Atentados de Niza: Francia, entre el terrorismo y el mundialismo

20.07.2016

Los hechos

El jueves 14 de julio, en Niza, un camión chocó contra la multitud en el Paseo de los Ingleses, derribando a las personas que se encontraban en su camino, sobre una distancia de 2 km. La famosa avenida estaba cerrada a los vehículos y repleta de gente, mientras los fuegos artificiales por la fiesta nacional acababan de terminar. El peso pesado de 15m de largo viajaba a 90 km/h segando a la gente a su paso "como bolos", según testigos. El Ministerio del Interior dio el balance provisional de al menos 84 muertos y cincuenta heridos graves. Como muestran las imágenes del hecho, el pánico se extendió a lo largo de gran parte del centro de la ciudad.

El asesino

De acuerdo con la información preliminar recogida por la policía, el asesino es un hombre de nacionalidad tunecina de 31 años. El hombre estaba en libertad condicional desde el 27 de enero por "violencia", pero no por radicalización. Vivía en los barrios orientales de Niza, barrios conocidos por su alta densidad de población del norte de África.

El modus operandi

En septiembre de 2014, Abu Mohammed al-Adnani, portavoz de la organización terrorista "Estado islámico" dio instrucciones para pasar a la acción de manera aislada y con cualquier arma disponible:

"Si no se puede hacer estallar una bomba o disparar, arréglatelas para encontrarte a solas con un infiel francés o americano y aplastar su cráneo con una piedra, matarlo con un cuchillo, darle la vuelta con tu coche... "

Las especificidades de Niza

En otro tiempo ciudad de veraneo privilegiado de las aristocracias europeas y rusas, Niza es el último territorio incorporado a Francia con los Saboya en 1860. La ciudad ha guardado durante mucho tiempo una fuerte especificidad identitaria, hoy casi aniquilada por el turismo de masas.

Poblada por el 80% de su población en sólo el 20% de su litoral, la zona de Niza es un territorio marcado por una superpoblación creciente y una sustitución de la población que la acerca cada vez más a Marsella. Una lenta invasión favorecida por las políticas públicas migratorias desde los años sesenta. En los últimos años, Niza también está experimentando una afluencia masiva de inmigrantes ilegales africanos llegados de Italia, que no logran alcanzar el norte de Francia para tratar de ir a Inglaterra o Alemania.

A pesar de esto (o a causa de ello), Niza ha sido siempre un territorio anclado a la derecha, y a menudo rebelde a las políticas nacionales, como en el momento del Alcalde Jacques Medecin, un especulador de derecha apoyado por el Frente Nacional, los franceses repatriados de Argelia o incluso los católicos tradicionalistas del Arzobispo Lefebvre.

Conociendo una inseguridad y una violencia urbana entre las más altas de Francia, el Frente Nacional consigue regularmente en Niza algunos de sus mejores resultados nacionales.

Niza, laboratorio del multiculturalismo posmoderno

Niza también tiene la especificidad de albergar en su interior una de las comunidades judías más numerosas de Francia, junto con una de las densidades más fuertes de poblaciones del norte de África. Sintetizando así la situación más general de Francia, el país europeo que cuenta a la vez el mayor número de judíos y de musulmanes en su suelo.

Desde el año 2000, el Alcalde de Niza promueve activamente una política de clientelismo comunitario creciente. Cortejando por turno y sin escrúpulos a los gays, los musulmanes, los católicos de tradición o incluso a la Iglesia ortodoxa rusa. Transformando así la ciudad en un verdadero Arlequín posmoderno cada vez más inhabitable. Un equilibrio comunitario vuelto precario a medida que aumentan las tensiones internacionales. Una situación explosiva oculta por un barniz festivo y una decadencia de las costumbres desenfrenada acompañada por una meteorología clemente.

Francia, sin protección

El 11 de julio, el ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se felicitaba por una Euro-2016 sin mayores incidentes, señalando a continuación que "la amenaza terrorista seguía", y llamando a la vigilancia durante el verano. El plan Vigipirate se elevó así al nivel de "alerta de atentado", el nivel máximo, en todo el departamento de los Alpes Marítimos.

Es pues en pleno dispositivo anti-terrorista que se produjo la matanza. Queda por conocer las condiciones reales de seguridad establecidas por el Estado para proteger las festividades del 14 de julio en Niza.

Algunas fuentes hablan de sólo unos cincuenta policías nacionales y otros tantos municipales para abarcar una multitud repartida a lo largo de varios kilómetros.

Preguntas que se plantean también al actual alcalde de Niza, por otra parte multiculturalista convencido y celoso.

Varios escenarios posibles

1 / La teoría de operación bajo bandera falsa realizada por personas manipuladas por los servicios.

Para corroborar esta teoría citamos aquí a Gabriele Adinolfi, teórico político y analista de la estrategia de la tensión:

"Nos encontramos en Niza, como siempre, los mismos elementos perturbadores: el terrorista que pierde su documento de identidad, el habitual Valls profetizando masacres futuras, etc."

En este escenario, interpretamos un atentado como el de Niza como un posible elemento de una estrategia de choque más amplia, que comenzó con mucha antelación. La política migratoria suicida de los gobiernos occidentales constituye la prueba de la voluntad de las élites mundialistas de utilizar la inmigración-invasión como una herramienta para someter definitivamente a los países europeos al proyecto mundialista de un gobierno mundial y del fin a las naciones. Desde la perspectiva de la crisis económica mundial del sistema de la deuda para desviar la ira de la gente a un enemigo de sustitución: el Islam. O incluso para hacer enfrentarse entre sí a las minorías políticas motivadas que son los nacionalistas europeos y los islamistas. Esto con el fin de crear contrafuegos y de hacer matarse a las personas potencialmente guerreras y potencialmente revolucionarias. Esta es la estrategia de la tensión que fue utilizada por ejemplo en Italia, de los años 60 hasta los años 80, con el fin de enfrentar a la extrema izquierda insurreccional y a la extrema derecha armada. Guerra civil de baja intensidad que causó cerca de 400 muertes. Hoy en día es la estrategia de la guerra híbrida en Ucrania en una escala mucho más grande.

Esta estrategia de bombero pirómano tiene la ventaja para la oligarquía de hacer acercarse al pueblo al Estado por el miedo, y de alejarlo de las periferias políticas. El estado - incluso desacreditado - queda como único recurso para los ciudadanos en caso de crisis civil grave y de ataques externos.

Está claro que una Francia en crisis económica y sin horizonte espiritual, poblada por más de diez millones de musulmanes principalmente concentrados en las grandes ciudades, es un país fácilmente desestabilizable por los servicios extranjeros o interiores. El ataque de Niza podría constituir un paso más en la desestabilización programada de Francia y de la Unión Europea.

Esta teoría - resumida aquí brevemente - es defendida en Francia por los analistas que deconstruyen la ingeniería social y los métodos de las guerras híbridas indirectas. Este es el eje principal de la política de la asociación Egalité et Réconciliation ["Igualdad y Reconciliación"], así como el análisis político de algunos soberanistas de izquierda.

2 / La teoría del lobo solitario y de la guerra racial por venir.

En esta teoría, la idea central es que el terrorismo está ahora fuera de control, incluso de las centrales que lo han utilizado en el pasado. Por lo tanto, los atentados se multiplicarán a medida que la crisis económica y geopolítica del mundo se intensifique, llevándonos progresivamente hasta el punto de incandescencia máxima de una guerra abierta racial y religiosa. El laissez-faire [dejar hacer] de los últimos cuarenta años en materia de inmigración, conduce lógicamente a los atentados terroristas como los que experimentó Francia en Argelia. Es el análisis político defendido por la derecha identitaria desde hace muchos años.

3 / La convergencia de los dos escenarios anteriores.

En UNA tercera visión del terrorismo contemporáneo, estos dos análisis convergen de forma sintética.

Citamos aquí de nuevo a Gabriele Adinolfi:

"Que existe un humus adaptado a la creación y el cultivo de terroristas alucinados es una cosa evidente. Que aquellos que a menudo se llaman autónomos y espontáneos es algo probable. Que por otra parte diferentes servicios los pilotan a distancia - como se sospechó en casi todas las tragedias de Francia y Bélgica - es otro hecho indiscutible. Y que para manipularlos utilizan técnicas sutiles, principalmente psicológicas, sin realizar un verdadero reclutamiento, es un factor a considerar, que no siempre se hace. Por lo tanto, que se desencadenan guerras por delegación entre gobiernos o grupos de alianzas nacionales es ciertamente verdad. Cualesquiera que sean las intenciones de los terroristas marionetas.

Que todo esto fortalece al sistema oligárquico que no hace nada para prevenir el terrorismo, y que esto contribuye de manera grave al acondicionamiento de los rebaños hacia el matadero, también es indiscutible.

Por lo tanto tienen razón aquellos que denuncian la amenaza yihadista como aquellos que aluden a las pistas internacionales y oligárquicas, todavía será preciso que se trate de buenas pistas. Todo encaja en la materia, y podemos hacerle frente eficazmente sólo tratando estos fenómenos en su conjunto".

Francia, traicionada

Durante cuarenta años - después del fin del gaullismo histórico y del pacto entre la derecha patriótica y el Partido Comunista Francés - las políticas de la derecha liberal y de la izquierda societal tienen, por diferentes razones pero convergentes, todo hecho para para favorecer la inmigración de masas en Francia.

Hoy en día, como todo el mundo sabe muy bien, Francia conoce una población multi-étnica de piel de leopardo que favorece el próximo estallido de una guerra civil de alta intensidad.

Sintomático de esta clase política antinacional y traidora, Patrick Calvar, director general de Seguridad Nacional, quien declaró en mayo pasado:

"[...] Europa está en gran peligro: los extremismos aumentan en todas partes y somos nosotros, los servicios internos, los que tratamos de desplazar los recursos para interesarnos por la ultraderecha que está sólo a la espera de la confrontación. Usted recordaba que siempre tuve un lenguaje directo; pues bien, esta confrontación, creo que va a tener lugar. Uno o dos ataques más y pasará. Nos incumbe pues anticipar y bloquear a todos estos grupos que querrían, en un momento u otro, provocar enfrentamientos intercomunitarios".

El principal enemigo del gobierno de ocupación de Francia es aquí claramente identificado: ¡los patriotas preocupados por el futuro de su país!

La Francia eterna entre el teísmo radical y el laicismo ateo

Con la ola de ataques experimentados por Francia desde hace varios años, una narrativa forzada parece asentarse: aquella que quiere enfrentar la Francia laicista nacida de las luces con el islamismo. Este escenario desarrollado a escala mundial como la confrontación de un Occidente ilustrado y progresista contra el oscurantismo fundamentalista islámico es consignado hoy en la sangre de las víctimas de Niza, París y otros lugares.

Sin embargo, para Francia la elección no es entre la secularización agresiva occidental y el desierto islamista, entre el ateísmo y el teísmo. Más bien entre el olvido de sí y el recurso a la tradición y a la memoria.

Pagamos hoy el precio de las políticas atlantistas de nuestros sucesivos gobiernos y de su total sumisión a intereses que no son los nuestros. Si Francia quiere salir del atolladero en donde estamos ahora, es sólo dejando el bloque occidental y uniéndose a la alianza de los países conservadores y no alineados como podrá hacerlo. Países que se enfrentan de manera conjunta al mundialismo y a su socio islamista. Principalmente, la Santa Rusia, la Siria nacional árabe, Irán, Venezuela y todos los países que quieren romper la narrativa de muerte en curso.

La alianza alternacional con todas las potencias que trabajan por un mundo multipolar es el único recurso para Francia. Un mundo multipolar que sea conservador de los valores fundamentales de la vida y socialmente progresista.

Al borde del precipicio

En los tiempos de tribulaciones que atraviesa Europa,  es a la tierra de los padres y a las concepciones de hija mayor de la Iglesia y de la romanidad eterna a lo que Francia debe recurrir ahora. Contra todo lo que la niega, contra todos sus enemigos.

De manera inédita en su historia, Francia está hoy pilotada por una camarilla globalista que quiere su pérdida y su aprisionamiento final. Atrapados entre el martillo islamista y el yunque mundialista, nuestro país llega hoy a un nudo histórico. Lo que llega sorprenderá sólo a los tontos, desde hace tres décadas por lo menos, los nuestros se están preparando para ello. El reto ahora es organizarnos lo más eficazmente posible a todos los niveles a fin de prepararnos para todos los escenarios posibles.

Se trata de trabajar, incluso más que antes, en calma y con nervios de acero - al abrigo de todas las provocaciones y de todos los provocadores - la recuperación lúcida y decidida de nuestra nación y nuestra civilización.

En la sociedad pos-humana que está siendo puesta en marcha, debemos rezar, hacer familias y organizarnos metapolítiquemente sin discontinuidad, cada uno en el puesto que Dios le ha asignado.

A pesar de toda la desestabilización y el caos por venir, tenemos que mantener nuestro horizonte de expectativas ineluctable: la alianza del conservadurismo integral y del progreso social, la voluntad de poder francesa y europea, y la emancipación de la camisa de fuerza globalista.

Frente al mundialismo y su socio dialéctico islamista, más que nunca, necesitamos ser conservadores, progresistas, no alineados.

Cuando esta guerra termine, hará falta, con nuestros aliados - Rusia a la cabeza -, crear un nuevo Tribunal de Nuremberg. El tribunal de los mundialistas y de los multiculturalistas, los que abrieron la puerta a los fanáticos y a los poseídos por el nihilismo terrorista.