Irán se conecta a Eurasia con el Canal persa
Con las sanciones económicas de los EE.UU. y la Unión Europea levantadas, aparece claro que Irán ahora quiere construir y no destruir, como Occidente parece decidido a hacer. Lo último es el anuncio de que Teherán ha decidido proceder a hacer grandes proyectos de infraestructura que completará quizá en una decena de años, como el canal interior que unirá por primera vez el mar Caspio y el Golfo Pérsico. Dada la topografía montañosa de Irán, no es una obra simple, pero será una gran ventaja para Rusia y otros países de la cuenca del Caspio, así como un apéndice útil del gran proyecto infraestructural del Un Cinturón, una Ruta de China.
Desde la época de los zares Romanov, Rusia ha buscado una conexión con los mares cálidos para su armada y el comercio. Hoy en día los barcos rusos tienen que pasar a través de los Estrechos Turcos del Bósforo, un estrecho canal que, pasando por Estambul, conecta el Mar Negro con el Mar de Mármara, y vía los Dardanelos, hasta el mar Egeo y el Mediterráneo. Teniendo en cuenta el congelamiento entre Moscú y Ankara hoy en día, desde que la Fuerza Aérea turca, a finales del año pasado, derribara deliberadamente un caza ruso en el espacio aéreo sirio violando el derecho internacional, el paso de naves rusas a través del Bósforo es un asunto muy incierto, a pesar de los tratados internacionales sobre la libertad de navegación. Además, los barcos iraníes y chinos, para llegar a los puertos mediterráneos de Europa, deben atravesar el Canal de Suez, propiedad del gobierno egipcio. A pesar de la Convención de Constantinopla de 1888, que garantiza el derecho al libre acceso a todas las naciones y barcos, en tiempo de guerra o en tiempo de paz, el gobierno egipcio, como quedó claro durante el golpe de estado de los Hermanos Musulmanes de Muhamad Mursi respaldo por los Estados Unidos, también está sujeto a riesgos políticos dramáticos. El canal iraní dará a Rusia y a otros estados una ruta más corta hasta el Océano Índico sin pasar por los estrechos de Turquía y el Canal de Suez. Teherán ya ha dado a conocer sus planes de construir un canal artificial que una el Mar Caspio y el Golfo Pérsico por primera vez. Debería ser completado en aproximadamente una década y tiene enormes implicaciones económicas y militares.
El 'Canal de Suez' iraní
En todos los sentidos, será un rival económico y geopolítico del canal de Suez. Según Sputnik news, el proyecto fue aprobado en 2012 por el ex presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, mientras las sanciones occidentales estaban aún en vigor. El costo fue estimado por Khatam-al Anbiya, la empresa de construcción del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI), en aproximadamente 7 mil millones de dólares. En aquel momento, para bloquear el proyecto, Washington impuso sanciones económicas a las empresas que participan en el proyecto. Ahora, por otras razones geopolíticas, Washington ha levantado muchas sanciones y Teherán sigue adelante.
El canal irano-cáspico tiene una gran ventaja de seguridad, atravesando únicamente el espacio iraní, bien defendido.
Se consideran dos rutas para el Canal de Suez de Irán: la más corta, en la parte occidental, atravesaría un territorio montañoso, mientras que la más larga permitirá el riego de extensas zonas desérticas del este de Irán y evitar el estrecho de Ormuz, entre Omán e Irán.
La ruta oriental desde el Mar Caspio al sur-este, sobre el Golfo de Omán, tiene una longitud de 1465-1600 km, dependiendo de la ruta seguida, y tendría la ventaja de permitir el riego y el desarrollo agrícola en las provincias orientales y centrales del país, donde la escasez de precipitaciones provoca fuertes sequías en las últimas décadas. La vía acuática permitiría recargar los recursos hídricos subterráneos.
La ruta occidental, aunque más breve, tiene desventajas importantes. Después de cerca de 950 km siguiendo en parte ríos navegables, atravesaría los valles de las montañas Zagros durante 600 km. Una de las principales desventajas de esta ruta es el paso atravesando el altiplano de Zagros y la provincia del Kurdistán y Hamedan, por encima de los 1800 metros.
Cualquiera que sea la ruta elegida, claramente las razones de seguridad nacional la han dejado en secreto hasta el momento, pero diferentes importantes ventajas emergen de un canal que une el Mar Caspio y el Océano Índico. En primer lugar se tendrá un enlace marítimo más corto entre el Golfo Pérsico e India y Europa del Este, Central y del Norte, por un lado, y por el otro estará en competencia directa con el políticamente inestable canal de Suez de Egipto. Para Rusia será una gran ventaja geopolítica tener un acceso fácil y directo al Océano Índico, independiente del canal de Suez y del Estrecho del Bósforo en Turquía. Económicamente, Irán crearía muchos puestos de trabajo, alrededor de dos millones para la construcción y el mantenimiento del largo canal, permitiendo también a Teherán revitalizar las aisladas regiones orientales de Irán con infraestructuras de apoyo, como la construcción de un nuevo puerto moderno en la zona económica libre de Bam y Tabas, astilleros y aeropuertos, y sus ciudades. También impedirá o reducirá significativamente la desertificación mediante la creación de una barrera para la extensión del desierto a las fértiles tierras de Irán.
Esto se lleva a cabo mientras Irán se prepara para convertirse en miembro de pleno derecho de la Organización de Cooperación de Shanghai euroasiática. Irán tiene estatus de observador en la OCS desde 2008, pero las sanciones de la ONU han impedido su plena adhesión hasta enero. Rusia y China apoyarán firmemente la plena adhesión, que será aprobada a finales de verano en la reunión anual. El presidente de China, Xi Jinping, en una visita a Teherán en febrero, discutió la participación de Irán en el mayor proyecto de infraestructura eurasiática de China, para crear una red de puertos y redes ferroviarias de alta velocidad atravesando Eurasia desde Pekín hasta Bielorrusia y más allá. Es muy probable que Xi y el presidente Rouhani también trataran la participación de China en la financiación y, posiblemente también la construcción del canal persa de Irán, la alternativa iraní para el canal de Suez.
Mi observación personal, a partir de una reciente visita a Teherán, es que los iraníes están hartos de la guerra, por no haberse recuperado totalmente de la trágica destrucción de la guerra Irán-Irak, instigada por el EE.UU. en 1980, así como de la posterior desestabilización de Estados Unidos. Por el contrario, quieren un desarrollo económico pacífico y seguridad nacional. El proyecto del Canal persa iraní es un gran paso en esta dirección.
F. William Engdahl es consultor de riesgo estratégico y conferenciante, se graduó en política en la Universidad de Princeton, es autor de best-seller sobre petróleo y geopolítica, en exclusiva para la revista en línea “New Eastern Outlook”.