Orcos de Mordor
Miramos a Niza. Es verdaderamente diabólico un acto así; se exige la intervención de algo muy cercano a la "posesión" en la activación psíquica de esos "lobos solitarios". Pero más diabólico aún, si cabe, es atribuir una tal fechoría satánica al Islam. Aunque la Verdad a nadie le importa: aterrorizan a los pueblos para someterlos. Nada nuevo bajo el Sol.
¿Acaso puede algún tipo de "islamismo", al menos sin haber desvirtuado al Islam hasta extremos propiamente "satánicos" (Corruptio optimi pessima), sugerir a algún supuesto creyente arrepentido que iba así a redimir sus pecados, y a acceder nada menos que al Paraíso de la Caballería, perpetrando un acto tan horripilento? ¿Acaso puede sugerir algún Islam que una tal matanza de inocentes desarmados pueda ser un hecho heroico y grato a Allâh?
Sin duda ese pobre desquiciado, desprotegido del manto de su recta religión, fue víctima de una sugestión verdaderamente "satánica", cualquiera que fuese el medio humano utilizado, que infestó a su alma desgraciada con la imperiosa necesidad obsesiva y compulsiva de realizar una fechoría semejante, precisamente porque ello horrorizaba a su última noción del Bien. Porque se complacía en esa seducción perversa y sentía en su alma corrompida por todos los vicios del mundo (moderno) que de este modo "horrorizaba a Allâh" -como si eso fuese posible y accesible al ser humano- con ese puro y evidente "contra Dios" que decimos en Castilla.
Si interviene en todo esto alguna religión, incluso en mera forma compleja de "fanatismo religioso", ésta no merece otro nombre sino satanismo, cualquiera que fuesen las ideas que ese infeliz llevara en la cabeza mientras aplastaba a mujeres y a niños -no pocos de ellos incluso musulmanes- con las siniestras fauces de su camión.
Pero la perversidad diabólica del hecho no se limita a los complejos psíquicos del asesino, pues se manifiesta también -y dejando en todo ello como una siniestra rúbrica - en su impacto sobre la mentalidad pública -dirigida siempre por los "creadores de opinión"-, al quererse vincular una tal monstruosidad con el Islam en las aterrorizadas mentes "postcristianas" de los occidentales, sembrando y esparciendo las semillas del odio. Cuando es precisamente la falta del verdadero Islam la que, en este caso, ha posibilitado una tal masacre de vidas inocentes.
Vidas segadas no más inocentes -todo sea dicho- que las que mueren casi a diario en los zocos de Bagdad o en las mezquitas chiitas del Iraq a manos de muy similares monstruos psíquicos, utilizados siempre de una forma u otra por los grandes poderes de este mundo para sus siniestros designios globalistas y laicistas, que buscan imponer al género humano el completo olvido de Dios.