Obama en Atenas y la cuestión de Chipre
Una de las razones, según creen muchos observadores, de que el presidente Obama llegue a Grecia esta semana, es la razón de presionar a Atenas para ser “útil” en pos de una “solución” al problema chipriota. Por otra parte, la Comisión Europea también está presionado duro tanto a Nicosia como a Atenas para que acepten una solución, incluso peor que aquella que el pueblo chipriota había rechazado allá por 2004, votando por una abrumadora mayoría el NO en un referéndum realizado tanto en los territorios controlados por la República de Chipre como aquellos bajo control del ejército turco, que invadió Chipre en 1974 y no parece que de ningún modo esté dispuesto a abandonar la isla, con o sin solución acordada.
Parece que los Estados Unidos de América y la Unión Europea están tan satisfechos por sus logros en oriente medio y Ucrania, que ahora ¡quieren aplicar en Chipre sus habilidades diplomáticas y otras más! Pero Chipre es miembro de la Unión Europea y lo que ocurra allí, afectará gravemente a toda Europa y sus políticas hacia Grecia, Turquía y oriente medio.
El peor escenario posible, una mala solución en Chipre, tiene el potencial de provocar un conflicto interno al estilo de Bosnia, pero dentro de la UE. Y transformará a la Unión en un rehén de la buena voluntad de Ankara.
Este peligro viene por la naturaleza del plan negociado ahora en Chipre y Suiza, que es una versión peor del plan Annan rechazado allá en 2004 por los votantes. Pero incluso antes de que tal solución llegue a efecto, algunos observadores no excluyen algún tipo de crisis económica o militar, diseñada para provocar una conmoción en la población de la isla, para que la población asustada de la isla vote finalmente SI a un plan que parece no gustarles.
Cualquiera que analice el panorama estratégico del mediterráneo oriental y especialmente del triángulo Grecia – Chipre – Turquía, debería ser informado para recordar que los escenarios de todas las guerras y crisis entre griegos y turcos durante el siglo XX, sin excepción, no fueron esbozadas en Atenas, Ankara o Nicosia, sino en Washington y otras capitales. Pero ellos encontraron allí a ejecutores dispuestos. Podemos discernir fácilmente una agenda geopolítica “oculta” tras la imposición por los EEUU y la OTAN de una dictadura en Grecia allá por 1967 (necesaria para provocar la crisis chipriota de 1974), pero también tras la imposición de un programa de “rescate” extremadamente duro a Grecia (2010), que ya ha destruido las bases económicas del Estado nación griego. Lo mismo es cierto del “experimento de rescate” en Chipre (2013) que condujo al control extranjero de sus bancos y a la aguda disminución de la presencia económica rusa.
El problema fundamental con el plan Annan no es tanto que es masivamente discriminatorio contra la mayoría griega (82%), así instalando un régimen injusto que, en vez de conducir a la reconciliación, conduciría a la eternización del conflicto entre griego y turco chipriotas.
De hecho, este plan fácilmente podría haber sido escrito por Ionesco. Si es finalmente aceptado, creará una entidad similar a ningún otro estado en el mundo (excepto probablemente Bosnia o Timor oriental). El plan mantiene la creación (en una isla relativamente pequeña) de varias cámaras, parlamentos, y senados, con un sistema de vetos continuos, que garantizaría trabajos para miles de abogados y la imposibilidad de que funcione este nuevo “Estado”. Los arquitectos del plan lo saben, este es el motivo por el que dan el derecho final de decisión a extranjeros (o alternativamente, ¡ellos discuten ahora un sistema equivalente para tomar decisión por sorteo! En serio, no estoy bromeando). El nuevo Estado no tendrá un ejército propio, sino una especie de policía internacional para controlar a los lugareños. Este proyecto representa la mayor vulneración de todas las disposiciones importantes de la Carta de la ONU, del derecho constitucional e internacional, y del derecho europeo.
Este monstruo legal tiene todavía su propia lógica y esta lógica pretendiendo resolver el conflicto entre la mayoría y la minoría en Chipre para transformar a un otrora Estado independiente, soberano, y democrático, en una especie de protectorado posmoderno (o, alternativamente, con su potencial de crisis, ¡en un arma que podría usarse dentro de la UE para mantener permanentemente a la misma Grecia y a las relaciones exteriores de la UE como rehenes de las fuerzas que tendrán la capacidad objetiva de provocar una crisis interna en Chipre!).
Tras el conflicto greco-turco se esconde una agenda geopolítica de control en el mediterráneo oriental. Ya que probablemente nos aproximamos a otra crisis allí, sugerimos fuertemente a los lectores no familiarizados con las fuentes griegas y turcas, el siguiente artículo por una figura destacada del marxismo occidental y la nueva izquierda, el profesor de historia y sociología en la UCLA y antiguo editor de New Left Review. Fue publicado en 2008, en la London Review of Books y contiene todos los elementos más fundamentales para entender el conflicto chipriota (la única “omisión” si debiéramos decirlo así, son las nulas referencias al papel de Israel en el conflicto).