Pensar y repensar una Filosofía de la Historia Latinoamericana
Estamos viviendo la configuración de un nuevo "orden" mundial que encuentra a Nuestra América en una debilidad relativa, de carácter espiritual. Es hora de pensar y recrear una Filosofía de la Historia Latinoamericana. Un nuevo mañana nos obliga a analizar desde un nuevo ayer, decía Methol Ferré.
Esta titánica tarea de redescubrirnos, nos remite a la conclusión, que el único método de conocer al pueblo, no lo podemos hacer desde un balcón intelectual. Lo único válido, diríamos, para conocer al pueblo sería participar con él, como protagonista también, o sea, protagonizar dentro de la misma realidad del pueblo.
La pregunta inicial sería:
- ¿Dónde estudiar al pueblo?
- ¿Dónde se estudia esta realidad?
El único lugar donde hay pueblos es en la historia. Por eso, buscar la filosofía de un pueblo, no pasa por concretar una definición, sino más bien, y es lo que pretendemos como marco, abrir cierta reflexión sobre la Historia, por eso hablamos de una Filosofía de la Historia. El concepto de pueblo posee diversos contenidos en los países y en distintos periodos de la historia, hasta en un mismo país. Porque el pueblo es una realidad eminentemente histórica. En general, nuestra formación enciclopedistas, tiende a hacernos creer que los grandes personajes realizan la historia.
Y en verdad, sin dejar de reconocer la obra de los grandes personajes históricos, en realidad son los pueblos los sujetos activos de la historia. En ese sentido, la historia es el proceso de lucha, de esfuerzo de los pueblos por ser sujetos activos de sus propias historias y coparticipes, como sujetos también en la historia universal.
Los pueblos luchan por ser sujetos, es decir, por ser libres. Este punto nos introduce al problema de la capacidad de hacer historia. Si los pueblos luchan por ser libres, es porque hay pueblos que intentan incorporar a otros a la historia como objetos, como instrumentos. Los pueblos pueden no tener ciencia-razón técnico-instrumental o sea la ciencia positiva-, pero tiene conciencia, que es un modo fundamental de llevar la Historia. Y está conciencia, es básicamente la cultura. Es la experiencia de la vida es donde asume valores: tiene valores. El pueblo es un todo nacional. Pueblo son todos. Todos los que tienen capacidad de trabajar la tierra, de relacionarse y de sentir que hay que alejar la muerte y la soledad. Es decir, todos aquellos que se cultivan asociadamente. Sin todos; pero también son pueblo los sectores. La mayoría es pueblo. Y primordialmente los pobres.
El pobre por su propia condición busca la justicia, que es el fin de la Historia, qué es donde el pueblo es sujeto. Por eso el pueblo es aquel que por no tener, por su propia situación existencial, afirma que la sociedad se encamina hacia lo justo. Las élites, los líderes, los sectores medios y altos, también son pueblo, pero en la medida, diría, en que saben ser pobres, es decir, recogen el clamor de los pobres para que la hoy siga adelante, en la medida en que no se autoexcluyan. El pobre es el que quiere que la historia siga adelante, a ver si le toca a él. El rico, en cambio, prefiere que la historia se pare, porque él ahora está bien. El pueblo es un todo temporal. No es solo la actual situación; es un proceso de tiempo que se condensa en el hoy, en el nosotros.
Entonces, el elemento determinante no es el hoy geográfico, ni el hoy histórico, sino que el elemento determinante de la Nación, lo que une en el tiempo y espacio es la Cultura. En este sentido un Pueblo-Nación es una comunidad reunidos sobre la base de la participación de una misma cultura. Cultura es el desarrollo de un pueblo como sujeto. El centro de la conciencia de un pueblo, es la decisión política de querer Ser, de defender sus valores. Estamos justamente en el dilema crucial, si queremos Ser una Patria Grande unida por su cultura o pequeñas regiones aisladas una de otro. Por eso, debemos emprender está batalla crucial, desde una Filosofía de la Historia Latinoamericana.
Leonid Savin (editor jefe de Geopolitica.ru) y Enrique Refoyo (politólogo y traductor)
en Moscú con libros del profesor Miguel Barrios sobre Perón, Chávez y Guinea Ecuatorial.