Turquía: El negocio de contrabando de refugiados, y el tráfico sexual

06.04.2016

Criminales profesionales convencen a los padres de que sus hijas están yendo a una vida mejor en Turquía. Los padres reciben 2000-5000 liras turcas (700-1700$) como “dote de boda” – una enorme suma para una familia siria pobre.

“Chicas de edad entre los 12 y los 16 son descritas como pistachos, aquellas entre los 17 y los 20 son denominadas cerezas, entre 20 y 22 son manzanas, y cualquiera más mayor es una sandía”. De un informe sobre Turquía, por la organización Fin de la Prostitución Infantil, Pornografía Infantil y Tráfico de Niños para Propósitos Sexuales.

Muchos musulmanes tienen dificultades con, o incluso aversión a asimilarse en la cultura occidental. Muchos parecen tener el objetivo de importar a Europa la cultura de la intimidación, la violación y el abuso del que ellos huyeron.

Aunque las desesperadas víctimas son sus hermanas y hermanos musulmanes, los ricos estados árabes no acogen refugiados. La gente en esta área conoce demasiado bien que los buscadores de asilo traerían con ellos los problemas, tanto sociales como económicos, para muchos hombres musulmanes, tales como los ricos y viejos saudíes, es más fácil comprar niñas sirias de Turquía, Siria o Jordania como baratas esclavas sexuales.

En el día internacional de la mujer, el 8 de marzo, las noticias cubrieron la trágica vida y pronta muerte de la boda de una niña siria.

El pasado agosto, en Alepo, Mafe Zafur, de 15 años, fue casada con su primo Ibrahim Zafur en un casamiento islámico. La pareja se trasladó a Turquía, pero el matrimonio terminó después de 6 meses, cuando su marido repentinamente la echó de casa. Sin sitio donde dormir, Mafe encontró refugio son su hermano de 19 años, y otro primo de 14 en un camión abandonado.

El 8 de marzo, Mafe se suicidó con una escopeta. Su única posesión, encontrada en su bolsillo, fue su certificado de boda escrito a mano.

Mafe Zafur es solamente una de las muchas jóvenes sirias que han sido víctimas del matrimonio de niños. Grupos pro derechos humanos informan de incluso abusos más grandes que las bandas están perpetrando contra los aproximadamente tres millones de sirios que han huido a Turquía.

Un informe detallado sobre las mujeres sirias refugiadas, buscadores de asilo, e inmigrantes en Turquía, expedido allá por 2014 por la Asociación para los Derechos Humanos y la Solidaridad con los Oprimidos (conocida en turco como Mazlumder), habla de los matrimonios tempranos y forzados, poligamia, acoso sexual, tráfico de personas, prostitución, y violación que los criminales infringen a los sirios en Turquía.

Según el informe de Mazlumder, los sirios son explotados sexualmente por aquellos que toman ventaja de su destrucción. Los niños, especialmente las niñas, lo sufren más.

Las pruebas, tanto de testigos como forenses, indican que en todas las ciudades donde se han asentado refugiados sirios, la prostitución se ha incrementado drásticamente. Mujeres jóvenes de edades entre 15 y 20 años, son las más comúnmente prostituidas, pero chicas tan jóvenes como de 13 años también son explotadas.

Secil Erpolat, un abogado con la Comisión de Derechos de la Mujer de la Asociación Bar en la provincia turca de Batman, dijo que muchas chicas jóvenes sirias son ofrecidas entre 20 y 50 liras turcas (7$-18$). Algunas veces sus clientes les pagan con comida u otros bienes por los que ellas desesperan.

Las mujeres que han cruzado ilegalmente la frontera y llegan sin pasaporte, están en alto riesgo de ser secuestradas y vendidas como prostitutas o esclavas sexuales. Bandas criminales llevan refugiados a las ciudades junto a la frontera o a terminales de autobuses locales donde el “tráfico de refugiados” se ha convertido en la mayor fuente de ingresos.

Criminales profesionales convencen a los padres de que sus hijas están yendo a una vida mejor en Turquía. Los padres reciben 2000-5000 liras turcas (700-1700$) como “dote de boda” – una enorme suma para una familia siria pobre – para traficar con sus hijas a lo largo de la frontera.

“Muchos hombres en Turquía practican la poligamia con chicas o mujeres sirias, incluso aunque la poligamia es ilegal en Turquía”, el abogado Abdulhalim Yilmaz, jefe de la comisión de refugiados de Mazlumder, dijo al Instituto Gatestone. “Algunos hombres en Turquía toman una segunda o tercera esposa siria sin incluso registrarlas oficialmente. Estas chichas por tanto no tienen estatus legas en Turquía. La privación económica es un factor importante en este sufrimiento, pero también es un fenómeno cultural y religioso, como el matrimonio temprano está permitido en la religión”.

Mujeres y niñas sirias en Turquía también experimentan abusos sexuales en el trabajo. Aquellas que son capaces de conseguir trabajos ganan poco, quizá suficiente para comer, pero trabajan largo y duro para ese poco. También están sometidas a lo que cualquier otros elijan hacerlas como ellas trabajan estas largas horas.

Una chica siria de 16 años, que vive con su hermana en Izmir, dijo a Mazlumder que “debido a que somos sirias que hemos venido aquí para escapar de la guerra, ellos piensan de nosotros que somos gente de segunda clase. Mi hermana estaba en la escuela de leyes en Siria, pero la guerra la forzó a dejar la escuela. Ahora hombres sin empleo con niños la piden “casarse” con ellos. Ellos intentan tomar ventaja de nuestra situación”.

Si son kurdos, están discriminados por dos, primero por refugiados y después por kurdos. “Las agencias de ayuda aquí ayudan solamente a los refugiados árabes; cuando ellos escuchan que somos kurdos, o pasan de largo o nos dan muy poco y luego no regresan”.

La organización Fin de la Prostitución Infantil, Pornografía Infantil y Tráfico de Niños para Propósitos Sexuales (ECPAT, en inglés), ha producido un informe detallado sobre el “estatus de la acción contra la explotación sexual comercial de niños: Turquía”. Las citas del informe de la ECPAT, desde el Índice de Esclavitud Global de 2014, estima que la incidencia de la esclavitud en Turquía es la más alta en Europa, debido a que no hay mínimas medidas para prevalecer sobre el tráfico para explotación sexual y matrimonios tempranos.

El informe del ECPAT cita un estudio del departamento de Estado de los EEUU (2013): “Turquía es un destino, tránsito y país fuente para los niños sujetos al tráfico sexual”.

El informe del ECPAT continúa,

“Hay riesgo de que los jóvenes buscadores de asilo desaparezcan de los centros de alojamiento y se vuelvan vulnerables a los traficantes”.

“Se teme que los informes del campo de refugiados Zaatari dirigido por la ONU para sirios en Jordania sean igualmente verdad que los campos en Turquía: Viejos hombres de arabia saudí y otros estados del golfo toman ventaja de la crisis siria para comprar novias adolescentes baratas.

“Las pruebas indican que el tráfico de niños también está ocurriendo entre Siria y Turquía por “alcahuetes” que trafican con chicas no-refugiadas de siria que habían sido pre-encargadas por la edad. Chicas de edad entre los 12 y los 16 son descritas como pistachos, aquellas entre los 17 y los 20 son denominadas cerezas, entre 20 y 22 son manzanas, y cualquiera más mayor es una sandía”.

Aparentemente, el 85% de los refugiados sirios viven fuera de los campos de refugiados, y por tanto, no pueden ser monitorizados por agencias internacionales.

Muchas mujeres refugiadas en Turquía, según el abogado y vicepresidente de la Asociación de Derechos Humanos de Turquía, Eren Keskin, están forzadas a dedicarse a la prostitución en el exterior, e incluso en los campos de refugiados construidos por Autoridad para la Gestión de Desastres y Emergencias (AGDE) del primer ministro turco.

“Hay mercados de la prostitución en Antep. Estos son lugares totalmente controlados por el estado. Cientos de refugiados –mujeres y niñas- son vendidas a hombres mucho mayores que ellas”, dijo Keskin. “Encontramos que las mujeres están forzadas a la prostitución porque ellas quieren comprar pan para sus niños”.

Keskin dijo que ellos han recibido muchas quejas de violación, asalto sexual y violencia física de los refugiados en los campos de las provincias de Hatay y Antep. “A pesar de todos nuestros intentos para entrar en aquellos campos, los oficiales no nos lo permitieron”.

Oficiales de la AGDE, sin embargo, han negado rotundamente las acusaciones. “Proporcionamos a los refugiados, educación y sanidad. Es triste que después de todo el trabajo dedicado que la AGDE ha hecho para cuidar de los refugiados en los últimos 5 años, tales acusaciones injustas y sin base, se dirijan a nosotros”, dijo un representante de la AGDE a Gatestone.

“El número de refugiados en Turquía ha alcanzado 2,8 millones. Turquía tiene 26 centros de alojamiento en los que viven 100.000 refugiados. Estos centros están monitorizados regularmente por la ONU; algunos oficiales de la ONU están destinados en ellos”.

“Muchos refugiados podrían haber sido provistos con trabajos que encajaran con su educación o habilidades”, Cansu Turan, un trabajador social con la Fundación Derechos Humanos de Turquía (FDHT), dijo a Gatestone.

“Pero nadie de ellos fue preguntado sobre antiguos trabajos o nivel formativo cuanto los oficiales turcos les registraron. Por tanto, pueden trabajar sólo informalmente y bajo las más duras condiciones solo para sobrevivir. Esto también pavimenta el camino para su explotación sexual”.

“La cuestión más importante es por qué los campos de refugiados no están abiertos al monitoreo civil. Entrar en los campos de refugiados no está permitido. Estos campos no son transparentes. Hay muchas acusaciones a lo que está ocurriendo en ellos. Por tanto estamos preocupados sobre lo que nos están escondiendo”.

“En nuestros centros públicos donde proporcionamos apoyo para refugiados”, Sema Genel Karaosmanoglu, Direcora ejecutiva de la organización Apoyo a la Vida, dijo a Gatestone.

“Nos hemos encontrado con personas que habían sido víctimas de tráfico humano, violencia sexual y de género”.

“Todavía no hay entradas a los campos, no hay transparencia y entrar solo es posible tras conseguir permiso de instituciones relevantes del gobierno. Pero hemos sido capaces de obtener acceso a aquellos campos administrados por municipios en las provincias de Diyarbakir, Batman, Suruc y Urfa”.

Un representante en AGDE, sin embargo, dijo a Gatestone que “los centros de alojamiento son transparentes. Si a las organizaciones les gustaría entrar a estos lugares, ellos se dirigirán a nosotros y evaluaremos sus solicitudes. Miles de grupos mediáticos han entrado por ahora a los centros de alojamiento a grabar y explorar la vida en ellos”.

“El número de refugiados actual ya es demasiado alto”, dijo el abogado Abdulhalim Yilmaz, director de la Comisión de Refugiados de Mazlumder. “Pero muchos estados árabes, incluyendo Arabia Saudí y Bahréin, no han tomado ni un solo refugiado sirio por ahora. Y hay decenas de miles de refugiados esperando en las fronteras de Turquía”.

Si estas mujeres y niños supieran lo que posiblemente esté esperándoles en Turquía, ellos nunca pondrían un pie en el país.

Este es el resultado inevitable cuando una cierta cultura –la cultura islámica- no tiene la menor cuenta por los derechos de las mujeres. En cambio, es la cultura de la violación, esclavitud, abuso y discriminación, que a menudo explota incluso a los más vulnerables.

El horror que es Turquía, es el país que la UE está confiando para “resolver” el serio problema de los refugiados y migrantes.

La comunidad internacional necesita proteger a los sirios, acordonando partes del país para que más gente no quiera abandonar sus hogares y convertirse en refugiados o buscadores de asilo en otros países. Quizá muchos sirios incluso regresarían a sus hogares.

El Oeste siempre ha abierto sus brazos a muchos individuos de los países musulmanes, tales como el estudiante afgano y periodista de 25 años, Sayed Pervez Kambaksh, que había sido golpeado, metido en prisión y sentenciado a muerte en 2007 por descargar un informe sobre los derechos de las mujeres en internet y por cuestionar al islam.

Fue Suecia y Noruega quien ayudó a Kambaksh a huir de Afganistán en 2009 mediante el acceso a un avión del gobierno sueco. Kambaksh ahora se entiende que está en los Estados Unidos.

Varios países Europeos, sin embargo, se han convertido en víctimas de violaciones, asesinatos y otros crímenes cometidos por la misma gente que había entrado al continente como refugiados, buscadores de asilo o migrantes.

Europa está atravesando un problema de seguridad, como se vio en los ataques terroristas en París y Bruselas. Muchos musulmanes tienen dificultades con, o incluso aversión a, asimilarse en la cultura occidental. Muchos parecen tener el objetivo de importar a Europa la cultura de la intimidación, violación y abuso del que huyeron.

Sería más justo y realista si los países musulmanes que comparten el mismo trasfondo lingüístico y religioso con los refugiados sirios –y que son preferiblemente más civilizados y humanitarios que Turquía- podrían tomar al menos alguna responsabilidad por sus hermanos y hermanas musulmanes. Aunque las desesperadas víctimas son sus hermanas y hermanos musulmanes, los ricos estados árabes no acogen refugiados. No hemos visto cualquier manifestación con señas en que se lea “Refugees Welcome!” (Refugiados bienvenidos). La gente sabe que los buscadores de asilo llegarían con problemas, tanto sociales como económicos. Para muchos hombres musulmanes tales como los ricos y viejos saudíes, es más fácil comprar niños sirios de Turquía, Siria o Jordania como baratos esclavos sexuales.

Mujeres y niñas no son, para muchos, seres humanos que merecen ser tratadas humanamente. Sólo son objetos sexuales cuyas vidas y dignidad no tienen valor. Los sirios están ahí para el abuso y la explotación. El único camino que ellos pueden pensar para ayudar a las mujeres es “casarse” con ellas.