El legado de Fidel Castro ante su muerte

02.12.2016

25 de noviembre de 2016. Llegando a Casa, un día cansado. Después de hacer las labores domésticas de costumbre, me sirvo café y me siento en el sofá, fastidiado por el tráfico de las calles. Prendo la televisión para escuchar como ruido de fondo el canal Universitario. Tomo mi laptop y la enciendo. Abro mi browser que automáticamente se dirige al Canal de noticias y lo primero que veo es una foto del Comandante Fidel, con un letrero de fondo rojo, que decía: “El presidente Cubano Raúl Castro anuncia oficialmente el fallecimiento del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro.”

Siento que una corriente de hielo me recorre la espalda. No puedo dar crédito. Inmediatamente cambio la televisión a los noticieros, los cuales están transmitiendo las palabras del Presidente Raúl. Llamo a mi esposa y le comunico la noticia. Su reacción es similar a la mía. Entro a otras páginas de internet. Me cuesta trabajo creerlo. Cuando por fin me convenzo de la veracidad de la noticia, un fuerte dolor siento dentro de mí.

A mi mente vienen imágenes de diferentes etapas de mi vida. De mi niñez, mis padres hablando de Cuba y de Fidel. De mi adolescencia, en mi buró, con “El Diario del Ché en Bolivia” de un lado y una recopilación de discursos de Fidel del otro lado. De mi juventud, en los ratos libres, entre las clases de Genética y Biología Molecular, discutiendo sobre los avances de Cuba y su comparación con lo que pasaba en América Latina. Me doy cuenta que tanto Fidel como el Ché Guevara siempre han estado omnipresentes en mi vida. Fueron mi ejemplo a seguir. Fueron mis guías, mis ideales.

Entro a Facebook para ver qué opiniones encontraba. Veo en mis amigos de la escuela primaria y de educación media, además de mis amigos de la juventud y de edad adulta, exactamente las mismas reacciones que las mías. Hablo con ellos. Intercambiamos opiniones. Estamos Consternados. Sentimos un hueco que será imposible de llenar. Sí, su legado, su memoria, sus enseñanzas estarán presentes y serán eternas. Pero el Comandante ya no está allí. El “Hombre del Siglo XX” ya no estará para mostrarle al imperialismo que su invulnerabilidad es una mentira. Comandante Fidel Castro Ruz, no un minuto de silencio, sino toda una vida de lucha. ¡Patria o muerte, Venceremos! ¡Hasta siempre, Comandante!

Fidel Castro sobrevivió 60 años de presiones del imperialismo. Fidel Castro sobrevivió a 11 presidentes norteamericanos. Sobrevivió a 638 atentados de la CIA. Fue un símbolo de apoyo en todas y cada una de las luchas revolucionarias de la segunda mitad del Siglo XX, e inicios del Siglo XXI. En América, en África, en Asia, en todo el mundo. Se le compara con Nelson Mandela, pero en verdad, la influencia ideológica y el ejemplo de lucha de Fidel, fue mayor y más penetrante que la del gran luchador que derrotó al apartheid. Fue la luz de referencia de entre cuatro y seis generaciones en América Latina y en muchas partes del mundo. Fue gran amigo y referencia de otros reconocidos luchadores como Salvador Allende, Omar Torrijos, Hugo Chávez, Evo Morales, José Mujica, Daniel Ortega, Lula da Silva, Néstor Kirchner, Nicolás Maduro. Y eso sólo en América. En el mundo hay varios más.

El pequeño David que desafió a Goliat y lo venció. El gigante de 1.91 m de estatura que convenció a los cubanos de que el sacrificio por la libertad valía la pena.

Los logros de Cuba y de Fidel son una marca para cualquier país de los llamados “emergentes” en el mundo, a pesar del salvaje bloqueo norteamericano, por 60 años.

Pero sobre todo, sus convicciones de la libertad y los ideales socialistas, su firmeza y convicción en la lucha, su valentía y firmeza ante los embates del imperialismo, de la mafia, de las transnacionales, que no pudieron derrotarlo, a pesar de las mentiras que se inventaron en contra de él y de Cuba, lo convirtieron en nuestro guía en la lucha por la libertad y la justicia. Y sobre todo, fue omnipresente en nuestras vidas.

Comandante Fidel Alejandro Castro Ruz, la historia no sólo te absolvió, sino que tú eres la historia.

Descanse en paz.