El lenguaje de la vida real
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera
LEA ATENTAMENTE: "La producción de ideas, de representaciones, de conciencia, está en primer lugar inmediatamente entrelazada con la actividad material y las relaciones materiales de los hombres, en el lenguaje de la vida real. La representación, el pensamiento, las relaciones espirituales de los hombres aparecen aquí nuevamente como la emanación directa de su comportamiento material”.
Karl Marx
¿Cómo, entonces, es que la experiencia vivida espontáneamente de la conciencia humana ya no reconoce la fuente de lo que la nace? En otras palabras, ¿cómo es posible que la mayoría de los hombres apenas sean capaces de reproducir lo que les dicta la voz de su amo? Y a menudo, incluso entonces, algunos se imaginan a sí mismos luchando contra el sistema que los aliena. Sin embargo, las relaciones materiales que los hombres producen colectivamente existen y son parcialmente comprendidas por ellos. ¿Qué es ese encantamiento que los hace desaparecer de la atención de su conciencia, de su comprensión, en el momento mismo en que los crean y nutren? En efecto, en el mundo real: "Como el hombre no viene al mundo con un espejo, ni como un filósofo à la Fichte: yo soy yo, es ante todo en otro hombre incluso que se ve a sí mismo. Es solo a través de su relación con el hombre Pablo como con un ser como él que el hombre Pedro entra en una relación consigo mismo, como con un hombre” (Marx).
¿Cómo es que, en estas condiciones, el hombre contemporáneo busca hitos, identidad, en busca de comunidad? En efecto: "Es porque ya se ha visto en los demás, y porque mantiene constantemente en sí su imagen social persistente, que cada uno se ve a sí mismo en sí mismo, es decir, en esta imagen de su entorno social que adquirió y ahora lleva consigo” (Tran Duc Thao). De ello se desprende que las condiciones para la posibilidad del ejercicio de la libertad individual no pueden referirse al ejercicio del libre albedrío absoluto y menos aún a las fantasías inherentes a una conciencia de carácter solipsista. La libertad se puede captar en un contexto social alternativo (comunismo o civilización, por ejemplo) en el sentido de que cada sujeto actúa desde el trasfondo que constituye su imagen social interior. “Es obviamente a través de su imagen ideal depositada en cada sujeto individual por la experiencia de reciprocidad social en la dialéctica de los signos que la comunidad se dice en el lenguaje de este sujeto, lenguaje con el que se relaciona como su propio lenguaje, en otras palabras, que él conoce como su propio idioma". El lenguaje es el ser de la comunidad, es su fuerza y también su poder de persuasión.
¡LA CONCIENCIA ESTÁ ENTRELAZADA EN LA ACTIVIDAD MATERIAL DE LOS HOMBRES! Esto se ejerce a través de complejas mediaciones inherentes a las relaciones de producción (¡actualmente avanzando hacia la dominación del capital absoluto!). Debido a la contingencia de nuestras situaciones únicas, no todos ocupamos la misma posición dentro del complejo del sistema social, y nuestras perspectivas teóricas y prácticas reflejan puntos de vista divergentes. “Esta imagen social interna se distribuye de manera desigual entre los distintos grupos sociales existentes, con una prioridad determinada por el momento que refleja el grupo social dominante, y se objetiva, siguiendo la dialéctica del devenir social, en formas ideológicas fascinantes, donde el sujeto se reconoce a sí mismo, y que así se le imponen como ley interior de su ser más profundo” (3). Pero aquí la contingencia no se opone absolutamente a la necesidad, la libertad se puede recuperar dentro del determinismo histórico y social.
En la actualidad se solapa la cuestión, ya señalada por varios autores, de la crisis o el fin de las ideologías, de la era posmoderna y su mundo descortés, etc. Señalemos de manera realista la victoria del liberalismo sobre sus otros competidores, y parafraseando la última cita anterior, el liberalismo, ideología fascinante (¡tiene nuevas máscaras!) para el sujeto alienado de sus imperativos, su axiomático imponiéndose ella como ley interior de su ser más profundo, apartándola de todos los fines de actuación distintos de los económicos, sabiendo todos que, para el proletario, estos se reducen cada vez más a salvar su pellejo. La idea de una imagen social interior, refractada, metafóricamente (pendiente de un análisis científico cada vez más riguroso del fenómeno) en un entorno más o menos transparente u opaco, podría proporcionar la clave para comprender el hecho de la maduración de las condiciones objetivas, largamente relatadas en la matanza del capital homicida y, en adelante, biocida, y su no coincidencia con la conciencia y la acción correlativa de un proletariado potencialmente designado como agente, sujeto histórico de este veredicto paralizante. El proletariado hasta ahora no ha logrado establecerse como figura histórica del salto cualitativo intermodal hacia el comunismo (Costanzo Preve).
Nuestra perspectiva:
a) Mantenemos para ir más allá (en el sentido de Aufheben) la figura del proletariado (para ir más allá) como agente histórico de la supresión del capital. Esto no es imprudencia ni dogmatismo, ni una versión revolucionaria de errare humanum est, perseverare diabolicum. La verdad de la cita latina se basa en la idea de lo incompleto de la verdad, nunca estamos inmediatamente en el mismo nivel, sino también de nuestra capacidad para retener y rectificar los callejones sin salida teóricos y prácticos del pasado revolucionario. Usaremos el lenguaje de un proletariado que encuentra imposible reproducirse indefinidamente como proletariado, como mercancía humana alquilada. Los antagonismos sociales nos obligan a hacer esto, sus choques nos animan a hacerlo.
b) Articulamos este discurso con los conceptos del lenguaje geopolítico cuando resulta necesario, útil, caso de la denuncia de Tafta, por ejemplo, en el contexto del devenir mundo del capital absoluto. Este constituye un momento importante, pero no suficiente, en nuestra lucha a nivel táctico: jugar la periferia contra el centro, el corazón de la estrategia atlantista.
c) Tenemos en cuenta la tesis según la cual “el liberalismo, una posición ideológica, se convierte en el contenido único de la existencia social y tecnológica actual, ya no se trata de una 'ideología', se trata de un hecho existente, se trata del orden "objetivo" de las cosas, que no es simplemente difícil sino absurdo de discutir. El liberalismo en la era posmoderna pasa de la esfera del sujeto a la esfera del objeto. En última instancia, esto conducirá a la sustitución completa de la realidad por la virtualidad” (Alexandre Douguine). En efecto, la ideología liberal se desvanece como paradigma político, como teoría política movilizadora, pero es porque el sistema que se ha vuelto autorreferencial da una cierta realidad (¡en la esfera virtual!) a su empoderamiento respecto a las condiciones materiales de su reproducción. El valor parece generarse por sí mismo (empoderamiento del capital ficticio) asegurando, al parecer, la sostenibilidad del sistema. De ahí las "teorías" sobre gobernanza, cuya función sería velar por las leyes económicas y las reglas de gestión de los flujos financieros, todo ello bajo la supervisión del respeto a los derechos humanos.
Aquí nos enfrentamos a la situación, sin precedentes en el curso de la historia humana, en la que la humanidad entera está dominada por la totalidad de sus condiciones de existencia material frente a ella como producto por su actividad alienada del reinado del capital. La conciencia de los hombres puede entonces, inmediatamente, sólo reflejar en gran medida, como imagen social interna, la realidad de esta cosificación. ¿Cómo captar en el nivel de la conciencia "subjetiva" propia de una fuerza colectiva que actúa prácticamente, de la posibilidad de ir más allá de la realidad del capital? La nueva imagen social interna debería reflejar la alternativa de Hamlet: ser o no ser, es decir, estar esclavizado a la reificación global mercantilizada o dejar de ser para ser auténticamente. La palanca de este nuevo esquema imaginario radica en una exterioridad teórica y práctica con respecto a las "cárceles occidentales", basada en la base de la crítica del poder manipulador del capital tecnomórfico y del sometimiento existencial a sus imperativos de explotación. El sistema no se puede regular ni modificar, este es el lenguaje de la vida real.
Fuente: http://rebellion-sre.fr/editorial-de-jean-galie-le-langage-de-la-vie-ree...