Manifiesto EUROPA MAGNA

08.05.2017

Deconstruyendo Europa. Reconstruyendo Europa. Gobierno solar.

Manifiesto

EUROPA MAGNA

Deconstruyendo Europa

Reconstruyendo Europa

Conclusión: Gobierno solar

Parte 1. Deconstruyendo Europa

La Europa actual es un callejón sin salida. El callejón sin salida de la historia. Ya no es europea. Ha perdido sus raíces profundas. Para cualquier europeo con conciencia histórica clara, nuestro tiempo es un gran desastre.

Así que necesitamos identificar la esencia de su enfermedad, profundizar en sus fuentes y proponer la salida.

Políticamente / ideológicamente

La Europa actual está basada en el abierto dominio de la democracia liberal en su forma más radical e intolerante. El liberalismo de origen anglosajón es impuesto a la sociedad europea de manera totalitaria. Usted está obligado a ser libre, pero sólo a la manera liberal. Puede optar por ser liberal de izquierda, liberal de derecha, y en algún momento de extrema izquierda liberal - en el caso extremo de la extrema derecha liberal, liberal no obstante. La economía de libre mercado, el papel dominante de la élite financiera internacional, el individualismo antisocial más radical, el credo ciego en el progreso técnico, la política de género y la forma más absoluta de secularismo son considerados axiomas absolutos para la clase dominante, quien los fija a través del poder político, el sistema educativo, el control sobre los recursos informativos y los medios de comunicación de masas, como eje del sistema normativo.

El nuevo pariente nebuloso del totalitarismo ya no es comunista ni fascista. Esta vez es liberal, lo liberal se convierte en totalitario, así como los otros productos de la modernidad política llegaron a sus conclusiones extremas. Es el tercer totalitarismo impuesto universalmente por la clase política liberal. La democracia liberal es sólo una posible clase de democracia, pero hoy es infligida como la única posible.

El liberalismo no siempre fue totalitario. Frente a los otros tipos de totalitarismo -comunistas y fascistas- parecía un camino lógico de liberación y fue realmente liberador. Ahora, en ausencia de un enemigo debidamente constituido, ha revelado su naturaleza totalitaria. La libertad se puede imponer desde arriba. Este tipo de libertad impuesta con las instrucciones detalladas de cómo usarla no puede ser más que una dictadura. La libertad es la esclavitud cuando somos desprovistos del derecho a cuestionar su fundamento. Trate de cuestionarlos, después siéntese, relájese y vea lo que sucede. Inmediatamente será identificado como "fascista" o "estalinista", "sexista" o "terrorista", es decir, alguna versión de enemigo de la sociedad abierta. Es abierta sólo para aquellos que estén dispuestos a aceptarla como tal. Para todos los demás es bastante cerrada, como suelen serrlo todos los sistemas totalitarios.

La Europa actual está gobernada por la élite liberal ideológica, política, cultural, filosófica y técnicamente. Puede ser de izquierda o de derecha, son esencialmente lo mismo.

Esta élite liberal representa un germen del Gobierno Global, tratando de gobernar el mundo sin sanciones para ello. Europa es considerada por tal élite como un territorio puro para retener y explotar. La élite liberal global no es europea y no está trabajando por los intereses europeos.

Así, el liberalismo dominante es el responsable del actual statu quo. Los que están muy contentos con él deben estar agradecidos a esta élite liberal. Los que no lo están, son libres de desafiarlo.

Ese es el liberalismo de tipo anglosajón que es responsable en cualquier sentido del estado actual de las cosas en Europa. Debemos solucionar este punto. Es esencial.

Geopolíticamente

Geopolíticamente, la Europa actual es una entidad atlántica. En el marco de análisis geopolítico dual, la Europa contemporánea es exclusivamente la civilización del Mar bajo el control del Poder del Mar.

Esto significa que el papel de liderazgo en la agenda geopolítica y la definición de opciones estratégicas son el interés global de EE.UU. y su infraestructura militar global. Europa no es un socio menor en este sistema, es una especie de vasallo geopolítico bajo el patronazgo de Washington, su cliente. La comunidad atlántica es un concepto de civilización norteamericanocéntrico. Los intereses anglosajones forman el polo de su ramificación, donde Europa es sólo una base militar extendida. El vasallo debe seguir la senda que el Gran Hermano le impuso. Europa luchó contra el Gran Hermano fascista, contra el Gran Hermano comunista, y ha llegado el Gran Hermano americano. El atlantismo es una asociación asimétrica que impone a Europa una visión estratégica que excluye desde el principio cualquier posibilidad de pensar las cuestiones geopoliticas - en el Mediterráneo, en Europa oriental, en Oriente Medio y en el contexto más amplio de Eurasia - independientemente. Lo que es bueno y correcto para Estados Unidos es bueno y correcto para Europa: esa es la ley del atlantismo.

Paralelamente a la situación con el liberalismo, el estado geopolítico del asunto es bastante similar: frente a la ex URSS como probable amenaza a la seguridad estadounidense, estaba parcialmente justificada (pero algunas grandes mentes europeas -como por ejemplo el general De Gaulle- siempre lo dudaron), pero hoy es bastante obsoleto y anticuado desde el punto de vista estratégico. Así, el atlantismo aleja a Europa de su propia identidad geopolítica.

Económicamente

El actual sistema económico europeo está basado en el capitalismo financiero dominado por la oligarquía mundial, elegida por nadie y siguiendo intereses que no tienen nada en común con los verdaderos intereses de las sociedades europeas, explotando los recursos laborales del mundo entero y descuidando las necesidades justificadas y las expectativas de la clase media europea. En lugar de crecer la clase media europea está disminuyendo. El espíritu de empresa está disminuyendo, erradicado por la gran corporación multinacional que no deja lugar a la iniciativa privada. El capitalismo en su etapa actual está desmantelando los últimos restos de las políticas sociales en Europa, pero al mismo tiempo beneficia no sólo a los ricos en nombre de los pobres, sino a los hiperricos en nombre de todos los demás.

El capitalismo financiero basado en la investigación del súper-beneficio y la sobreestimación de la velocidad de crecimiento exponencial concebido como ilimitado, acumula una enorme cantidad de activos tóxicos que de vez en cuando producen crisis terribles cuyo precio lo pagan los hogares y los Estados en lugar de los especuladores del mercado financiero y las corporaciones multinacionales.

Cultura / valores

La cultura contemporánea de Europa es un verdadero desastre. El genio de la Antigüedad, la espiritualidad de la Edad Media, la osadía del Renacimiento, el vigor titánico de la Modernidad, la profunda preocupación psicológica del arte de la vanguardia europea, todo eso desapareció frente a un tsunami de simulacros y parodias, hueco, mórbido, venenoso.

Los valores culturales han alcanzado la dimensión puramente individual fuera de la cual nada preocupa a nadie, dejando a la cultura y al arte fuera de la posibilidad de comunicación, des-socializándolos. La liberación del individuo de cualquier forma de identidad colectiva -como objetivo de la cultura posmoderna y de los valores ultra-liberales- trabajaba en la actualidad al nivel de la religión, la nación, el ethnos, la pertenencia estatal; hoy ha llegado al género (siendo también identidad colectiva), dejando a los humanos cada vez más encantados. Mañana, el transhumanismo terminará con la última forma de identidad colectiva, con la pertenencia al género humano.

La cultura basada en la liberación radical y en la liquidación de cualquier forma de identidad colectiva pierde tremendamente su contenido humanista, deshumaniza a la gente. Las creencias tradicionales, la familia, el patrimonio cultural son burlados, marginados y se vuelven opcionales.

Las preocupaciones materiales o hedonistas (cada vez más virtuales), se convierten en el único criterio de valores.

No sólo los valores tradicionales son destruidos y condenados, la modernidad humanista es juzgada como inoportuna y obsoleta. En su lugar, sólo tenemos un consejo universal: ¡libérate! ¿Libre de qué? ¿De todo? ¿Para qué? ¡Para nada! Ese es el abrumador nihilismo de la Europa contemporánea que impera.

Inmigración / identidad

Europa está perdiendo su identidad. Ya no hay naciones, pueblos, culturas, confesiones y religiones, sólo territorios con una población puramente numérica desprovista de cualquier característica cualitativa. Ser europeo hoy es lo mismo que lamentar sus raíces, avergonzarse por la historia europea, sus hechos y su grandeza. Ser europeo tipo hoy, significa odiar la Europa histórica, despreciar el simulacro contemporáneo y amar su disolución final en la sociedad posétnica global de un único mundo. Los europeos no pueden estar orgullosos de su identidad, simplemente no tienen derecho a tener una. La única identidad permitida es la individualista, puramente formal, exaltada por la ideología de los derechos humanos.

De ahí la inmigración que se deriva directamente de este enfoque puramente cuantitativo de lo humano. Los inmigrantes son concebidos como individuos puros sin ninguna identidad distinta, sólo como seres humanos. De esta manera son deshumanizados. Pero el resto de la sociedad europea también es deshumanizada. Para ellos también está prohibido tener una identidad propia más allá de la individualidad. Así que dejan de ser cualitativamente europeos, siéndolo sólo cuantitativamente, exactamente como inmigrantes. Pero los inmigrantes tienen algunas preferencias aquí: se supone que tienen cierto tiempo de adaptación para perder su identidad anterior. Los aborígenes de Europa no tienen tal tratamiento, están pensados para servir como ejemplo de cómo perder los vínculos con el pasado e indirectamente empujar a los inmigrantes en la misma dirección. La única identidad aceptada en la Europa actual es no tener ninguna identidad en absoluto. Cuando los europeos o los inmigrantes se rebelan son inmediatamente reprimidos por el sistema: los inmigrantes, de nuevo, menos duramente.

 

Parte II. Reconstruyendo Europa

Si la situación actual continúa, el colapso final de Europa es inevitable. Moviéndose por la misma ruta, Europa desaparecerá pronto como cultura, como civilización, como entidad geopolítica soberana, como comunidad histórica de destino.

Comprendiendo muy bien la profundidad de la catástrofe contemporánea sugerimos algunas soluciones que podrían considerarse como un esbozo de la alternativa.

Políticamente / ideológicamente

La esencia ideológica y política de la catastrófica situación contemporánea en Europa es el liberalismo en todos sus significados, necesitamos crear una plataforma político-ideológica opuesta. No siendo el liberalismo dominante actual ni de izquierda ni de derecha, esta alternativa no puede ser tampoco ni de derecha ni de izquierda. Debe ser construida como una especie de Anti-Centro, invitando a cualquier tendencia antiliberal a unirse al campo. Las alternativas históricas al liberalismo -el comunismo y el fascismo, así como el tradicionalismo y el conservadurismo radical- han perdido la batalla. Apelar a ellas una vez más es prolongar la vida a los liberales, quienes ganaron a los enemigos auténticos y ganarán a sus simulacros posmodernos mucho más fácilmente. El nuevo antiliberalismo no puede ser comunista, socialista, fascista o tradicionalista. Necesitamos una doctrina ideológica bastante nueva.

Todos los medios políticos clásicos son ineficaces en la lucha contra la élite liberal global. No sólo controlan las sociedades europeas existentes, se las arreglan para que se las imite, insistiendo en la virtualidad que se convierte en la única realidad disponible.

Geopolíticamente

Geopolíticamente necesitamos crear una visión continental de Europa como Potencia Terrestre, no como Potencia Marítima. Eso podría estar basado en muchos ejemplos históricos - desde las antiguas ecúmenes romanas, griegas, celtas, germanas o eslavas, a Carlomagno o Napoleón. La Unión Europea es geográficamente una cosa buena debido a la idea principal de unir a los pueblos europeos, pero en la situación actual la base de esta unificación no es el espíritu, la tradición, el objetivo común o la idea, sólo los intereses financieros materiales y principios morales altamente dudosos, que ahora no unen, sino que aglomeran Europa, siendo una asamblea de condenados y no la asamblea de un Gran Proyecto.

La identidad continental presupone la independencia del Poder Marítimo, los EE.UU. y la estrategia global anglosajona. Inglaterra, en sus raíces, y después de ceder su misión a Estados Unidos, puede ser parte de ella o permanecer fuera. Lo más importante es reivindicar la soberanía geopolítica y la independencia para seguir su propia estrategia evaluada desde el punto de vista europeo y no desde el atlantista.

Siendo realista, el continentalismo no puede predecir las alianzas concretas, pero en general debería establecer el eje proeuropeo con todos los grandes espacios que tienden a afirmar su independencia en el marco de la multipolaridad global.

La Europa continental sólo puede existir en el contexto del mundo multipolar.

La salida de la OTAN y la creación de un sistema militar y de seguridad europeo independiente es la única solución.

Económicamente

El capitalismo posmoderno es un desastre. Terminará en una catástrofe global que destruirá el planeta y su infraestructura social, ecológica y económica. Está basado en la creencia acrítica en el crecimiento ilimitado. Tenemos que oponer un concepto alternativo que podría incluir diferentes soluciones comenzando desde unas suaves (Keynes o Friedrich List) hasta proyectos de decrecimiento, ecológicos, autonomistas y así sucesivamente. Con el capitalismo, la economía se ha convertido en el destino. Tenemos que ponerla en su debido lugar: no es más que un instrumento de la humanidad para realizar su misión en la tierra. El instrumento no puede ser el objetivo en sí mismo, debe servir y no dominar. Así, la economía y el aspecto material de la vida deben ser relativizados por la política, la cultura, la moral y la educación. El capitalismo contemporáneo crea no sólo oferta sino demanda. Está basado en la avaricia insana y en esforzarse por objetivos completamente ficticios e innecesarios. No es la satisfacción de las necesidades naturales, sino la carrera artificial por el lujo, el motor de esta pervertida ideología economicista.

La economía debería volver a situarse en un nivel de preocupación secundario. Ahora es una paranoia enfermiza. El sociólogo francés Louis Dumont ha demostrado muy oportunamente que los regímenes económicos más exitosos de la Modernidad son aquellos que prestaron menos atención a la economía y más a la psicología. La economía sobrestima el lado material del ser humano, es la visión materialista del mundo y del hombre. Necesitamos una actitud más compleja donde la economía debe ser parte del todo y no la obsesión absoluta. Necesitamos hablar menos de economía y más sobre la sociedad, la humanidad y el ser. La economía no debe ser economicista, sino existencial.

Cultura / valores

Para revivir Europa culturalmente necesitamos cambiar el actual sistema de valores. La modernidad y su giro posmoderno están equivocados. Debemos ser bastante audaces - los europeos en el pasado fueron muy atrevidos - para decirlo abiertamente. Es innecesario insistir en que teníamos razón cuando es bastante obvio que no la teníamos. Precisamente hemos cometido el error fatal de elegir la Modernidad en lugar de la Tradición, o quizás hemos elegido la Modernidad equivocada. Sin embargo, el error está hecho y cuanto antes empecemos a mejorarlo, mejor.

No podemos salvar el sexo normal (clásico), la familia natural y la identidad humana del mañana luchando sólo por ellos y continuar compartiendo las otras premisas de la weltanschauung moderna. No podemos salvar a la familia sin el contexto nacional, ni podemos salvar el Estado nacional sin la misión espiritual religiosa. Deberíamos volver exactamente al mismo punto en que todo esto comenzó. Es un paso muy importante. Necesitamos revisar la cultura moderna y los valores de la Ilustración. La idea de la liberación del ser humano de cualquier forma de pertenencia colectiva era una idea falsa, porque provocaba la liberación del ser humano de su humanidad – lo que ahora vemos claramente. El hombre no es nada sin lo otro: la sociedad, la nación, la Iglesia, Dios. Es el Otro el que nos hace lo que somos. Así que cortando el hilo con el Otro estamos cometiendo un suicidio. La cultura actual de Europa es suicida cultural. La cultura alternativa debe encontrarse en el pasado, no como restauración (lo que es imposible), sino como reapertura de la fuente de la Eternidad. Los valores modernos se basan en el tiempo. Excluyen la eternidad. La Tradición abre los caminos a la Eternidad. Así que la verdadera Tradición es eternamente joven.

Millones de personas en Europa están comprometidas en el esfuerzo por salvar a la familia. Gastan sus esfuerzos en vano luchando por su caso como una cuestión aislada. No pueden salvar a la familia sin salvar el contexto tradicional más amplio de la agresión individualista liberal: la sociedad, la nación, la Iglesia, el Estado. Para salvar una pequeña parte de la tradición (la familia es el último remanente de la institución tradicional), estamos obligados a salvar (a restaurar) toda la Tradición. La Tradición como algo que no pertenece al pasado, sino que pertenece a la Eternidad.

Inmigración / identidad

La identidad europea debe ser reafirmada. Las raíces europeas se encuentran en las culturas mediterráneas greco-romanas, en las tradiciones de los antepasados celtas y germanos. La identidad europea tiene una larga historia gloriosa y dramática encapsulada en el gran edificio del conocimiento histórico y el arte espiritual. Esta herencia debe ser libremente aceptada y reafirmada en toda su riqueza, en todos sus giros paradójicos y extensiones. La historia, el lenguaje, las artes, las creencias de Europa deben ser conocidas y comprendidas (interpretadas de mil maneras), por el corazón de los europeos. El cristianismo representa el punto espiritual más alto de la historia europea, que ha asimilado los aspectos más preciados de las épocas antiguas y predefinido los aspectos más profundos de la modernidad, dándole rasgos trágicos y martiriales. En la cuenta final la Modernidad es la prueba, el juicio que ayuda a distinguir a los elegidos de los condenados. Y ese es su sentido espiritual: quien puede permitirse resistir el nihilismo de la Modernidad europea y vencerlo, volviendo a lo Sagrado, es un verdadero europeo. Todo lo demás no merece ser llamado por este nombre.

Europa está secuestrada. Una vez más. Nuestra proeza es encontrarla y salvarla.

El problema con la inmigración no puede resolverse sin la solución del problema de la identidad europea. Pero si imaginamos la identidad europea fuertemente reafirmada, inmediatamente obtenemos el criterio de cómo juzgar al inmigrante aceptable o no. Si alguien dispuesto a vivir en Europa acepta la identidad europea -la lengua, la cultura, la espiritualidad, el modo de pensar, el comportamiento, etcétera-, puede vivir libremente en Europa, si no, es libre de abandonarla. No hay ninguna otra salida: con la ideología liberal siendo dominante no tenemos ninguna posibilidad de sanar la situación. La respuesta para la inmigración es la Tradición. O aceptas a Europa como un todo, o no lo haces. Eso es todo. Europa es el destino espiritual que hay que vivir o abandonar.

Parte III. Conclusión: Gobierno solar

Para poner todo esto en la realidad sólo necesitamos una cosa: la catástrofe fundamental. Para aquellos que ven, que ya están despiertos, la catástrofe está aquí, ahora mismo. Quien está durmiendo, hipnotizado por el omnipresente relato posmoderno liberal, percibirá que algo ha fallado definitivamente sólo cuando la catástrofe sea explícita y le toque directamente. Esto no será en un momento. El despertar tendrá etapas. La lucha por las familias naturales en Europa es la señal de que una pequeña parte comienza a moverse. Otra buena señal son los resultados de las elecciones paneuropeas con un crecimiento considerable de partidos no conformistas votados por la población, y sobre todo la abrumadora victoria del Front National. No es más que el principio. La inevitable crisis económica, social, étnica y política despertará lo otro. Eso será pronto.

Pero tenemos que actuar ahora mismo. Antes del alba. En la profundidad de la actual noche liberal. Es hora de preparar nuestra propia agenda, una especie de mapa de carreteras de la posmodernidad. Necesitamos imaginar una nueva plataforma ideológica más allá de las teorías políticas clásicas, más allá del liberalismo (en todas sus formas, de derecha o de izquierda), más allá del comunismo y más allá del fascismo. Todo eso pertenece al pasado y refleja un lado diferente del error principal común a todos ellos: la Modernidad. Así que tenemos que reafirmar la Tradición. La Tradición europea. La Tradición que tiene su raíz en el espíritu europeo y únicamente europeo.

Los liberales tienen su gobierno en la sombra, uno malvado. Tengamos un Gobierno solar destinado a aparecer en el día claro cuando este día llegue y la noche repose. El filósofo alemán Martin Heidegger ha creado el concepto de la Filosofía del nuevo principio. Así que somos los nuevos principiantes de la Europa que re-emerge del abismo de la presente decadencia.