Rusia y su proyección geopolítica en el ártico
El Ártico es un territorio de 30 millones de kilómetros cuadrados, tiene 24 zonas horarias y cuenta con una población aproximadamente de cuatro millones de personas, con más de 30 pueblos nativos y un poco más de 10 idiomas diferentes. Está ubicada en la parte norte del planeta y colinda con cinco países pertenecientes al Consejo Ártico: EEUU, Canadá, Dinamarca, Rusia y Noruega. Tiene una ubicación geográficamente privilegiada pues la rodea la zona norte de los continentes de América, Europa y Asia. Debido a su temperatura glacial, durante muchos años el hielo no permitió hacer uso de las rutas marítimas que se esconden bajo la banquisa Ártica, como lo son: la Ruta Marítima del Norte (RMN), la cual está localizada en la zona alta de Rusia, y el Pasaje Noroeste, ubicado al Norte de Canadá.
Su principal problema es el deshielo ártico (reducción del porcentaje helado del Océano Ártico y derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia) que provocaría conflictos por su soberanía debido al tránsito de buques, que acortarían distancias por un potencial paso del Noroeste, y haría explotables sus yacimientos petrolíferos y de otros combustibles fósiles y minerales. De acuerdo con la Administración de Información de Energía de EEUU (por sus siglas en inglés, EIA), alrededor del 22% de los recursos energéticos mundiales de hidrocarburos se hallan en el Ártico. Se trata de más de 412 millardos de barriles de petróleo equivalente. El gas natural constituye el 78% de estos recursos, la mayor parte se encuentra en el sector ruso del Ártico. En la región existen yacimientos de uranio, oro, diamante, cobre y níquel. Además, el Ártico es la reserva del 20% del agua dulce del Mundo.
Aproximadamente, el 18% del territorio ruso se encuentra en el Circulo Glacial Ártico. Junto con Canadá constituyen los países con mayor cantidad de kilómetros de costa bañados por este océano. Además, el Océano Glacial Ártico se convierte en la mayor salida al mar de Rusia con las implicaciones logísticas y estratégicas que ello supone. De acuerdo con el Servicio Geológico de EEUU (por sus siglas en inglés, USGS), la plataforma continental rusa (shelf) contiene alrededor de la mitad de los recursos energéticos totales del Ártico.
Sin embargo, también hay malas noticias. 1) Al ser la mayor parte de los recursos energéticos gas natural y líquidos de gas natural, resulta muy costoso el transporte a larga distancia en comparación al petróleo; 2) Los riesgos exploratorios también son considerables, y con los actuales precios del petróleo en torno a 50-60 $/Bl los proyectos no resultan rentables; 3) Los países ribereños tienen que resolver sus conflictos limítrofes en el Ártico; 4) La explotación de los recursos del Ártico tendría un impacto ambiental considerable.
Una de las primeras consideraciones rusas acerca de la singularidad del Ártico tuvo lugar en la segunda mitad de los años 90, cuando se aprobó el programa “Exploración y explotación del Ártico”, pero como una sección de otro más amplio (programa especial federal). Además, este programa se encontraba orientado hacia el estímulo del desarrollo económico regional interno, al tratarse de casi un quinto del territorio ruso.
Por otra parte, a mediados de julio de 2001 se aprobó la Doctrina Marítima de la Federación Rusa hasta el año 2020. Así pues, progresivamente se ha ido definiendo el Ártico como una zona estratégica para Rusia. Un punto álgido en esta tendencia tuvo lugar en marzo de 2009, cuando se publicó oficialmente el documento “Fundamentos de la política estatal de la Federación Rusa en el Ártico hasta el año 2020 y con una perspectiva ulterior”. Este documento establece cuáles son los grandes intereses de Rusia en el área, cómo tratar de conseguirlos y con qué plazos de actuación. Los intereses de Rusia se agrupan en cuatro tipos: 1) recursos naturales, 2) transporte, 3) seguridad y, 4) científico-ambientales.
Para los intereses rusos se considera que existirán tres etapas esenciales:
a) Etapa 1 (2008-2010): concreción del territorio-aguas del Ártico sobre las que Rusia aspira a conseguir su jurisdicción.
b) Etapa 2 (2011-2015): justificación jurídico-legal de la frontera rusa del Ártico, exploración de nuevos yacimientos de recursos naturales y explotación sistemática de los ya existentes.
c) Etapa 3 (2016-2020): inicio en la explotación de recursos naturales del Ártico más allá de las fronteras actuales.
Uno de los intereses más destacados de Rusia respecto al Ártico es la consolidación y extensión de la citada Ruta Marítima del Norte (RMN), que discurre a lo largo de su costa ártica. La importancia de la RMN se sustenta en que le concedería tres tipos de ventajas. En primer lugar, constituye un elemento esencial para poder movilizar los recursos naturales, en especial los energéticos, que se presentan como una de las mayores prioridades políticas para el gobierno. En segundo lugar, permite estimular el desarrollo económico, por un lado, de la parte norte del país y, por otro, descongestionaría la ruta férrea del transiberiano, cuyos límites constituyen un posible estrangulamiento al crecimiento económico de Rusia. En tercer lugar, concedería a Rusia una situación estratégica en el transporte internacional de mercancías.
En términos internacionales, la RMN puede suponer una alternativa al transporte que utiliza el canal de Suez o el canal de Panamá. En concreto, esta ruta puede llegar a reducir la distancia entre Europa y los países de Extremo Oriente en casi un 40%, lo que supone disminuir en un 40% los costes del transporte del petróleo obtenido en el Norte de Rusia (región de Timan-Pechora) y vendido en Europa a través del Sistema de Oleoductos del Báltico (BTS). Se debe destacar que una ventaja de esta ruta es que existe una infraestructura portuaria en el Norte de Rusia. La red de puertos marítimos consiste esencialmente en los de Murmansk, Arjangelsk, Amderma, Dikson, Tiksi y Pevek, que es completada con otros fluviales como son los de Dudinka, Igarka y Jatanga. Adicionalmente, Rusia posee, como herencia soviética, la mayor flota de barcos especializados en navegación en el Ártico, destacando los rompehielos y, en particular, los de propulsión atómica.
De hecho, existe una tendencia y una apuesta política de Moscú hacia la mejora de las infraestructuras del Ártico. En primer lugar, se prevé una renovación de las infraestructuras de la zona occidental (en especial, las regiones de Murmansk y Arjangelsk), vinculada al desarrollo de yacimientos de hidrocarburos. En segundo lugar, se extenderá la renovación y la actividad a toda la costa del Ártico. En tercer lugar, se prevé establecer en una ruta internacional a esta vía marítima. Paralelamente, se está renovando la flota de barcos que navegan en el Ártico y se está prestando una especial atención a la construcción de rompehielos de nueva generación. Uno de los agentes ejecutores de la política estatal a este respecto es la empresa estatal Sovkomflot, que en los últimos dos años ha encargado cinco barcos para el transporte de petróleo en el Ártico y pretende duplicar su flota hasta el año 2020.
Podemos concluir que para la Federación de Rusia el deshielo del Ártico facilitará el acceso a nuevos yacimiento de hidrocarburos y, en primer lugar, los ubicados en el Mar de Kara. Adicionalmente, el Cambio Climático aumentará la navegabilidad del Ártico en las costas de Rusia. De hecho, un nuevo hito a este respecto ha tenido lugar en verano de 2009 cuando dos barcos mercantes alemanes procedentes de Corea del Sur circularon por la RMN, con cargas destinadas a Surgut (Norte de Rusia) y los Países Bajos, con una reducción de un 27% en la distancias respecto a la ruta por el canal de Suez. En efecto, el desarrollo de esta ruta permite movilizar recursos que se encuentran en el Norte de Rusia y aumentar el crecimiento económico. Este fenómeno coloca al Ártico en la geoestrategia internacional. Así pues, durante los últimos años se ha ido tomando posiciones por los distintos países y en el futuro es previsible que se acentúen los conflictos en la medida en que unos gobiernos vayan avanzando en lograr sus pretensiones territoriales y otros pretendan reaccionar o tomar posiciones ventajosas. A su vez, Rusia es uno de los agentes más destacados del Ártico. Durante los últimos años ha aumentado su atención sobre esta zona y, previsiblemente, tratará de acrecentar ahí su influencia con el esquema de expandir su dominio geopolítico-energético en Eurasia.
Esta situación se sustenta en la toma de consciencia de la transformación de Rusia en un país más nórdico-ártico, a raíz de la caída de la URSS. Incluso para agregar, cada vez se tienen más presentes los grandes recursos económicos, en particular hidrocarburos y servicios marítimos, que en esta área existen. Estos recursos aumentarían la proyección internacional de Rusia, al tiempo que constituirían una base sólida para empujar el crecimiento económico interior. Esta situación se transformará en más evidente conforme el cambio climático vaya descongelando el Ártico. Es posible que en un futuro próximo se puedan acentuar posibles conflictos entre los países limítrofes del Ártico. Porque en primer lugar, aparecerá una lucha por la definición de las fronteras de demarcación entre los diversos países vecinos afectados, agravada por la pretensión de países alejados geográficamente de acceder a los recursos de la zona. En segundo lugar, los conflictos corresponderán a cómo extraer los recursos.
Por tal motivo, Rusia se dedica a aumentar sus capacidades de defensa en la región. En diciembre del 2012, el Viceprimer Ministro, Dmitry Rogozin, dijo que si Rusia no protege sus intereses económicos en el Ártico, luego ya en la mitad del siglo XXI podría desaparecer del mapa mundial como Estado independiente. Por ahora, Rusia parece ser la potencia mundial y Estado ribereño con mayor voluntad de fortalecer sus posiciones para dominar el Ártico en el largo plazo.
Fuente: http://covri.com.ve/