No vamos a salir reforzados
No vamos a salir reforzados. Nada de eso. Esta pandemia servirá únicamente para convertirnos, si cabe más aún, en esclavos. En unos esclavos dóciles, atemorizados, revueltos unos contra otros.
La lucha de clases no ha concluido. El sistema neoliberal turbocapitalista nos quiere convencer del fin de la historia, esto es, del fin de la guerra de clases, desde 1989. Pero no se sostiene tal mentira. Como ha escrito una y mil veces Diego Fusaro, la guerra de clases ha mutado en “masacre de clases”. El mundo experimenta hoy una gestión unipolar de la lucha clasista, una gestión desde arriba, desde el polo dominante. Una clase dominante sumamente reducida en términos demográficos, pero omnímoda, gestiona la corriente general de la Historia, cual es la lucha entre dominantes y dominados. No se puede paralizar la lucha clasista mientras el modo de producción dominante sea el capitalismo, pero lo que sí ha terminado por ocurrir es que esta lucha se gestiona ahora por parte de la clase ultracapitalista en su beneficio.
Cuando se habla del fin de una civilización, tiende a pensarse en grandes catástrofes, templos incendiados, bárbaros que irrumpen y arrasan, montones de ruinas, hambre, muerte y desolación.
El hombre europeo se asoma al abismo. No está preparado para tan horrible visión. Él mismo fue cavando el abismo, que será fosa para su muerte y olvido.
Breve ensayo donde se argumenta la historicidad indiscutible del personaje de Don Pelayo, primer «Princeps» [denominación atribuida tanto por las Crónicas como por otra documentación –más temprana que aquellas- del siglo IX] de
El orden es un bien. Hay un tipo de unidad en el mundo que se llama, de la manera más clásica, la "unidad de orden". Que haya unidad es un bien. Unidad en una pareja novios y esposos, y unidad en una familia.
Resulta muy difícil encontrar una acumulación tan grande de insultos y menosprecios en un solo párrafo de letra impresa. Pero Henry Kamen, supuesto historiador, lo hace en sus declaraciones a la prensa.
Decadencia. Declive. Caída. Las tres palabras remiten al mundo orgánico. Los individuos, nada más alcanzada la plenitud, inician su descenso por la pendiente hasta alcanzar la decrepitud.
El hombre es por naturaleza reacio a cualquier tipo de cambio.
La competición entre el PP y Vox por ver quién tiene la bandera más grande está llevando la actualidad política y social a donde Iglesias y Sánchez quieren.