Quieren provocar un ataque iraní que justifique la guerra de represalia
El poderío iraní impide la expansión del Gran Israel. Esto disgusta a Jerusalén y a Washington.
Teherán, por otra parte, es aliado del régimen sirio de Bashar al Assad, que opera como otra contención frente a los afanes expansionistas del gobierno israelí. Tal situación causa disgusto, también, en Jerusalén y Washington.
Otro factor que explica el encono contra Irán es el petrolero. Esta potencia emergente tiene manera de controlar el flujo marítimo en los estrechos de Ormuz y de Bab El Mandab.
La agencia alemana Deutsche Welle sintetizó, en un párrafo, la importancia estratégica de ambos estrechos:
«El Estrecho de Ormuz tiene una gran importancia para la economía mundial: por la ruta marítima entre Irán y Omán se transporta un tercio del petróleo mundial. Por lo tanto, constituye un vínculo importante entre los productores de petróleo de la región (Arabia Saudita, Irán, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait e Irak) y los mercados de Asia, Europa y América del Norte. La vía marítima de Bab El Mandab se encuentra entre Yemen, Djibouti y Eritrea, el acceso por el sur al Mar Rojo, que fluye hacia el norte en el Canal egipcio de Suez».¹
Por esta razón, el jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, John Dumford, ha advertido que el objetivo de su país es «asegurar el libre paso por el Estrecho de Ormuz y el de Bab El Mandab».²
El autor del presente artículo fue cuestionado por Roberto de la Madrid —conductor del programa Detrás de la Razón, de la cadena iraní HispanTV— acerca de la posibilidad de un ataque militar de Estados Unidos contra Irán. La respuesta fue que no, porque el gasto y el desgaste de las tropas norteamericanas podrían operar en contra de la reelección de Donald Trump.
Cabe la probabilidad de un ataque severo de Israel contra posiciones de Irán en Siria, mas no contra territorio iraní por lo mismo: el costo de la guerra y el desgaste de las tropas judías podrían debilitar al gobierno de Benjamín Netanyahu.
Otro escenario bélico se aprecia como más factible: que los aliados de Washington y Jerusalén —a saber Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, sin descartar aún a Qatar— intensifiquen las provocaciones militares contra Teherán.
Ni Jerusalén, ni Washington lanzarán un ataque militar a gran escala contra Irán, para evitar que se les señale como agresores e intolerantes. No quieren que los iraníes queden como víctimas. Por el contrario, Trump y Netanyahu pretenden aparecer como los ofendidos, como las víctimas de la «barbarie iraní».
El acoso bélico contra Irán puede venir, sobre todo, de Arabia Saudita. La monarquía saudiárabe ha demostrado en Yemen que sabe matar.
El otro frente contra Irán
Jerusalén, a través de Washington, recrudecerá las sanciones contra Irán, lo que provocará más desempleo, pobreza y desabasto de alimentos y medicinas.
Netanyahu y Trump apuestan a que las calamidades sociales provocadas por ellos terminen por desfondar al régimen de los ayatolas y permitan, entonces, que el Mossad y la CIA coloquen un gobierno títere en Teherán que sea favorable al Gran Israel.
Logrado esto, se desataría una feroz campaña contra el presidente ruso, Vladimir Putin, principal aliado de Bashar al Assad en Siria. Para ello, están listas las fuerzas del atlantismo en Europa.
Según los cálculos de Jerusalén y Washington, el régimen sirio de Bashar al Assad se desplomaría sin los apoyos de Teherán y Moscú. En consecuencia, el Gran Israel podría controlar sin problemas todo el Medio Oriente.
Pearl Harbor 2019
El establishment mundial tratará de repetir su estrategia de 1941 cuando, por medio del bloqueo económico y petrolero, exasperó a tal grado a Japón, que esta potencia del Eje atacó a los Estados Unidos (en la Bahía de Pearl Harbor) en lugar de cerrar la tenaza contra el Ejército Rojo en Siberia.
Setenta y ocho años después, el mismo establishment asfixia a Irán con el bloqueo económico y petrolero, al tiempo que prepara el acoso militar —desde Arabia Saudita y las otras monarquías árabes alineadas con Jerusalén y Washington— buscando que Teherán cometa una imprudencia bélica (como la de Japón aquel 7 de diciembre de 1941, en Pearl Harbor) que «justifique» su guerra contra la república islámica iraní.
Luego, según los cálculos del establishment, se organizarían «elecciones democráticas» en Irán, con lo que el Gran Israel quedaría servido.
Trump, con el apoyo del sionismo, ganaría las elecciones de 2020 y prepararía las bases de la nueva dinastía. No serían ya los Kennedy, ni los Bush. Serían los Trump y Kushner.
Referencias electrónicas.
- “Trump busca aliados contra Irán”. Deutsche Welle. Consultado en https://www.dw.com/es/trump-busca-aliados-contra-ir%C3%A1n/a-49559835
- Ibid.