Un gran Khan en Italia

31.03.2019

El 23 de marzo, el mandarín Xi y el gobierno dirigido por Giuseppe Conte firmaron un memorándum de entendimiento que sello el ingreso a Italia, en pleno corazón de Europa Occidental, al mega proyecto geoestratégico de la Nueva Ruta de la Seda/OBOR (One Belt /One Road: un cinturón, una ruta) propuesto y promocionada por Beijing. Jugada estratégica que promete revivir la época de apogeo de los intercambios entre Asia, Europa e incluso África, patrones ocurridos hace alrededor de siete siglos atrás. Se lo considera el Plan Marshall chino para el siglo XXI, pero las características del contexto en que fue lanzado, el volumen de capital involucrado y sus ambiciosos alcances los hacen incomparables.

Durante siglos los distintos senderos de la antigua ruta de la seda conectaron tres continentes. Asia era el escenario geopolítico más importante del mundo, y China era su actor principal, los chinos así lo sentían, el nombre de su nación “Zhongguo”  (reino del centro) lo refleja.  

La historia no se repite nunca igual, pero a veces rima. En Beijing el uso del pasado, el recuerdo de esa época dorada, pueden servir de guía para proyectar el futuro:   

Un poco más de siete siglos han pasado desde que el veneciano Marco Polo emprendiera su viaje a la China de Kublai Khan y quedara sorprendido por sus maravillas, en ese momento India y China superaban con creces en riqueza, población, poder y tecnología a cualquier Estado Europeo. El emperador chino pertenecía a la dinastía Yuan, de origen mongol, de la estirpe misma de Genghis Khan, pero los invasores fueron asimilados por la cultura de sus súbditos, lección de la historia, que algunos tuvieron que considerar al pensar que China seria occidentalizada, otras analogías históricas son también curiosas, el mapa del imperio mongol en su apogeo se asemeja mucho al mapa de la OSC (Organización de Cooperación de Shanghái), eje de la cooperación ruso/china y euroasiática.

Que en la actualidad resurjan como nuevos polos del tablero internacional países que son el hogar de históricos imperios como Turquía, Irán, India, China y Rusia, como herederos de ese legado, nos recuerda la fuerza de la historia para trazar el presente y el futuro.

 Quedará siempre el interrogante en forma de Ucrania, de pensar que hubiera pasado de haberse consolidado más en el tiempo una China como principal potencia asiática y luego mundial en el pasado con aún mayor poderío e influencia de la que tuvo.

Durante el Cenit del Poder de la dinastía Ming En el siglo XV El almirante Zeng emprendió sus expediciones a África y el océano Pacifico e indico, a bordo de la flota más imponente del mundo en su momento.

Luego por distintos motivos, a veces externos, como fallidas expediciones militares (como la de Japón, bajo Kublai Khan) la constante amenaza de invasiones, otros internos, como la tendencia al aislamiento, frenaron el avance de China hacia nuevas fronteras y horizontes. Después ese vacío poder seria llenado por los europeos que en los siguientes siglos creando un orden mundial atlántico.

Finalmente la revolución industrial dejaría relegado al continente asiático, lo que lo convertiría en otro tablero más donde las potencias europeas disputaban sus intereses. Vendrían décadas de humillación, China sufriría las Guerras del Opio. Pero en el siglo XXI somos testigos de un verdadero renacimiento y resurgir de Asia.

Hoy soplan nuevos vientos en el mundo…

El triunfo en las elecciones de Donald Trump en 2016 marco la ruptura de un orden internacional, uno de los aspectos de este nuevo paradigma fue el de la terminante definición de China como competidor estratégico de los EE.UU. Pero la previsión china los ha preparado y sienten que este es su momento. Distintas acciones nos permiten concluir que la diplomacia de "bajo perfil y esperar el momento" ha terminado. En algunos ámbitos ya superan a EE.UU.

En un mapa con placas tectónicas que se reacomodan, con un EE.UU que busca reconfigurar y  hacer revisionismo del mismo orden internacional que forjo, y una Unión  Europea en un “limbo geopolítico” sin una estrategia exterior unificada, sin definir si será un jugador o un tablero, en este contexto surgen oportunidades,  un mercado geopolítico para una gran cantidad de países que buscan nuevas formas de asociación y otro tipo de patrones en las relaciones internacionales. Así como también surgen nuevos márgenes para China de aprovechar el impulso para consolidar su categoría de superpotencia.

Han pasado más de siete siglos desde los viajes de Marco Polo a China, pero ahora son los herederos de Kublai Khan los que han llegado a Europa.