El otro drama de los médicos mexicanos
Los hospitales en México han tenido un crecimiento del 11.4% desde el 2006, pasando de 4,225 hospitales a 4,707 en el 2019. En estos primeros días del año, se reciben en los hospitales y centros de salud del país más de 16,000 médicos egresados de las diferentes universidades de toda la República Mexicana, para cumplir con su internado durante un año. Estos médicos llegan a ciudades, pueblos y comunidades para ayudar a sus habitantes. Es un gran acontecimiento que se reciban nuevos médicos en esta época de emergencia sanitaria porque traen un apoyo fresco y conocimientos nuevos; llegan a ayudar en las guardias y a dar mayor celeridad a la atención de los pacientes.
Pero también llegan con miedo de sufrir algo malo (no sólo por el Covid-19)) porque al revisar los antecedentes de la zona donde se localiza su Escuela-Hospital se encuentran con que hay constantes balaceras, secuestros, crímenes abusos —la mayoría de ellos sin resolver— y eso les provoca una gran inseguridad e inquietud, que podría impedirles dar su esfuerzo al 100%. En varios poblados se sabe que los médicos fueron levantados, o baleados o muertos en enfrentamientos. Esta violencia lesiona la parte psicológica, patrimonial y ética de la persona que la vive de cerca; no es lo mismo leerlo que sufrirlo en carne propia.
Uno de los más importantes comandantes de inteligencia de la Guardia Nacional (GN=56,000 elementos) me comentaba que en todos los Estados tienen el mismo nivel de inseguridad porque no cuentan con el personal suficientes para cubrir totalmente todo el territorio nacional y que, en realidad, su estrategia tiene muchos problemas que no han podido resolver. ¿Por qué? Porque no es lo mismo la planeación en papel que en la vida real. Por otro lado, ya no han podido desplegar todo su armamento disuasivo; tampoco les permiten atacar a los criminales y —por si fuera poco— la Comisión Nacional de Derechos Humanos no les permite ir más allá de sus funciones primarias.
Eso explica que en los pueblos, los delincuentes secuestren médicos para que atiendan en las rancherías directamente a sus enfermos, o para que curen de heridas de bala a sus jefes; o bien, se roban a las mujeres para casarse (sirven de médicas y esposas) y las retienen en sus comunidades —en la selva o serranías— sin contacto social.
Me preguntaba un médico que fue enviado a Cerralvo (un pueblo del Estado de Nuevo León, en México, cercano a la frontera con los USA, donde operan los Zetas y el Cártel Jalisco Nueva Generación): «¿Qué podemos hacer para mantenernos y sentirnos seguros en cualquier parte y poder hacer nuestro trabajo como médicos?». El comandante de la Guardia Nacional le dio algunas recomendaciones. Aquí se las presento:
- Conoce tu entorno, recorre todo el pueblo y sus alrededores para conocer primero donde vives; segundo, para conocer a las personas que lo habitan y, tercero, para que en caso de un problema sepas por donde moverte.
- Mantén un perfil bajo, esto es, no pasees en el pueblo vestido de blanco (uniforme medico), llévalo en una maleta al trabajo y guárdalo al terminar; las mujeres no utilicen maquillaje muy llamativo o vestidos muy cortos o ropa muy ajustada.
- Procura salir acompañado de alguien —preferentemente en grupo— y no salgas a beber en las noches y madrugadas a bares o cantinas legales o ilegales.
- Sé amable con cualquier tipo de persona (nunca sabes a quién estas atendiendo o qué relaciones tiene o a qué grupo representa).
- Si llevas vehículo, trata de estacionarlo en algún garaje cerrado y no lo dejes solo enfrente de tu casa. (Esto atrae a malosos que andan armados que quieran quitarte las llaves, pudiendo hacerte daño físico).
- Si te invitan a reuniones o a comidas —en algún rancho o casa— avísa a tus compañeros, diles a dónde vas y quién te invito para estar pendiente de tu regreso; trata de no ir solo.
- Necesitas formar parte de la sociedad del pueblo, no vivas un año encerrado muerto de miedo; confía en tus instintos y en que el pueblo puede ayudarte si sucede algún problema.
- Siempre sé una persona prevenida. En el 90% de los casos evitar ser víctima de un delito no es cuestión de fuerza física o equipamiento, sino de prevención y seguridad personal.
El Gobierno de México prevé en 2021 un récord de homicidios dolosos registrados, con una proyección de 40,863 asesinatos, pese a la reducción de la movilidad ocasionada por la pandemia de COVID-19. Esa es la cifra que aparece en el informe del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, superior al récord reportado en 2020, cuando hubo 39,875 homicidios dolosos.
La realidad es que al Gobierno de México le corresponde enviar elementos de seguridad a los hospitales y centros de salud, y verificar que los médicos y trabajadores —sea cual fuere su status— vivan y estén seguros en su trabajo.
Les recuerdo que estos hospitales son del Gobierno y es su obligación propiciar la seguridad física y psicológica de sus médicos y empleados, así como del mantenimiento de la infraestructura.
- Secretaría de Salud
- Instituto Mexicano del Seguro Social
- Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
- Petróleos Mexicanos
- Secretaría de la Defensa Nacional
- Secretaría de Marina
- Institutos de salud
- Centros de salud
- Hospitales estatales
El Director General de la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía (del Instituto Politécnico Nacional) envió el siguiente mensaje a los médicos que inician su internado: «Estimados alumnos: aquellos que por miedo están pensando en no presentarse en las sedes que les habían tocado y que echarán a perder su carrera, les digo que les tocó vivir un país inseguro y violento; tienen que aprender a vivir en él, a cuidarse entre ustedes y dar lo mejor de ustedes en sus hospitales. No permitan que todo el esfuerzo que hicieron en su carrera, que con tanto ahínco y trabajo lograron, se pierda por temor a unos cuantas personas que actúan fuera de la Ley».
Y usted, ¿qué opina?