La postverdad. El apogeo del relativismo

26.06.2021

Por Dentro de los distintos rasgos que caracterizan a la época contemporánea, que denominaremos postmodernidad, uno de los más salientes es el relativismo. No es de extrañar que esto ocurra dado que el hombre, Nietzsche mediante, ha proclamado la muerte de Dios, y con él, como diría León Bloy la pérdida del Absoluto. Sin estos conceptos rectores, aún para los que no tienen fe, todo se reduce a la razón.

Y ha quedado alla lejos y hace tiempo aquella Filosofía perenne que bregaba por encontrar la verdad. Basta recordar la denodada lucha de Sócrates contra los sofistas aún antes de Cristo. Pero con el triunfo de la Revolución Francesa y la supremacía en la ciencia de uno de los tres grandes reformadores (parafraseando a Maritain), la duda metódica de Descartes lo envolvió todo.

Vaya mezcla explosiva la ausencia de Dios, la inexistencia del Absoluto, la duda como Norte, revestido todo del relato sofista que como sabemos; solo busca convencer sobre lo que se argumenta.

Así llegamos a lo que los medios de comunicación han llamado como postverdad. Lo cual sería el triunfo de la nada. Nihilismo puro y duro.
Simplificando, y coloquialmente podemos acercar dos definiciones opuestas que nos abrirán la puerta a clarificar qué hay detrás de este supuesto relativismo.

Creemos que toda "verdad relativa" (subjetivismo) no es más que mera opinión. Por el contrario, toda "verdad objetiva" (objetivismo) es la que se corresponde con la realidad.

Reza el adagio aristotélico, tomado en clara sustanciación con los clásicos, por el General Perón: "La única verdad es la realidad'.
¿Entonces qué es la opinión que aquí definimos como sinónimo de relativismo?

Y una vez más el sabio profeta de nuestras letras, que fuera el Padre Castellani viene en nuestro auxilio:

"Opinión es una afirmación no cierta, basada en argumentos válidos, mas no evidentes, opuestos a otros también válidos. Por ejemplo: “Yo opino que las neurosis son psicosomatogénicas, otros doctores identificados que son todas psicogénicas, otros que son todas somatogénicas. Opinión no es cualquier afirmación lanzada al aire porque sí, por charlatanismo o temeridad de botarate; eso es macaneo. No confundir , pues, el derecho de opinión y el derecho de macanear, que es lo que hizo el liberalismo. ¿Quién tiene derecho a opinar? No todo hombre sobre todo tema, sino los entendidos sobre aquello que entienden".

Y ahí esta el nudo gordiano que habrá que cortar. En nuestra Argentina postmoderna y semicolonial opinan todos sobre lo que no saben. Y como es sabido, donde los ignorantes gritan, el sabio calla. Y la verdad nos es cada vez más esquiva.