La crisis de efectivo es lo que "Hazlo en India" se supone debe parecer

29.11.2016

La India está actualmente en medio de una gran crisis de efectivo después de que el gobierno decidiera de repente retirar los dos billetes más altos en circulación, por un valor aproximado del 86% de toda la oferta monetaria. El aparente razonamiento detrás de esto es apuntar sobre el "dinero negro" y los financieros militantes, pero las consecuencias en la vida real han sido que millones de indios están haciendo cola en filas que recuerdan el período soviético tardío. Peor aún, algunos trabajadores del suministro de alimentos ya no transportan mercancías perecederas porque sus jefes simplemente no pueden pagarlas, y por tanto, las dejan a la luz del sol para que se pudran.

Un informe de 2015 de UNICEF elaborado por el Forum for Learning and Action with Innovation and Rigou,r encontró que aproximadamente 750.000 niños menores de 5 años mueren por desnutrición en la India cada año, y un informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación de la misma época concluyó que 194 millones de indios están desnutridos, la peor cifra en el mundo. Con esto en mente, hay razones muy reales para preocuparse por que la situación humanitaria en la India pudiera empeorar si las personas desfavorecidas ya no son capaces de acceder de manera fiable a sus ya vulnerables suministros de alimentos, aunque afortunadamente no hay demasiadas señales de una crisis inminente en este punto.

El caos que el anuncio sorpresa de Modi ha creado en todo el país plantea preguntas sobre la sinceridad de las razones declaradas acerca de una búsqueda de desmonetización.

Todos los medios de comunicación coinciden en informar que la mayoría de los indios no tiene cuentas bancarias, lo que hace muy difícil para ellos cambiar sus viejos billetes. La única solución para ellos es depender de "soluciones alternativas" desastrosas y costosas (por ejemplo, enviar a personas con cuentas bancarias a cambiar el dinero a cambio de una comisión), o pasar por el proceso de abrir sus propias cuentas. Sin embargo, muchos indios no necesitan usar bancos, porque la mayoría de las transacciones no gravadas que constituyen la mayor parte del comercio interno del país se manejan con efectivo, y se llevan a cabo entre las millones de pequeñas empresas dispersas por toda la India.

Aquí radica la verdadera razón por la que Modi está presionando con la "desmonetización", y no es sólo por el deseo de su gobierno de extraer más ingresos fiscales de sus ciudadanos. Lo que realmente quieren hacer es paralizar las pequeñas empresas y obligar a los indios a abrir cuentas bancarias en previsión de la puesta en marcha a gran escala de su iniciativa "Make In India" [“Hazlo en India”]. Esta propuesta es sencilla: busca que los socios extranjeros de la India construyan sus productos en la India a cambio de tener acceso preferencial a su mercado de más de mil millones de clientes. El truco, sin embargo, es que la gran mayoría de las compañías extranjeras no pagan a sus trabajadores locales en efectivo, y exigen que tengan cuentas bancarias para que sus ganancias puedan ser depositadas directamente y, por lo tanto, sean más fácilmente controlables, especialmente en el caso de una auditoría. Por otra parte, los fabricantes extranjeros podrían tener dificultades para aprovechar el mercado indio si las marcas nacionales son ya las predominantes en ciertos sectores de escala baja.

Estas dos motivaciones apremiantes explican por qué Modi siguió adelante con la desastrosa política de "desmonetización". No era para combatir el "dinero negro" y ridículamente dirigir un "ataque quirúrgico" contra los financieros militantes, sino que todo se basaba en la intención de destruir pequeñas empresas y obligar a tantos indios como sea posible a que abran cuentas bancarias en previsión de su futura contratación por parte de las empresas extranjeras que participarán en el "Make In India". Sin embargo, sin haberlo querido, Modi y su gobierno derechista Hindutva han revitalizado la resistencia izquierdista antigubernamental en el país, haciendo que sus llamamientos a la gente común y a la clase trabajadora sean mucho más atractivos de lo que podrían haberlo sido, debido al negativo impacto a gran escala que esta política está teniendo sobre los indios de todas las clases / castas, etnias y religiones.

El gobernante BJP es visto cada vez más como el partido de los hindúes más patrioteros y de los miembros más exitosos de la clase empresarial, mientras que el del Congreso y otros partidos de la oposición en el país están siendo reconocidos como mucho más inclusivos étnica y religiosamente, y entre las clases media y trabajadora.

Las políticas corporativistas estatales de Modi son la definición económica del fascismo, mientras que las de su supremacista Hindutva son su contraparte social. Con el movimiento anti-BJP en la India alineado a la izquierda en los sentidos económico y social, se está creando una división irreconciliable dentro del país entre dos polos opuestos y dos campos de votantes apasionadamente contrarios – el corporativo y fascista Hindutva del BJP por un lado, y por otro los secularistas socialistas integradores del Congreso y otros -, lo que tarde o temprano convertirá la crisis del dinero en efectivo en una crisis político-cultural si las diferencias fundamentales entre ellos no se resuelven pacíficamente en el futuro.