Viejas rutas y nuevos paradigmas: Sobre el ultimo foro de la iniciativa de la franja y la ruta

01.05.2019

El 26 y 27 de Abril se realizo en Beijing el Foro de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, también conocida como la Nueva Ruta de la Seda. Conto con la presencia de 125 países, que están involucrados en mayor o menos medida, 37 jefes de Estado y de Gobierno extranjeros. También participaron como invitados más de 20 organismo internacionales. La iniciativa es el gran plan y apuesta geoestratégica china, que busca mediante inversiones en distintas infraestructura impulsar la conexión de Asia con Europa, África e incluso América Latina y el Caribe.

De esta última región, ya son 19 los países que forman parte en algún grado de la iniciativa, estuvieron presente en comitivas de distinto nivel de: Argentina, Chile, Bolivia, Perú, Ecuador, Panamá solo por nombrar algunos. La Iniciativa es una oferta atractiva para un continente con amplios déficits en infraestructura e inversiones.

En algunos casos, dichos memorandos ya se están traduciendo en proyectos e infraestructuras concretas: En Ecuador, la reconstrucción del aeropuerto internacional "Eloy Alfaro", en la ciudad de Manta - se está llevando a cabo con capital chino. Un consorcio chino también construye dos puentes en las localidades de Canuto y Pimpiguasí, todas ellas en la provincia de Manabí, en el occidente del país. En Panamá también está proyectada una obra en el marco de la misma: una línea de tren que conecte a la capital del país con la ciudad occidental de David, a un costo inicial estimado de US$5.500 millones.

Esta cumbre se realizó en un momento límite de las relaciones entre China y EEUU, por sus disputas comerciales de las que seguramente tendremos novedades en mayo. Estados Unidos también se encuentra en tensión con sus socios europeos     por temas comerciales, Alemania por ejemplo, amenazando incluso con sanciones.

En este contexto se ha dado un verdadero intercambio de roles, con China tomando las banderas del libre comercio, la globalización y el multilateralismo.  Es de destacar el contraste entre un EEUU confrontativa y una China que ha apostado a una jugada geoestratégica mas colaborativa.

Conclusión:

Ya vivimos en un sistema multipolar. Ningún país inteligente se acomoda con una sola potencia, más bien los países intentan mantener vínculos con todas las grandes potencias, esperando sacar la mayor ventaja posible. Incluso países tradicionalmente identificados a la zona influencia de EE.UU, como Italia en Europa, Chile y Panamá en América Latina, tienen presencia en esta Iniciativa y participaron del foro, en tal vez una aplicación de sano pragmatismo.

Es por esto que EEUU no puede hacer que todos sus aliados tomen la misma posición frente a China. Washington quiere lejos a sus amigos lejos de los planes chinos, pero no puede ignorar el atractivo de la iniciativa de la nueva de ruta de la seda. Es por esto que el año pasado, pero de forma muy limitada, respondió con una medida análoga con la creación de la IDFC (United States International Development Finance Corporation) la Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo, una agencia para coordinar las inversiones y la ayuda internacional, que se espera este operativa este año. La mejor jugada para EE.UU es competir con medidas equivalentes o mejores a las chinas. Pero esa posibilidad no es real en el corto plazo .Varios años antes de la llegada de Trump a la Casa Blanca, Estados Unidos ya venía sosteniendo una cultura estratégica no cooperativa, caracterizada por el unilateralismo y la prepotencia. Mientras esta visión se mantenga, más países buscarán otros modos de relacionarse, como en la iniciativa de la Nueva Ruta de la Seda". 

Mientras Washington conserva el mayor gasto militar del mundo por amplio margen y sostiene una concepción anticuada de política exterior de suma cero, ahora basada en estrategias confrontativa con tácticas extorsionas con el fin de lograr un objetivo iluso, seguir manteniendo la superioridad incuestionable cuando el momento unipolar que ya se ha ido, en Beijing se firman acuerdos, en base a dinámicas cooperativas, que pavimentan las rutas que podrían traer la paz e impulsar un mundo multipolar.