El diablo en el detalle

13.01.2017

De nuevo, otro “punto culminante” se avecina sobre Chipre, con las usuales amenazas occidentales / de la OTAN acerca de que ésta es la última oportunidad para una solución, permítanme considerar el papel de Henry Kissinger, sin él que es altamente improbable que Turquía se hubiera atrevido a invadir y ocupar Chipre en primer lugar. Antes de que especifiquemos cómo él procrastinó y serpenteó para permitir a Turquía el espacio que necesitaba para invadir, necesitamos algunas pinceladas de trasfondo para ilustrar su obsesión con Chipre, y sus tácticas dilatorias que siguieron a la invasión turca. 

Tan pronto como en 1957, él había escrito en su libro altamente controvertido “Armas nucleares y Política exterior”: ‘Deberíamos ser capaces de contar con […] Chipre o Libia como áreas de preparación para oriente medio’.

Justo tras el golpe en Chipre, rechazó una petición del senador Fulbright para enviar la Sexta Flota estadounidense en una visita de buena voluntad a Chipre, afirmando que esto sería interferir en asuntos griegos. Aquello fue altamente hipócrita, dado que él había enviado instrucciones (con retraso) a la embajada de EEUU e Atenas pidiendo a Grecia que no interfiriese.

Cuando, tras la invasión turca, Reino Unido intentó abandonar sus territorios en Chipre, Kissinger lo rechazó, sobre los fundamentos de que Chipre era una pieza importante en el tablero mundial, e importante en la disputa árabe / israelí.

Kissinger presionó a los británicos para no demandar la retirada de los oficiales griegos en Chipre, tras el golpe, sobre motivos especiosos de que actuaron como una fuerza contra la infiltración comunista. Cuando Reino Unido hizo la demanda, fue demasiado tarde, pues Turquía ya estaba invadiendo. Era altamente improbable que Turquía se hubiera atrevido a invadir si Reino Unido y los EEUU hubieran demandado inmediatamente la retirada de Chipre de los oficiales continentales griegos. Kissinger no deseaba que Makarios fuera re-instalado, por el motivo de que esto favorecería la política soviética. Considerando la plétora de pruebas documentadas de que Kissinger hizo tanto como pudo para socavar a Makarios, y le desagradaba personalmente, Kissinger es altamente contradictorio cuando más tarde escribió que los EEUU podrían haber coexistido con Makarios muy bien. Kissinger simplemente cambió el guión cuando le pareció. Incluso de manera más estrambótica, Kissinger afirmó en una carta al ministerio de exteriores británico que se produjera presión externa para sostener la restauración de Makarios, esto solidificaría el régimen en Atenas. Esto fue una tontería patente, dado que el inmediato regreso de Makarios habría terminado con la junta de Atenas, que estaba en cualquier caso, cerca del colapso.

En las negociaciones de Ginebra, Kissinger rechazó permitir incluso la amenaza de cortar la ayuda militar a Turquía.

Kissinger convenció al embajador británico en Washington de que el Secretario General de la ONU estaba equivocado al creer que la amenaza de que poder militar británico fuera desplegado, conduciría a una rápida retirada griega y probablemente al colapso de los golpistas de Nikos Sampson. 

Mientras que Turquía empezó el 14 de agosto de 1974 a tomar el control sobre dos tercios de Chipre, Kissinger rechazó asistir a una reunión de la OTAN antes del 19 de agosto (momento en que él sabía que Turquía habría completado su ocupación de tierras).

Durante las negociaciones de Ginebra, solamente dos días antes de la ocupación de tierras por los turcos, Kissinger rechazó la petición del ministro de exteriores griego para visitar Washington “hasta después de que esta ronda de conversaciones en Ginebra se acabase”.

Dado todo lo anterior, es apenas sorprendente que Turquía sintiera, y supiera, que Kissinger les había dado un cheque en blanco para invadir, y el tiempo para completarla. Según escribió la misma ‘Foreign Office’: Los turcos parecen haber llegado a la conclusión de que la presión Estadounidense no estaría respaldada por nada más fuerte [p. ej., la acción militar]; esto fue sin duda un factor en sus tácticas en la segunda conferencia de Ginebra. Ciertamente el caso es que el Dr. Kissinger estaba preocupado con el mantenimiento de la buena voluntad turca como un bastión entre la Unión Soviética y los Estados árabes, así como el uso continuado de las bases de EEUU en Turquía.

En cuanto al diablo en el detalle, el mismo Kissinger, este extracto de mi reciente libro sobre Kissinger habla mucho sobre la completa falta de ética de Kissinger:

“Aparte de la afirmación extraña de que Makarios, con su perspicacia, inteligencia y redes de información, no estaba en contacto, Kissinger fue sensible sobre la mención de Makarios acerca de un acuerdo cantonal. Esto es porque hacia el final de las conversaciones de Ginebra, la delegación turca había dado a los estadounidenses una propuesta para una “solución de 5 o 6 cantones”, que los griegos, según Kissinger, habían rechazado entonces.  Pero de hecho Clerides, el negociador chipriota, había pedido 36 horas para considerar la propuesta, con lo cual Günes simplemente había abandonado las conversaciones, y había telefoneado a Eçevit con un mensaje secreto para comenzar la segunda fase de la invasión. Aparte de los turcos rechazando contemplar la espera de 36 horas, el papel americano es curioso, dado que los EEUU no eran una parte del tratado, y no tenían ninguna posición negociadora oficial, ni como un  facilitador”.

La sensibilidad de Kissinger aparece en un telegrama del ministerio de exteriores británico:

Él [Kissinger] fue insultante sobre Makarios, a quien había visto algunos días antes. Tenía que guardarse a sí mismo contra la práctica de Makarios de malinterpretar sus conversaciones para la prensa u otros lugares. Makarios había intentado dar a entender que una solución multi-regional era todavía posible, dado que los estadounidenses podrían persuadir a los turcos para aceptarla. Kissinger había denegado esto y le había dicho que si una solución bi-regional fuera alcanzable, los estadounidenses ya habrían mostrado que ellos no se opondrían. Él había sido cuidadoso con no decir rotundamente que la solución bi-regional fuera la preferida del estadounidense, ni dejar a Makarios en una posición para citarle como diciendo que, porque Makarios era muy capaz de hacer de esto un problema, retratando a los estadounidenses como intimidadores de los griegos para que aceptasen condiciones humillantes.

Desde todo lo anterior, podemos ver que Kissinger no había sido comunicativo con los hechos, y estaba intentando librarse semánticamente: Fue por los estadounidenses y por tanto Kissinger, quienes habían “inducido a los turcos a posponer una propuesta multi-cantonal”, y Makarios sabía esto. Kissinger, de este modo, no estaba feliz con la veracidad de Makarios, y quizás también se frustró que el Arzobispo hubiera venido de regreso. A diferencia de los soviéticos, que habían permanecido en los márgenes en Ginebra, los estadounidenses jugaron un papel prominente, principalmente como facilitadores en las negociaciones; y un hombre del calibre e integridad de Makarios sería improbable que expresamente malinterpretara las palabras de Kissinger tras una posterior reunión con él.  Fue, más bien, Kissinger quien pareció permitirse la malinterpretación, pues fueron ciertamente los estadounidenses quienes habían provisto a la delegación turca con la idea cantonal. Sería útil tener las grabaciones precisas de los oficiales estadounidenses acerca de los intercambios, más que de las protestas de Kissinger al embajador británico, pero quizá están entre los papeles privados de Kissinger, o han sido destruidas. O quizás nunca fueron grabadas, aunque el ministerio de exteriores británico transcribió las grabaciones a las que me he referido antes.

Unas palabras finales sobre la política soviética: Comprensiblemente, cualquier cosa que pudiera fortalecer a la OTAN, era un anatema para Moscú. De este modo, la Enosis [la unión de Grecia y Chipre] no estaba en la agenda ya que, tanto con Grecia o con Grecia y Turquía (‘doble-enosis’), la Enosis habría fortalecido a la OTAN.

Cuando Kissinger visitó Gromyko, es bastante posible que obtuviera la conformidad soviética para una limitada intervención turca al prometer que no había lugar para la Enosis. Moscú, no obstante, puede haber sido engañada por Kissinger, en que Turquía ocupó tanta tierra, y entonces continuó ocupando Chipre; pero la Unión Soviética no amenazó con intervenir militarmente, cuando estuvo bastante contenta al ver que la tensión entre Grecia y Turquía debilitaba a la OTAN. El pensamiento de que 40.000 tropas turcas están desviadas en Chipre, esto es, fuera del territorio continental turco debió haber satisfecho a Moscú, y probablemente, todavía satisface a Moscú. Turquía también gastó muchos esfuerzos diplomáticos en cortejar a Moscú, lo que apenas puede decirse por las políticas de relaciones internacionales de cortas miras en la Junta Griega, que estaban enfocadas en un obsesivo anti-comunismo. 

Proseguiré el asunto de las discusiones de Moscú sobre Chipre con Kissinger cuando y si más papeles se tornan disponibles en Londres, y si cierto académico en Moscú tiene el tiempo para ver lo que está disponible en los archivos rusos.