Los tres círculos del poder

08.03.2018

Cuando examinamos el corazón del poder, podemos distinguir estos tres estratos:

1 – Una masa de conservadores-inertes usando el 90% de su energía para proteger sus micro-señoríos. Estos individuos se federan de vez en cuando para resistir cualquier tipo de cambio. Su principal arma es estar presente y retrasar la acción tanto como sea posible. El manejo del cambio está fuera de su alcance, y responden a éste con la estrategia de la tortuga. El corazón burocrático de esta masa se protege por un cártel de centuriones obtusos.

2 – Una pequeña minoría de líderes-opereta. Su presencia oficial solamente se corresponde con una casilla transitoria que marcar en su cursus honorum. Practican una estrategia de ambigüedad para imponer a sus subordinados cualquier impulso que venga desde arriba, afirmando que ellos fueron los autores de estas ideas. Lo que es importante para ellos es mantener una completa opacidad sobre las instrucciones recibidas desde arriba para jugar perfectamente su papel de falsos responsables.

3 – Entre estos dos estratos, encontramos el interesante submundo de los agentes de influencia. Tienen objetivos muy claros; trabajan en grupos pequeños pero fluidos, apropiados para cualquier reorganización. Funcionan como una pequeña colonia de cucos que buscan reemplazar a los falsos responsables. Para lograrlo, tocan en varios pianos a la vez para fomentar sus intereses. Muy a menudo su propósito político simplemente disfraza sus intereses individuales, pero este no siempre es el caso. Tales agentes de influencia forman grupos, que se complementan unos a otros. Para ser efectivos, deben reunir información estratégica, coordinar inteligencia y usar su intuición para descifrar las débiles señales de los responsables falsos y misteriosos. Deben captar los alineamientos posicionales para favorecer sus intereses, sorprendiendo a sus oponentes que son dos: Las masas inertes y sus propios rivales influyentes.

A partir de esto podemos concluir que la innovación está situada fuera del reino de las masas burocráticas inertes y del círculo de los falsos responsables. Podemos concluir también que la vida política constituida por estos tres círculos es eminentemente fluida. Como consecuencia, un Estado profundo no existe como estrato uniforme y estructurado. Estamos tratando más bien con unas minorías en movimiento y en competición inclinando la decisión en una dirección y después en la otra, según sus posiciones en el juego de ajedrez. Como las masas conspiran contra los cucos –que son los agentes del cambio– su único modo de existir es permitir que los falsos responsables den, de vez en cuando, la ilusión de cambio. Obviamente esto contribuye a la promoción de sus intereses arribistas. En resumidas cuentas, los líderes inteligentes tomarán de vez en cuando un cuco en su mano, y moverán sus alas, antes de meterlo con cuidado en su jaula.