Locura: para salvar a Clinton, Obama declara la guerra (cibernética) a Rusia
Según la histórica emisora estadounidense NBC, el pato cojo estaría intentando un golpe bajo.
La Casa Blanca está considerando la posibilidad de lanzar un ataque cibernético contra Rusia en respuesta a las acciones sospechosas de injerencia por parte de Moscú en la elección presidencial de Estados Unidos. Lo ha informado la NBC, la red radiotelevisiva estadounidense con sede en el Rockefeller Center de Nueva York.
Según la histórica emisora televisiva estadounidense, el pato cojo (apelativo generalmente utilizado para referirse a los poderes limitados de los presidentes de Estados Unidos en condiciones políticas especiales, como estar en el fin del mandato), estaría intentando un golpe bajo.
Barack Hussein Obama II, habría dado instrucciones a la CIA para preparar diversas opciones para una operación cibernética "clandestina" de ataque informático de largo alcance para dañar y "desconcertar" a los líderes del Kremlin.
Las fuentes de inteligencia citadas por la NBC News no dan detalles de las medidas estudiadas por la CIA, pero informan que la agencia de inteligencia ya ha comenzado los preparativos para la operación, incluyendo la elección de los objetivos a golpear.
En esencia, el gobierno de los Estados Unidos, sin proporcionar ninguna prueba, ha acusado a Rusia de querer influir en la campaña electoral de Estados Unidos y de ser responsable de las operaciones de los piratas informáticos que han llevado a Wikileaks a estar en posesión de miles de correos electrónicos de los demócratas estadounidenses. Entre los interceptados, el jefe de la campaña electoral de Hillary Clinton, John Podesta, del cual el sitio web de Assange libera casi a diario correspondencia electrónica. De ahí el paso en falso de Obama, que habría dado luz verde ya a los servicios de inteligencia para operar y abrir las "puertas" de los sistemas informáticos del gobierno ruso. Un movimiento arriesgado, ya que de esta manera, en Washington están admitiendo públicamente estar implicados en actividades de piratería contra un estado soberano, haciendo hincapié en su intención de atacarlo sin el más mínimo indicio.
El Presidente de la Federación de Rusia, Vladimir Putin, ha respondido con preocupación a los rumores de un ataque estadounidense a los sistemas informáticos de su gobierno. Según informó ANA, en una declaración atribuida a las agencias de noticias Tass e Interfax, Putin ha dejado claro que, en violación de las normas internacionales, "amenazando a Rusia con desencadenar un ataque de hackers, los Estados Unidos admiten por primera vez estar implicados en este tipo de actividad".
Por otro lado, los rumores de NBC news no han sido desmentidos por el gobierno de Estados Unidos, incluso el vicepresidente Joe Biden anunció que Washington "está a punto de enviar un mensaje" a Putin. "Tenemos la capacidad para hacerlo y el mensaje será enviado. Él será capaz de reconocerlo, y esto sucederá cuando lo decidamos". El presidente ruso, a continuación, respondió señalando que este comportamiento es contrario a las normas internacionales, rechazando el argumento de que las violaciones sufridas por el Partido Demócrata y Clinton sean responsabilidad de su gobierno.
Mientras tanto, el mapa en vivo de los ataques de piratas informáticos en el mundo, publicado por la Norse Corporation, consultado mientras escribimos, ofrece una imagen curiosa: la mayoría de los conflictos cibernéticos parecen originarios de los EE.UU. y destinados a la misma nación.
Sin embrago, este tipo de ataques tan sofisticados se supone que pueden ser enmascarados sofisticadamente, dando a entender una fuente y una procedencia diferentes de las reales.
En un clima de intensa guerra cibernética, el sabotaje, el engaño y el despiste fluyen a la velocidad de los bits, y también por esto la amenaza de guerra cibernética de la Casa Blanca, que atribuye a los rusos intreferencias y ataques de piratas informáticos sin aportar pruebas, corre el riesgo de ser sólo un peligrosísimo intento de Obama de avivar el fuego de la guerra mundial para sacar a Clinton y los demócratas en campaña electoral de la pesada piedra de las revelaciones de WikiLeaks.
Después de todo, Donald Trump las aprovecha acorralando cotidianamente a su oponente con cuanto surge de las filtraciones. El número uno de la campaña electoral de Hillary Clinton, John Podesta, ha acusado al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, de ayudar a Trump en la carrera electoral a la Casa Blanca, y al mismo tiempo a Rusia de estar detrás de los últimos ataques piratas a su cuenta de Gmail, después lo cual el sitio de Assange ha publicado miles de correos electrónicos personales del asesor político de la candidata demócrata.
A partir de aquí, parece absurdo que Obama llegue incluso tan lejos como para hacer precisamente esto, sin dar al mundo la "pistola humeante" utilizada por los rusos.
Una posición alejada de la realidad y muy peligrosa.
En segundo plano, las muchas preguntas sin respuesta sobre la sospechosa financiación de la Fundación de los cónyuges Clinton; sobre las ingerencias en la crisis de Siria; las relaciones con los yihadistas; las relaciones con Wall Street y los grandes bancos de inversión; los estadounidenses que no votan por ella definidos como miserables y despreciables; el riesgo de un conflicto de proporciones globales por los intereses de un establishment ya muy impopular para grandes sectores de la población estadounidense.