Palabras de despedida en nombre de Daria Dugina
El padre de la periodista y filósofa Daria Platonova (Dugina) pronunció un discurso de despedida en un acto civil en memoria de su hija, la cual fue trágicamente asesinada por los despreciables servicios de inteligencia ucranianos. El texto íntegro de su doloroso discurso fue compartido por el canal de televisión Tsagrad:
Eduque a mi hija tal y como yo concibo el ideal de un ser humano. Considero que lo más importante de todo es la fe y por eso ella pasó toda su infancia en la Ortodoxia e iba regularmente a la Iglesia. No obstante, también quería que fuera una persona inteligente con fe y por eso su madre y yo le aconsejamos que estudiara filosofía, por lo que se convirtió en filosofa. No creo que sea posible decir que fuera una filósofa muy importante, pero trató de sumergirse en estos temas y ahora que se ha ido quizás nos revele cosas que no notamos cuando estaba viva.
Cuando era niña, las primeras palabras que pronunció, y que no le enseñamos su madre y yo, fueron “Rusia”, “poder”, “nuestro pueblo” y “nuestro imperio”. Eso era lo que la hacía tan perfecta. Luego pasó por pruebas muy difíciles que solo la fortalecieron. El lema de nuestra familia siempre ha sido: tienes que ser el mejor, tienes que ser superior a los otros, tienes que ser valiente, inteligente y una persona muy profunda. Jamás la elogiamos y sin duda tenía defectos, pues le decíamos que había fallado en esto y en eso otro, que tenía que mejorar y alcanzar nuevas alturas. Creo que me excedí en ese sentido. Pero ella nunca se sintió mal por eso. La última vez que ella y yo hablamos durante el Festival de la Tradición, me dijo: “Papá, me siento como una guerrera, como un héroe, quiero convertirme en eso, no quiero seguir otro destino, quiero estar allí para mi gente y mi país. Quiero luchar de parte de las fuerzas de la luz y considero que esa es mi misión”.
En la última conferencia que impartí mientras estaba con ella, dije que la historia es una batalla entre las fuerzas de la luz y la oscuridad, entre Dios y sus enemigos. Nuestra actual situación política, en medio de la guerra contra Ucrania – aunque no solo contra ella – hace parte de esta confrontación entre las fuerzas de la luz contra las fuerzas de la oscuridad. Recuerdo que antes de que nos fuéramos del festival y muriera justo frente a mis ojos, sonaba en el fondo la canción de Akim Apachev En Azov se están enterrando demonios. Ella quería quedarse a escuchar esa canción, pero de haberlo hecho no hubiera cambiado nada.
El sentido de su vida es algo mucho más difícil de escrutar, pues a pesar de haber sido muy joven – no había cumplido los treinta años – se ha ido. Su vida siguió la lógica de las ideas y de todo lo que hizo. Por eso estoy muy agradecido y conmovido, pues nunca imagine que las personas la conocieran y la homenajearan como lo han hecho. Ella fue lo que fue. Existe mucha cobardía e hipocresía en nuestra vida, pero Daria no era así, era muy coherente consigo misma y así la educamos. Creo que eso es quizás lo más increíble, aterrador, monstruoso y desgarrador de su vida y el camino que eligió. Ella no quería seguir un camino y un destino diferente al que siguió toda su vida.
Quería ser un poco más famosa y alabada de lo que ya era. Ahora que el presidente de Rusia le ha concedido la Orden del Valor, puedo escucharla diciéndome: “Lo ves papá, soy la mejor, incluso tú lo has tenido que reconocer”. Amaba la fama como una forma de luchar por lo bueno, no a nombre de un título personal. No como muchos otros. La fama solo vale en la medida en que te sacrificas en el altar por defender a tu país, tu fe y la verdad. No existe nada malo en eso y si logras alcanzar esas alturas cumpliendo tu deber, entonces eso está bien.
Lo siento, no puedo seguir hablando, estoy muy agradecido por todo y por todos los que ha participado en esta conmemoración. Le agradezco a todos los que vinieron, todos los que me felicitaron y todos los que me escribieron, me hizo darme cuenta de que era yo quién no sabía cuál era mi más cercana amiga y la persona que admiraban los demás. Lamento mucho esto y quiero concluir diciendo que el sentido de la vida era lo más importante para ella, ya que quería encontrarlo y vivía por ello. El hecho de que su muerte haya afectado a tantos demuestra que iba por el buen camino: lo importante para ella no era que la glorifiquen o la recuerden, sino que luchemos por nuestro gran país, defendamos nuestra fe, la santa Ortodoxia, y amemos a nuestro pueblo, porque ella murió por el pueblo ruso, murió antes que nada luchando por Rusia, ya que la guerra está en nuestro hogar. No solo en el extranjero, sino también en nuestra casa.
Y el enorme precio que hemos pagado solo puede justificarse si obtenemos el mayor premio de todos: la Victoria. Daria vivió para la victoria y murió por ella: por la victoria rusa, por nuestra verdad, por la Ortodoxia, por nuestro país y por nuestro poder.
Los seres queridos, colegas y activistas que conocieron a Daria Dugina acudieron a despedirla. Los líderes de los partidos de la Duma Rusia Unida (Sergei Neverov), LDPR (Leonid Slutsky) y Rusia Justa - Por la Verdad (Sergei Mironov) también intervinieron en la conmemoración. Los parlamentarios subrayaron que Daria sería vengada y que las calles y plazas de Rusia llevarían su nombre.