Peligroso cóctel de tóxicos en los alimentos
El estudio "Directo a tus hormonas: Guía de alimentos disruptores. Residuos de plaguicidas con capacidad de alterar el sistema endocrino en los alimentos españoles", es un informe (accesible aquí en formato PDF) publicado por Ecologistas en acción (EeA) que, según el escritor y periodista especializado en la investigación de temas relacionados con la salud y la ecología, Miguel Jara, es una suerte de "estado de la alimentación en España", que detalla "los plaguicidas contaminantes hormonales presentes en los alimentos que exponen a la población a un peligroso cóctel de tóxicos que diversos estudios científicos relacionan con daños en la salud humana".
El 28% de las productos analizados por EeA tienen residuos de plaguicidas. El porcentaje aumenta hasta el 45% en frutas y verduras.
En su estudio, Ecologistas en Acción ha analizado los datos oficiales de la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) para "alertar del peligro que supone la exposición de la población española a plaguicidas a través de la alimentación".
El trabajo centra el análisis en un tipo de plaguicidas, los contaminantes hormonales (también conocidos como disruptores endocrinos o EDC), con capacidad de alterar el funcionamiento normal del sistema hormonal tanto de seres humanos como de animales.
La exposición de la población a estos tóxicos "se relaciona con enfermedades y daños en la salud cuya incidencia ha crecido en las últimas décadas como pérdida de fertilidad, malformaciones congénitas, diabetes, obesidad, daños en el sistema inmune, autismo, síndrome de hiperactividad y diversos tipos de cáncer como el de mama, próstata, testículos o tiroides".
La guía elabora una lista de los diez alimentos más contaminados.
Las peras, con 16 plaguicidas EDC, ocupan el primer puesto (en total se han encontrado la asombrosa cifra de 49 plaguicidas diferentes en las peras); seguidas por las manzanas, en las que se han encontrado restos de trece plaguicidas EDC de un total de 32; los Melocotones, nueve de 16; naranjas, ocho de 18; espinacas, ocho de 16; pepinos, siete de 17; zanahorias, siete de 15; tomates, seis de 20; uvas de mesa, seis de 20; y mandarinas, seis de nueve.
Según este estudio, la alimentación ecológica no se libra de la epidemia de intoxicación de los campos españoles, ya que "a pesar del cuidado que ponen los productores ecológicos en la elaboración de sus productos, en ocasiones se producen contaminaciones accidentales".
Los datos del informe de EeA incluyen resultados de análisis de residuos de plaguicidas en 2.384 muestras de productos animales, cereales, frutas, verduras y otros productos vegetales, productos procesados, alimentos infantiles y otros alimentos. Las muestras incluyen también alimentos importados presentes en el mercado español.manzanas
Los alimentos infantiles analizados y el pescado no ofrecieron casos de contaminación por plaguicidas. El 96% de las carnes tampoco y fueron el grupo de muestras más amplio con 656 productos. Los alimentos procesados portaban tóxicos en un 83% de los casos y los cereales en un 65%.
Para Miguel jara, "es importante señalar que los programas de control de contaminantes en alimentos no analizan todos los plaguicidas en uso y además, para reducir costes, sólo analizan un número limitado de plaguicidas en cada alimento. Por ello es posible que algunos alimentos contengan aún más residuos de diferentes plaguicidas que los que muestran los datos".
Así, "por ejemplo, mientras que el glifosato es el herbicida más usado en los campos españoles no se ha analizado si está presente en los alimentos…".
Jara señala, además, que "tal como señalan los científicos y las autoridades europeas, es posible que no existan límites de exposición segura a sustancias con propiedades de disrupción endocrina, por lo que cualquier nivel de exposición a estos plaguicidas puede suponer un riesgo".
Miguel Jara destaca que "los datos muestran una amplia contaminación de frutas, verduras y otros productos vegetales, con insecticidas y fungicidas cuyo uso está autorizado. Sin embargo, los productos de origen animal están contaminados principalmente con sustancias prohibidas hoy en día, como DDT, endosulfán, o clordano.
Estos resultados reflejan cómo los plaguicidas persistentes y bioacumulativos pueden contaminar los alimentos incluso después de ser prohibidos, al seguir presentes en la cadena alimentaria por la contaminación del medio ambiente.
Es necesario pues prohibir el uso de sustancias activas con propiedades de alteración endocrina. También transformar el insostenible sistema agrario industrializado a un sistema agroecológico".
Fuente: Miguel Jara.