Daniel Gollan es un inimputable, o no fue nadie
Alberto Buela
Mañana el periodista del futbol Horacio Pagani cumple 150 días de confinamiento domiciliario obligatorio y el coronavirus sigue vivito y coleando como en sus mejores épocas, lo que muestra que la medida fue inepta por no decir equivocada, o peor aún, dañina.
Y fue dañina para la economía porque dejó a 500.000 argentinos sin su trabajo formal y a 40.000 Pimes cerradas para siempre. A miles de muertos por otras causas, que no pudieron ser atendidos y a miles de matrimonios deshechos por el cautiverio entre cuatro paredes. Los economistas más serios calculan que la industria y el campo argentinos dejaron de facturar 450 millones de dólares diarios, lo que multiplicado por 150 días arroja la friolera de 67.500 millones de dólares. Y que vamos a tardar entre siete a diez años en llegar al nivel en que estábamos antes de la pandemia.
¿Quién paga este zafarrancho? Lo paga el pueblo argentino con sus muertos y la pérdida de su calidad de vida, que ya venía profundamente afectada. Ningún dirigente político ni ninguno de los asesores que promocionaron la cuarentena más extensa del mundo se va hacer responsable de nada. El ministro de salud de la provincia de Buenos Aires, Daniel Gollan, luego de 150 días de encierro amenaza a la población con la muerte. El día de mañana cuando vaya a juicio nos dirán que Daniel Gollan es un inimputable.
En una sociedad como la nuestra, donde se rompió la relación proporcional entre la culpa y la pena, todo está permitido.
No me corresponde a mi darle consejos al gobierno, y menos aún con el diario de lunes, pero en lugar de cerrar de entrada, manu militari, todo el país tendrían que haber cerrado aquellos lugares donde sí había contagiados y protegido a las personas mayores, y dejar que la nación toda siga trabajando normalmente.