Rusia, Turquía y el tema kurdo
Turquía, ahora está extendiendo su mano hacia Rusia debido a dos impulsos situacionales: La necesidad de cubrirse contra lo que es obviamente un intento fallido por entrar en la UE, y para defenderse contra los planes de EEUU para crear un estado “federalizado” encabezado por kurdos en Siria.
El Brexit aplastó las esperanzas de Erdogan para cerrar el acuerdo de viaje sin visado con la UE (esto es, la institucionalización de la crisis de inmigrantes), y los esfuerzos persistentes de los EEUU para ayudar a la comadrona del “Israel geopolítico” que es el “Kurdistán” en el corazón de oriente medio, ya que es una amenaza existencial a largo plazo para el estado turco.
Habiendo fijado el escenario para un potencial re-pivotado hace un mes con el reemplazo de Davutoglu por Yildrim (y preparando al primero para ser el “hombre caído” por el derribo del caza anti-terrorista ruso sobre Siria), Erdogán jugó las cartas apropiadas en la elaboración de una “política de seguridad geopolítica”, sólo en caso de que la UE y los EEUU virasen contra él.
Lo que el líder turco está ofreciendo a su contraparte rusa es descongelar el gaseoducto “Balkan Stream” a cambio de levantar las medidas económicas restrictivas de Moscú contra Turquía. El país también necesita seriamente de los turistas rusos para rejuvenecer su arruinada economía, que está incrementando la disidencia civil contra el gobierno.
En cuanto a los intereses de Rusia, quiere dirigir a Turquía y capitalizar sus desacuerdos de liderazgo con los EEUU y la UE. Incluso hay una oportunidad de que Turquía pueda redirigir su mirada hacia el este, a saber, mediante una potencial apuesta por la membresía en la OCS y/o un acuerdo negociado de libre comercio con la Unión Euroasiática. Ambos serían beneficiosos para la gran estrategia de Rusia en desmantelar el orden mundial unipolar.
En cuanto al tema kurdo, Ankara quiere que Moscú apoye resueltamente a las autoridades sirias en lo que parece ser su inminente campaña de liberación post-daesh contra las áreas “federales” (internamente particionadas) ocupadas por el YPG. Turquía no invadirá militarmente a Siria para detener este proyecto americano destructivo, así que depende del apoyo de las fuerzas especiales y aéreas de Rusia para ayudar al ejército sirio durante una futura operación.
La principal concesión de Turquía es que aceptará implícitamente el liderazgo del presidente Assad (a pesar de cualquier declaración pública para “salvar la cara” que el gobierno turco ha hecho en este sentido) con tal de que el Ejército Árabe Sirio -con la asistencia rusa- tengan éxito en aplastar a la visión del segundo “Israel geopolítico” de los EEUU que es el “Kurdistán”.
En una nota final perteneciente al tema “kurdo”, hay una oportunidad a medio plazo de Siria, Irán, Irak, y Turquía –todos ellos están desafiados actualmente por el separatismo militante kurdo- coordinándose juntos, bajo supervisión de Rusia “encabezando desde atrás” para destruir esta amenaza militante y forzar el desarme de los grupos separatistas kurdos pro-americanos en la región.
Debería jugarse hasta el final esta posible contingencia, y después podría sentar los fundamentos estructurales para una versión del Congreso de Viena en el oriente medio post-daesh.