Viaje del Doctor Barrios a Irán (3ª parte)
De acuerdo al Sagrado Corán la superioridad de un ser humano con respecto a otro solo se basa en la virtud que depende de su conocimiento, voluntad y acciones, no en la raza, sexo, nacionalidad, clase social, u otro factor ajeno a su libre albedrío y a su esfuerzo virtuoso. “Todos los seres humanos son iguales como los dientes de un peine. No hay superioridad del blanco sobre el negro, ni de ninguna raza sobre otra”. Este dicho del profeta Muhammad expone con mucha anterioridad a la Ilustración esta verdad. Este es el orden natural tal como es vivido por los niños cuando se juntan a jugar y antes de que, con los años, ideas separatistas y de supuestos privilegios rompan la armonía creada por Dios. De ahí la famosa frase de Jesús: “Si quieren entrar al Reino de Dios, sean como niños.”
El Dr. Barrios escuchaba la traducción de las palabras del Señor, Seied Huseini (Seied significa señor y alude a su condición de descendiente del profeta al igual que su turbante negro y no blanco como el que usan el resto de los religiosos), que dirige más de doscientos centros en Qom y otras ciudades de Irán, con unos diez mil investigadores (son 50 mil los religiosos en todo el país). Quedaba para otro día la visita al rector de la Universidad Al Mustafa, que representa la enseñanza del Seminario Teológico de Qom, fuera de las fronteras de Irán y por cuyos claustros han pasado más de veinte y cinco mil alumnos de todas partes del mundo, hombres y mujeres. Dicha proyección convierte a la ciudad de Qom en el epicentro de un fenómeno de difusión mundial del islam sin precedentes.
A su vez, con total naturalidad, seguridad y la ciencia que da el provenir de una familia de docentes y haber contado con excelentes maestros que han sabido apreciar su capacidad, el Dr. Barrios hizo uso de la palabra para decir que veía a la Revolución Islámica como la revolución más importante que ha tenido lugar en los últimos siglos. La razón es que, a diferencia de las otras más conocidas, como la protestante, la francesa, la norteamericana o sus vástagos como la revolución rusa, china, cubana o la bolivariana, son todas hijas de la filosofía occidental en el marco de un secularismo enfrentado con la expresión de la religión vigente entonces en Europa.
Esta revolución, en cambio, toma los desafíos planteados en el mundo, pero sin abandonar la visión espiritual y religiosa. Vuelve a unir en el marco del monoteísmo profético, a la sociedad de los hombres con Dios. Une las dos ciudades de San Agustín, la de Dios y la de los paganos en una. Trasciende como diría Methol Ferré a la modernidad incorporándola, pero trascendiéndola. O como diría Foucault, la revolución que trajo el espíritu a un mundo sin espíritu. Barrios decía que la civilización occidental llegó a un callejón sin salida porque permitió que el 10% de la población se quede con el 80% de las riquezas y los recursos del planeta. Porque no ha podido traer la paz, la solidaridad, la eliminación de la pobreza, el desarrollo sustentable sobre la base del bien común, el cuidado del medio ambiente, la estabilidad de la familia. Hoy es conducida por esa minoría porcentual que sigue arrasando con todos los límites a su avidez, llegando a amenazar la supervivencia humana en un consumo alocado sin sentido. Como diría Methol Ferré, el gran pensador rioplatense que “nos enseñó a pensar” (como dijo el Papa Francisco), hemos llegado al último estadio antes de la destrucción, a saber, al estadio del ateísmo consumista donde cada ser humano es un átomo autónomo y la sociedad se vuelve caótica a merced de un loco tirano que la conduce al suicido inexorable. EL ateísmo libertino o consumista es parasitario, no es constructivo, solo produce una marea amorfa o de feas y espantosas deformaciones de la naturaleza humana, un fenómeno a merced de las manipulaciones del único poder organizado que no acepta socios, los destruye.
El Dr. Barrios señala que esta revolución se ha establecido sobre principios claros y espirituales acorde con la naturaleza, lo que facilita la unidad generacional en el espacio y en el tiempo, sin límites (o sea, todos los espacios y todos los tiempos sin límites), uniendo a todos. A esta expansión horizontal hay que agregar la expansión vertical que la sostiene y multiplica. Pero en su faz dinámica, esta revolución está alcanzando la cima de las tecnologías de punta de la llamada cuarta revolución industrial. ¡Y todo ello bajo bloqueo, guerras y una verdadera campaña de desprestigio mundial a través de los medios masivos hegemónicos! En su fuerza espiritual radica el milagro, más la enfrentan más crece.
La crisis de Occidente debe verse como una oportunidad, dice el Dr. Barrios. Algo está muriendo y otra cosa está naciendo. Lo que muere es una visión del mundo que solo se sostiene o se impone por la fuerza. Es el diálogo lo que nos va a sacar de lo que muere para conducirnos a lo que nace. EL dominio de la fuerza, tal como lo refleja el desorden del llamado Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, está basado en el veto de los más fuertes, no los más justos o los más votados siquiera. Nada ha cambiado desde el Faraón y el César. El imperio ha mutado, ha levantado nuevos slogans ocasionales del gusto de la gente, pero son solo excusas, bellas consignas vacías: “democracia”. ¿Dónde? “Libertad”, ¿Cuál? ¿En los grandes medios? ¿En los grandes bancos y centros financieros? ¿En los servicios de inteligencia? ¿En las fuerzas de seguridad? Como vimos en el llamado Consejo de Seguridad, queda en evidencia que cuando la cabeza no es demócrata, no lo pueden ser los pies y las manos. Es decir, cuando el comando real de las sociedades no es demócrata, mal pueden serlo los demás resortes del poder. Platón ya lo advirtió en la República, si gobiernan los comerciantes (capitalismo) habrá una oligarquía encubierta, no una democracia. Recuerdo un reportaje de Cristina Kirchner que confesaba: “Quien es elegido presidente, se hace con un 25% del poder real.” Ese 25% que ahora buscan reducir y reducir.
América Latina es cristiana en su mayoría. El cristianismo ha de volver a Jesús dicen los Papas, sobre todo Francisco. Es tiempo de reformas para recibir al Ungido, Cristo que vendrá a salvar a los hombres de la debacle producida con el alejamiento de Dios y el caos de los poderosos sin escrúpulos. EL cristianismo debe prepararse. ¿Cómo? Jesús lo enseño: “Perseguid el Reino de la Justicia o Reino de Dios y lo demás se os dará por añadidura”. Como dice una amiga gran creyente cristiana de 96 años, “nos hemos dedicado a las añadiduras y olvidamos lo esencial.”
Barrios les explica a los persas que lo miran con atención ajedrecista, que el Papa Francisco es partidario de una teología popular o de la cultura, donde las demandas del pueblo en materia de su religiosidad como soporte espiritual en su existencia, la búsqueda de justicia, la raigambre de la propia identidad que proviene de una tradición histórica, de luchas, experiencias, sufrimientos y esperanzas. Identidad que emana de las raíces históricas de los avatares de esos pueblos y de la forma en que viven su fe cristiana. Esta identidad no es importada. Engarza en una unidad a toda América Latina, desde México a Tierra del Fuego. Teología de la periferia, de tierra humilde, sufrida, oprimida, mestiza, abierta, rica en variedades, necesitada de quien la ayude a defenderse contra tanto saqueo y agresión, pero que, al mismo tiempo, la respete, la quiera. No es mucho pedir. Es lo que figura en los discursos de todos, pero no en la realidad de pocos.
Esa condición, explica el Dr. Barrios, se da en el frente multipolar que acaba de ganar la guerra contra el terrorismo, empleado como arma política por parte de países enemigos del gobierno sirio. Recuerdo las declaraciones de la monja argentina, Guadalupe, que vivía en Siria durante muchos años y estaba allí cuando se desató la agresión que duró como ocho años. Dijo que se vivía en paz en Siria. Que los grupos terroristas eran mercenarios de afuera y que no se podía decir que eso fuera una guerra civil y menos una guerra religiosa como se la trató de definir a partir de un inexistente enfrentamiento entre sunnitas y shiitas o musulmanes y cristianos. El ISIS, explicaba el Dr., a quienes lo saben por haberlo enfrentado, no es ni un Estado ni es islámico. El ISIS agredió y asesinó por igual a sunnitas y shiitas. También gustaba de asesinar a cristianos. El nombre de “Estado Islámico” es bien intencional y apunta a que la gente en Occidente y en el mundo asocie terrorismo con el islam cuando se constituye como Estado. Esta cuestión de propaganda psicológica de manual se mantuvo porque el objetivo final y real de la ofensiva fue y es siempre Irán.
Barrios explicaba que el frente multipolar está compuesto por Siria, Irak, Líbano, Rusia, China, el Vaticano o el Papa e Irán. Irán y el Líbano han desempeñado el rol principal en la victoria junto al pueblo y ejército sirio, porque las guerras se siguen definiendo en tierra mediante la infantería. El rol del Papa y el Vaticano, que se puede extender a la Iglesia y a los fieles es el de ser voceros de la paz, algo que es reconocido en Irán como una diplomacia del frente multipolar. La razón es que el frente multipolar es definido por una política militar defensiva, no ofensiva. Los países del frente multipolar quieren defenderse de la rapacidad del frente unipolar que no cesa en su intervención en todas partes que existen recursos. Quieren la paz, no la pax. Es fácil observar que en el frente multipolar hay diferentes visiones, no obstante, se han unido para enfrentar una amenaza común y en esa unión van descubriendo comuniones insospechadas y auspiciosas.
Continuará… Dios mediante