisladores son advertidos de que tienen que aprobar el pacto y no poner en peligro todo el trabajo duro, prolongado durante tanto tiempo, y que es del interés de todos, como lo atestiguan todos los representantes comerciales sobornados y coaccionados.

Estos “acuerdos comerciales” se originan en los EE.UU. porque las corporaciones globales de Norteamérica y los mega-bancos norteamericanos son los principales actores de la economía mundial, y los acuerdos que las corporaciones establecen a través del proceso, dan a las compañías norteamericanas la hegemonía económica sobre los países que firman los pactos. Las “asociaciones” Trans-Atlántica y Trans-Pacífica son herramientas del imperialismo financiero norteamericano.

Hoy (3 de mayo, 2016) en Press TV debatí con Sean O’Grady, el editor financiero del periódico británico The Independent. Es extraordinario que O’Grady tomara una línea totalmente opuesta a la de su periódico. Le sugerí que tal vez debería leer su propio periódico.

Hoy, un artículo en The Independent informaba que los documentos filtrados muestran que “las empresas estadounidenses se otorgarán poderes sin precedentes sobre las nuevas regulaciones de salud o de seguridad pública que se introducirán en el futuro. Si cualquier gobierno europeo se atreve a legislar para elevar los estándares sociales o ambientales, el TTIP otorgará a los inversores estadounidenses el derecho a demandar por la pérdida de beneficios en su propio sistema judicial corporativo, que no está disponible para las empresas domésticas, los gobiernos o cualquier otra persona. Para todos aquellos a los que le dijimos que estábamos alerta y que la Unión Europea nunca permitiría que esto sucediera, teníamos razón y usted estaba equivocado”.

Como yo lo entiendo, la situación es peor que lo que el artículo describe. El TTIP se aplica a las leyes que ya están en los códigos, como las leyes de Francia contra las semillas y productos alimenticios GMO [Organismos Modificados Genéticamente, n.T.].

El artículo de The Independent continúa: “La impactante filtración de hoy del texto de la Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión marca el comienzo del fin para el odiado acuerdo comercial entre la Unión Europea y EEUU, y un momento clave en el debate Brexit. Los negociadores no electos han mantenido el desarrollo de las conversaciones hasta ahora mediante un fanático nivel de secreto, con amenazas de persecución penal ante cualquier divulgación de los contenidos del tratado”.

“Ahora, por primera vez, los pueblos de Europa pueden ver por sí mismos lo que la Comisión Europea ha estado haciendo al amparo de la oscuridad, y no es bonito. Los documentos del TTIP filtrados, publicados por Greenpeace esta mañana, suman 248 páginas y abarcan 13 de los 17 capítulos del acuerdo final que ha comenzado a tomar forma. Los textos incluyen temas muy controvertidos, tales como las normas de seguridad alimentaria de la UE, que ya se sabe que están en riesgo por el TTIP, así como detalles de las amenazas específicas, tales como el plan de Estados Unidos para poner fin a la prohibición de Europa sobre los alimentos modificados genéticamente”.

“Los textos filtrados también revelan cómo la Comisión Europea se prepara para abrir la economía europea a la competencia desleal de las gigantes corporaciones de Estados Unidos a pesar de reconocer las desastrosas consecuencias que esto traerá a los productores europeos, que tienen que cumplir estándares mucho más altos que los que atañen a los EE.UU.”.

“Según las estadísticas oficiales, al menos un millón de puestos de trabajo se perderán como resultado directo del TTIP, y el doble de eso si se permite que pase el acuerdo completo. Sin embargo, ahora podemos ver que los negociadores de la UE se están preparando para la apertura comercial de sectores enteros de nuestras economías en el marco del TTIP, sin atender a las consecuencias humanas”.

“En el comienzo de las conversaciones en 2013, la Comisión Europea dio su apobación a una prohibición de 30 años para el acceso público a los textos de la negociación del TTIP, con pleno conocimiento de que no serían capaces de sobrevivir a las protestas si el pueblo podía ver el contenido de los acuerdos. En respuesta, los activistas llamaron a realizar una ‘estrategia de Drácula’ en contra del acuerdo: expón al vampiro a la luz del sol y morirá. Hoy en día la puerta está completamente abierta y los primeros rayos de luz del sol brillan sobre el TTIP. Los negociadores de la UE nunca serán capaces de arrastrarse de nuevo a las sombras”.

“Para aquellos de nosotros en el centro del debate sobre el referéndum de la UE, el desprecio mostrado por los negociadores del TTIP al pueblo de Europa es el más potente recordatorio del déficit democrático en el seno de las instituciones de la UE”.

Puede leer el artículo de The Independent aquí: http://www.independent.co.uk/voices/ttip-leaks-shocking-what-are-they-eu-us-deal-a7010121.html

Las revelaciones son desconcertantes para los pueblos británicos y europeos. Por ejemplo, The Independent informa que el TTIP podría provocar la privatización del Servicio Nacional de Salud y el Parlamento del Reino Unido sería incapaz de detenerla. Ver también.

En nuestro debate Sean O’Grady se desenvolvió como un pelele, un propagandista de los intereses corporativos que están detrás del TTIP. Dijo que se trataba de un acuerdo de libre comercio que benefició a todos, al igual que el TLC y otros acuerdos han demostrado. Que se lo digan a todos los trabajadores estadounidenses desplazados.

Dijo que era desafortunado que el secreto posiblemente haya hecho daño a las perspectivas del acuerdo y que habría sido mejor si se hubiera conocido cómo se negociaron las disposiciones del pacto. De esa manera, dijo, el acuerdo no se vería amenazado por el efecto del impacto de la filtración de los documentos.

O’Grady también afirmó que nadie se ha acordado hasta ahora del pacto a pesar del hecho de que los representantes están de acuerdo con el pacto. Tal vez lo que quiere decir es que los parlamentos no han dado su aprobación.

El autor del artículo de The Independent estima que la filtración impedirá su aprobación: “Después de las filtraciones que muestran lo que representa, esto realmente podría ser el final de TTIP”. Si es así, O’Grady considera que es una gran pérdida. Para las corporaciones globales, por supuesto, no para los pueblos a los que explotaría.

Las revelaciones de Greenpeace echan por la borda el pacto, pero no estoy seguro. El presidente francés Hollande dice, provisionalmente, que Francia no va a firmar el pacto tal como está. En otras palabras, nos dan un lenguaje difuso para hacer que parezca que nos lo enmiendan.

El negociador jefe de la UE, Ignacio García Bercero, un probable beneficiario de un gran soborno, se precipitó en la defensa del TTIP declarando a Greenpeace como “rotundamente equivocada”. La declaración de Bercero no tiene sentido. Greenpeace publicó los documentos oficiales. Nadie niega que los documentos filtrados son legítimos. Así, la aparente posición de Bercero es que los documentos oficiales son erróneos. Suena como un tipo que trabaja duro por su dinero.

Bercero llegó a decir, según la BBC, que “no es correcto decir que los EEUU están presionando para bajar el nivel de protección de la UE”. ¡Esta es una increíble mentira! Los mismos que están tratando de poner buena cara ante la filtración admiten que esto es precisamente lo que los EEUU están intentando hacer. Afirman que los europeos aún no han cedido.

Es insincero de Bercero, u O’Grady, o alguien, pretenda que el TTIP no ha sido desde el principio algo para el establecimiento de la hegemonía corporativa global sobre los gobiernos de los países democráticos. Yo lo señalé cuando las corporaciones hicieron su primer movimiento. No hay ninguna duda de que las “asociaciones” Trans-Atlántica y Trans-Pacífica son para otorgar inmunidad al capitalismo global ante las leyes de los países soberanos.

La Comisaria de Comercio de la UE, Cecilia Malmström es, según la BBC, “la que dirije las conversaciones del TTIP”. Malmström, otra destinataria probable de un gran soborno, dice: “simplemente no estoy en el negocio de bajar los estándares”. http://www.bbc.com/news/world-europe-36185746

Su afirmación es engañosa. Ella no está en el negocio de la reducción de las normas. Ella está en el negocio de hacer posible que el capitalismo global derribe todas las normas, fuertes o débiles.

Desde mi encuentro de hoy con Sean O’Grady, una persona cuya integridad ya no respeto, supongo que compraron y pagaron a la prensa financiera corporativa occidental y a los gobiernos para cerrar filas y desacreditar los documentos filtrados como una especie de “teoría de la conspiración” de Greenpeace. Incluso en mi presencia, siendo yo ex secretario adjunto del Tesoro de Estados Unidos y editor de The Wall Street Journal, O’Grady no tuvo ningún reparo en tergiversar en mi cara el acuerdo como algo bueno perjudicado solamente por el secreto. Si no hubiera sido secreto, dijo O’Grady, habría estado OK.

Toda la palabrería sobre el libre comercio y la reducción de los aranceles es mero encubrimiento para el único propósito del TTIP, que es el de establecer el imperialismo económico de los Estados Unidos sobre los pueblos cuyos gobiernos les han vendido por dinero.

www.paulcraigroberts.org