Viaje del Doctor Barrios a Irán (5ª parte)

16.03.2019

En los días previos a la llegada a Irán del Dr. Barrios y con el motivo de los 40° años del triunfo de la Revolución islámica, el líder, Ayatullah Jamenei, dio a conocer un importante comunicado titulado “Segundo paso de la Revolución”, donde hace un balance de los primeros cuarenta años y una proyección hacia donde deben encaminarse los próximos segundos cuarenta años de la revolución.

El Dr. leyó el documento y lo citó en distintas oportunidades de su estadía en Persia. Entre otras cosas, en el comunicado, el líder señala las cualidades de esta revolución que la hacen distinta y superior a otras. A saber, su vigencia y continuidad acompañada de un permanente crecimiento y desarrollo en todas las áreas de la Nación a pesar de la intensidad sin precedentes de los complots enemigos para destruirla. Cuando decimos en todas las áreas no hablamos solo del desarrollo material de la Nación, sino también del espiritual como veremos. Un verdadero crecimiento integral insospechado para el secularismo reinante en Occidente.

Otra cualidad señalada en el documento es, además de su multidimencionalidad, la de ser la revolución más popular pues no ha cesado de crecer en estos cuarenta años y las manifestaciones en todo el país, incluso fuera de las fronteras de Irán, conmemorando el cuarentavo aniversario del triunfo han sido millonarias. En Irán, en pleno invierno, bajo intensas lluvias y nevadas la gente se volcó a las calles como si fuera el primer día o más aún. Las imágenes que recorrieron el mundo por internet son elocuentes. Tuvo que ser por internet porque los grandes medios las boicotearon como lo hacen todos los años, a pesar de haber enviado cientos de periodistas extranjeros a cubrir los festejos

Entramos, dijo el líder, en los segundos cuarenta años de auto construcción, construcción social y construcción de la renaciente civilización islámica. Huntington no estaba errado en señalar una era de civilizaciones, pero sí en que el choque haya de ser la única reacción a la presencia de bloques de civilizaciones.  

No hace muchos años, después de la Segunda Guerra Mundial, los dos polos de poder triunfadores se repartían el mundo en Yalta. Tenían en común una mirada secular del mundo. Ambas cosmovisiones eran herederas de la revolución francesa. La religión había sido expulsada de la administración y el gobierno de las sociedades quedaba relegado a los márgenes de la vida individual. Únicamente cobra centralidad la religión ante situaciones existenciales limites como pérdidas de vidas, graves enfermedades, desgracias o las manifestaciones de los límites naturales que caracterizan a los seres humanos y al mundo. Allí, ante la pérdida del sostén material, reflota con fuerza inusitada una dimensión profunda que se resiste a la nada, al sin sentido y a la desaparición. Es la dimensión espiritual de los seres humanos. Pero nada de que esta dimensión pretenda entrometerse en los asuntos mundanos en momentos de normalidad. Ya no se permitirá semejante anacronismo. Frente a este panorama de Yalta irrumpió la revolución que volvía a unir a la religión con el gobierno de la sociedad contra todos los pronósticos. Incluso, en Occidente, se animaron a decir que, con la caída del imperio soviético, el curso de la historia llegaba a su fin con el triunfo definitivo de la visión liberal capitalista.

El crecimiento y expansión constante de esta revolución a pesar de todos los complots que incluyen a una guerra impuesta de ocho años por parte del dictador de Irak, Saddam, en los años ochenta, unido al fenómeno de unos boicots económicos sin precedentes, es otra de las características sobresalientes de esta revolución y los cuarenta años que lleva de vida. La ley del marketing sostiene que si un producto tiene muy mala propaganda ha de venderse menos. Irán desafía esa ley. Sus ideas y su modelo cada día atraen a más interesados y esto no es algo normal. No ha habido día en estos cuarenta años que la maquinaria propagandística mundial no haya defenestrado a Irán con todo tipo de críticas y calumnias, pero… nada logra el efecto buscado de acabar con este fenómeno que no cesa de crecer.

Las consignas revolucionarias, libertad, espiritualidad, moral, justicia, independencia, dignidad, cordura o racionalidad, todas y otras más no han perdido entusiasmo en estos cuarenta años y sobre cada una de estas consignas y los logros obtenidos de acuerdo a cada una se podría escribir mucho.

El líder destaca que lejos de posturas retrógradas, fanáticas, dogmáticas, estamos abierto a la auto crítica necesaria y a todo lo que tenemos que corregir que es mucho, pero no a cambiar nuestras consignas del primer día ni a dejar de ver nuestros avances con respecto a ellas. Sabemos que nos falta mucho, pero sabemos también que comparativamente hemos avanzado más que en cualquier otro período de nuestra larga historia como Nación. Al mismo tiempo que hemos alcanzado un importante poder de defensa nacional y regional, nuestra nación es una nación misericordiosa, no hacemos abuso de ese poder con nadie. Jamás hemos tirado la primera bala, ni a los norteamericanos que son quienes más nos agraden ni contra Saddam que nos impuso una guerra durante ocho años y nos atacó con armas químicas – a lo que no respondimos por principios, siendo algo muy sencillo de fabricar- y bombardeó nuestras ciudades con misiles. Todo ello está bien documentado por Naciones Unidas y los que están en estos temas lo saben muy bien.

Ahora comenzamos una fase nueva de nuestro desarrollo afirma el líder. Hace un llamado a los jóvenes de Irán. Les dice que nosotros hemos empezado prácticamente nuestra nueva revolución de cero. Conocemos los que estamos desde el primer momento muy bien todo el proceso recorrido. No dejéis que os mientan y os oculten los acontecimientos. Es en unión con los mayores como podéis anular las mentiras que algunos pretenden relatar sobre nuestro pasado. El carácter espiritual de esta revolución garantiza la unidad generacional, así como el materialismo separa a las generaciones entre sí y descarta a los viejos y ancianos. Algo que en nombre de la ética y el espíritu denuncia a menudo el Papa Francisco. Es justamente la espiritualidad religiosa que alerta sobre estos peligros del descarte y la ceguera de los jóvenes que su ímpetu e inexperiencia les dan una falsa sensación de auto suficiencia. La revolución islámica está a salvo de este flagelo que azota a Occidente. Es una de las señales de su fortaleza, la unidad generacional y el respeto a los mayores, como paralelamente es una señal de decadencia la brecha generacional en la cultura secular de Occidente.

La República Islámica, afirma el líder, ha desarrollado su propia capacidad, ha intervenido en la región para salvarla del plan de división y dominación regional desbaratando ese siniestro plan que no era sino, la profundización de la fragmentación operada a principios del siglo XX sobre el desfalleciente y enfermo imperio Otomano de entonces. Con falsas promesas de ayuda para la independencia engañaron a algunos incautos y desprevenidos que les creyeron. A cambio de la prometida independencia de Palestina permitieron el aluvión de judíos venidos de Europa para instalarlos como cabeza de playa de la “avanzada de la civilización contra la barbarie”. Nos resuenan estas palabras a los argentinos. Tienen el mismo origen. También la Patria Grande sufrió la fragmentación del mismo enemigo que se la impuso al mundo islámico y al Medio Oriente. A enemigos comunes desafíos comunes….

La revolución puso fin a un estancamiento y retroceso sin precedentes en Irán durante las dos últimas dinastías, la Qajar y la Pahlevi que estuvieron totalmente colonizadas, sobre todo la última que, por primera vez, fue impuesta por extranjeros (no por la fuerza interna de un grupo de iraníes sobre los demás). La humillación no podía ser mayor. Las listas de ministros y diputados se decidían en las embajadas, sobre todo la de Inglaterra, luego la de Estados Unidos. Por el contrario, con el triunfo en febrero de 1979, comenzó un intenso y extraordinario desarrollo totalmente vigente hasta nuestros días y muy auspiciante y promisorio para el futuro de esta revolución. En el campo de las ciencias, la tecnología que, junto con la industria, constituyen el poderío de una nación, se experimenta un crecimiento sostenido y vertiginoso palpable para quien visita este país. La dinámica de la construcción, el nivel de la vida, la seguridad, el aumento de población, los logros y avances en todos los terrenos asombran y entusiasman a los iraníes. Todo ello bajo el más poderoso de los boicots según describen los norteamericanos. La dependencia de la venta de petróleo decrece día a día. Sesenta veces ha aumentado la producción no petrolera de exportación. Grandes refinerías y otras industrias petroquímicas se han levantado disminuyendo la dependencia del país para convertirlo en un país proveedor y exportador regional de energía y más allá de la región. Tecnologías de punta como la nano tecnología, la tecnología nuclear, la cibernética, las células madres en biogenética, la industria militar -aunque con un presupuesto muy inferior al de algunos vecinos como Arabia Saudita, y para qué decir los países desarrollados del norte del planeta cuyos presupuestos son hasta cientos de veces mayores que el de Irán. Todo este desarrollo ha elevado a Irán a los primeros planos mundiales. Uno se pregunta qué habría pasado si no hubiera habido guerras, sanciones y boicots. Los iraníes contestan, hoy seriamos dependientes porque hubiese sido más cómodo seguir pagando por estas cosas que tener la obligación de producirlas ante la negativa de proveernos de ellas. De ahí la famosa frase del líder: “las sanciones y boicots nos han vacunado contra la dependencia.”

La participación del pueblo en todos los escenarios es otra de las características y logros de esta revolución. Sin esta base popular comprometida y presente en todos los frentes militares y civiles, no podrían explicarse estos avances y logros. Prácticamente todos los años ha habido elecciones desde el puesto del liderazgo que lo elige una Asamblea de Expertos compuesta por unos ochenta sabios que deben reunir exigentes antecedentes curriculares y que son directamente elegidos por el pueblo en cada ciudad y sus alrededores. Hasta presidentes por cuatro años, parlamentarios, alcaldes y consejos municipales.

Las milicias voluntarias, llamadas por el Imam Jomeini, los veinte millones de voluntarios listos y capacitados para defender el país, son una garantía contra toda aventura como la que perdió a Saddam. La conciencia política en este país es muy elevada. Todos parecen conocer bien a su enemigo. Claro que también es mérito de los enemigos que con tantos complots que incluyen la creación del ISIS hacen mérito para ser rechazados masivamente por los iraníes. Esa conciencia es un reaseguro para el país.

La brecha entre pobres y ricos, al igual que el analfabetismo ha disminuido mucho tras la revolución. Existe una vigorosa clase media se puede decir. Es fácil advertirlo en la construcción, los automóviles, el desarrollo de los medios de transporte público, el incremento de líneas nacionales de aviación, la comunicación, la vestimenta y los lugares de venta de comida y mercados en general. Esto muestra una mayor justicia y distribución desconcentrada. SI bien aún se está lejos del ideal que enseña el islam, el líder afirma que los logros en este sentido han sido considerables.

La espiritualidad y moral de la población se ha incrementado de modo asombroso. En estos días estamos en el mes de Rayab, el séptimo mes del calendario árabe islámico, y en él se llevan a cabo los retiros espirituales en algunas grandes mezquitas de las ciudades en Irán. Estas se llenan de jóvenes y adultos, mujeres y hombres en espacios separados, que por espacio de tres días llevan a cabo este retiro sin salir de las mezquitas, adorando a Dios, recitando el Sagrado Corán, escuchando sermones y charlas y compartiendo encuentros. Una suerte de sacudimiento existencial de las rutinas mundanas diarias.

También a fin del mes de marzo, ante el receso escolar y universitario, se producen las caravanas de jóvenes en dirección al sur y oeste del país, a las zonas donde tuvieron lugares las epopeyas de la llamada “defensa sagrada”. Allí soldados y combatientes de aquellos años ochenta, cuentan a los miles de estudiantes todo tipo de anécdotas de aquella lucha y describen con lujo de detalles las proezas de los mártires y defensores de la Nación. Un versículo del Sagrado Corán reza: “No digáis de quienes han sido matados luchando en el camino de Dios (camino de justicia no de agresión) que están muertos, sino que están vivos, siendo sustentados junto a su Señor.” (Sagrado Corán, 3:129). Efectivamente, con estas caravanas de jóvenes de todo el país que acuden a estas zonas desérticas se renueva la fe, se fortalece el espíritu.

Por último y a modo muy resumido para ejemplificar esta fortaleza espiritual, podemos citar a las peregrinaciones a los santuarios de los grandes líderes y santidades islámicas en Irán, Irak, la Meca, Medina que alimentan constantemente la demanda espiritual de la población, así como el ayuno del mes de Ramadán y toda la solidaridad social que se despliega en forma constante, pero con mayor intensidad en algunos meses del año, especialmente en el mes de Ramadán, Muharram y Safar. (meses 9°; 1° y 2° del calendario islámico respectivamente).