El adiós de Fidel y el futuro del acercamiento EEUU-Cuba
El fallecimiento del ex-líder cubano e inolvidable leyenda revolucionaria, Fidel Castro, es un momento triste en la historia del mundo pero no fue de ningún modo sorpresivo dada su avanzada edad.
Puede esperarse que un largo periodo de luto tenga lugar en Cuba y que su funeral vea la asistencia record de muchos líderes mundiales, con el presidente Obama incluido. El líder de EEUU probablemente aprovechará la ocasión para promocionar el acercamiento con Cuba, probablemente haga comentarios positivos y optimistas sobre la vida y legado de Castro para avanzar en su agenda de granjearse el apoyo de los isleños.
Aunque el presidente electo Trump puede buscar la modificación de algunos detalles más finos en relación a la agenda Cuba-EEUU, en su mayoría para ayudar a sobrellevar su promesa de campaña al importante electorado cubano anti-comunista de Florida, no parece que él vaya a invertir totalmente la iniciativa de su predecesor. Esto es porque Raúl Castro probablemente será mucho más flexible a las demandas de EEUU de lo que él era cuando su hermano estaba todavía vivo.
No debería olvidarse que Fidel esperó un misteriosamente largo tiempo para comentar sobre el acercamiento EEUU-Cuba después de que fuera públicamente divulgado, dando lugar a indicios razonables de que él no lo apoyó enteramente. El mundo conoció los detalles de las conversaciones secretas el 17 de diciembre de 2014, aunque Fidel no lo mencionó hasta el 27 de enero de 2015, para indicar de manera poco convincente que él tardíamente y solo tibiamente lo apoyó, e incluso entonces sólo a través de una carta que fue leída en la televisión y no a través de algún video comentario. Fidel escribió en su carta de aquel tiempo a la Federación de Estudiantes Universitarios que:
“No confío en la política de los Estados Unidos, ni he intercambiado una palabra con ellos, aunque esto no significa de ningún modo un rechazo a una solución pacífica a los conflictos o amenazas de guerra. Defender la paz es el deber de todos.
Cualquier solución pacífica y negociada a los problemas entre los Estados Unidos y los pueblos, o cualquier pueblo de Latinoamérica, que no implique la fuerza o el uso de la fuerza, debe dirigirse de acuerdo con los principios y normas internacionales.
Siempre defenderemos la cooperación y amistad con todos los pueblos del mundo, y con aquellos de nuestros adversarios políticos. Esto es lo que estamos demandado para todos.
El presidente de Cuba ha tomado los pasos pertinentes de acuerdo con sus prerrogativas y facultades concedidas por la Asamblea Nacional y el Partido Comunista de Cuba”.
El inteligente líder revolucionario en muchos modos es paralelo al Ayatolá iraní, pues ambos tomaron una cantidad de tiempo simbólicamente importante para públicamente dar sus bendiciones a la diplomacia que sus representantes políticos estaban realizando con los EEUU. Esto estaba destinado a transmitir implícitamente el sentido de que ellos tenían sus serias reservas sobre el proceso, aunque no querían cambiar de opinión sobre lo que el gobierno electo estaba haciendo para no proporcionar una apertura estratégica a los EEUU con la cual argumentasen que “el régimen está dividido” por dicha diplomacia.
En los intereses de presentar un frente estable y unido, Fidel y el Ayatolá lanzaron su carga tras los esfuerzos de Raúl y Rouhani, aunque los dos primeros eran también lo bastante inteligentes como para decir todavía que ellos no confiaban en los EEUU por si acaso las conversaciones se rompían, los EEUU traicionaban a sus países, y/o Washington encontraba algún modo creativo para convertir en arma los resultados diplomáticos y así poder avanzar con su objetivo a largo plazo de cambio de régimen en la Habana y Teherán.
La indecisión de Fidel y del Ayatolá a animar inmediatamente por lo que sus representantes políticos estaban haciendo, también ayudó a aplacar lo que los medios de comunicación principales comúnmente denominan como “los conservadores” o “los duros” en su “Estado profundo” (lo permanente en el ejército, inteligencia y burocracias diplomáticas). Esta facción no es tan ominosa como las etiquetas engañosas a propósito de los medios de comunicación de EEUU habían hecho creer al resto del mundo, tales facciones son sólo firmemente patrióticas y adheridas a la multipolaridad global y justamente creen que los EEUU no pueden ser de confianza sin importar lo que digan o hagan.
Con Fidel fuera de escena, sin embargo, es una apuesta segura que Raúl trabajará en dar pasos adelante para continuar con el reemplazamiento gradual de los aliados del “Estado profundo” de su hermano con sus propios “moderados” amistosos con occidente, justo como Rouhani ha buscado hacer tanto como pudo a través de los electorales en Irán. No obstante, la situación es mucho más profunda en la pequeña Cuba, ya que Fidel era el ancla simbólica de su facción y su fallecimiento eventualmente lo hará todo más fácil para que Raúl lleve a cabo los cambios que él quiere para facilitar un acuerdo de espectro completo con los EEUU.
La única cosa que puede invertir este proceso aparente inevitable es que Trump se muestre plenamente en contra de continuar el acercamiento de Obama y realmente tome medidas para llegar a un “acuerdo” excesivamente duro (uno que sería deliberadamente inaceptable para una nación orgullosa tal como Cuba), congele las conversaciones, y/o las cancele totalmente. Esto envalentonaría de manera esperable a los “duros” / “conservadores” que todavía resisten en el “Estado profundo” cubano de acuerdo con el legado ideológico de Fidel, y ellos harían sus propios contra-movimientos para restaurar su influencia sobre el país para protegerla frente a lo que para entonces sería un retorno a la indiscutible amenaza desde el norte.
Para continuar con el paralelismo iraní, esto ya está ocurriendo en la República Islámica desde entonces e incluso en cierto modo antes de la elección de Trump, ya que el Ayatolá y sus promotores estratégicos-militares ya vieron la señal de advertencia de que Washington ciertamente seguía tramando cosas malas a través de su manipulación indirecta del Daesh en Irak y Afganistán (las fronteras occidentales y orientales de Irán respectivamente), el apoyo militar encubierto y entrenamiento para los terroristas kurdos anti-Teherán, y la colaboración conjunta con India en el fomento del terrorismo de los Balochistaníes en el vecino Pakistán (y que inevitablemente se derramaría sobre las provincias iraníes adyacentes de Sistán y Baluchistán).
Un proceso similar de resurgimiento de los “duros” / “conservadores” en el “Estado profundo” cubano también puede ocurrir si el liderazgo político de la Habana toma conciencia de la amenaza simétrica que les mira de frente y quitan la cortina que los EEUU engañosamente pusieron sobre sus ojos. Al igual que con Irán, los EEUU permanecen inquebrantablemente comprometidos a revertir el progreso revolucionario multipolar de Cuba sin importar lo que públicamente digan y cómo finjan su posición a día de hoy.
Los grandes diseños estadounidenses en el hemisferio occidental están declarados estructuralmente para reestablecer la hegemonía sobre la estratégica isla de Cuba que en su día los EEUU habían ocupado y controlado plenamente, justo como análogamente siguen emprendiendo en sus esfuerzos para dominar -una vez más- la antigua Persia en la juntura pivotante de Asia occidental, central y sureña.
Las polémicas y la presentación pueden haber cambiado de un estilo de agresión total y hostilidad a una más engañosa de “acercamiento” y “mutua coexistencia” aunque la sustancia indiscutiblemente continúa siendo la misma, que es el socavar de los adversarios geopolíticos de EEUU por las buenas o por las malas. La administración Obama hábilmente decidió echar una apuesta sobre el cambio de imagen de manera fundamental en la política exterior de EEUU y poniendo en contra de los medios de comunicación principales la percepción promocionada de que América estaba “en retirada” y que el Obama inexperimentado e ideológicamente ingenuo estaba finalmente preparado para ofrecer concesiones estratégicas incondicionalmente a los rivales históricos de su país, que ellos “harían bien” en aceptar finalmente y aprovecharse mientras que los EEUU permanecieran “débiles”.
No obstante, como puede verse del caso de estudio iraní, esto no fue nada más que una ilusión elaborada meticulosamente y a gran escala destinada a engañar a la República Islámica y a desarmar estratégicamente sus sospechas de que los EEUU estaban sólo y realmente ofreciendo un Caballo de Troya de tiempo retardado. Washington quería transformar estructuralmente su objetivo a lo largo del tiempo para que pudiera ser infinitamente más fácil controlar e influir, y si aquellos fallaba, entonces al menos habría sido debilitada hasta el punto de que una revolución de color o guerra híbrida pudiera ser comenzada para finalmente paralizarla desde dentro y traerla de nuevo y por la fuerza bajo el tutelaje de EEUU.
La verdad sea dicha, la misma cosa fue intentada contra Rusia con el infame “reinicio”, pero el “Estado profundo” de Moscú cayó en la cuenta de esto casi de inmediato y tomó medias proactivamente para acabar con el cambio de régimen y otras “ONGs” destructivas dentro de sus fronteras. El mundo es testigo del hecho de que los EEUU, a pesar de haber ofrecido la “rama de olivo” de un “reinicio” con Rusia, estuvo fomentando sin cesar otra desestabilización en Ucrania, que más tarde estallaría en terrorismo urbano ahora conocido popularmente como “Euromaidán” y que desencadenaría la preplanificada nueva guerra fría.
Al igual que los EEUU traicionaron a Rusia, también están haciendo la misma cosa con Irán mediante las multifacéticas y complementarias maquinaciones de guerra híbrida mediante el Daesh, los terroristas kurdos anti-Teherán, los militantes del separatismo Balochi en Pakistán, y que puede asumirse indudablemente que estén incrementando esfuerzos para organizar la infraestructura social para otra “revolución verde”.
En cuanto a Cuba, la situación estratégica es inquietantemente similar. Los EEUU han estado realizando activamente lo que puede ser denominado como “Operación Cóndor 2.0”, que es una iniciativa extensa de cambio de régimen para derrocar los gobiernos socialistas-izquierdistas del hemisferio occidental y reemplazarlos con gobiernos derechistas pro-americanos. El primer golpe de Obama fue en Honduras, allá por 2009, y después, ocurrió un cambio de régimen similar en Paraguay con su “golpe constitucional” en 2012. Todo este tiempo, Venezuela, Ecuador, y Bolivia han estado enfrentándose a disturbios de guerra híbrida, con la república bolivariana siendo víctima de esto en mayor medida que el resto, y con una intensidad visiblemente mayor.
El gobierno de Argentina cambió pacíficamente en 2015, aunque sólo porque los EEUU precondicionaron estructuralmente a las masas mediante la manipulación de la situación económica a través de la agresión de los “fondos buitre” y otras desestabilizaciones asimétricas (incluyendo lo informacional) destinadas a debilitar el apoyo popular para el sucesor político de Kirchner. Después, como todo el mundo es obviamente consciente, los EEUU sacaron adelante el increíble “golpe constitucional” en Brasil a principios de verano de 2016.
Dado estos antecedentes demostrados de cambio de régimen por todo el hemisferio, es de ingenuidad total creer que Cuba, la cual es mucho más débil que Venezuela en todos los aspectos, será de algún modo una “excepción” y escapará a la ira unipolar de EEUU a pesar de haber sido el adversario regional de Washington más antiguo. Lo que está teniendo lugar ahora no es nada menos que una amplia operación de cambio de régimen, casi como una “primavera árabe” pero completamente reestructurada para las condiciones únicas de Iberoamérica y basadas en la historia de la operación encubierta de los EEUU durante la guerra fría conocida como “Operación Cóndor”.
Como continúan haciendo “progresos” por toda la región, los EEUU realmente están debilitando el apoyo multipolar que afianza la seguridad internacional de Cuba. Aún no se sabe exactamente qué métodos buscarán desplegar los EEUU contra la nación isleña y si tales métodos serán cambios estructurales, graduales y pro-americanos como en Myanmar, un “golpe constitucional” como en Paraguay y Brasil, una revolución de color / guerra híbrida como en Ucrania, y/o quizá algún otro tipo de cambio de régimen anti-multipolar. Lo que es cierto, sin embargo, es que -para empezar- Cuba nunca fue sacada de la “lista de objetivos” (a pesar de la retórica de Obama y las iniciativas púbicas) y que el fortalecimiento de los aliados del “Estado profundo moderado” de Raúl a expensas de los “duros” / “conservadores” de Fidel en el periodo posterior al triste fallecimiento de Fidel, únicamente puede contribuir a cualquier esquema perverso que los EEUU estén planeando pacientemente contra su duradero rival geoestratégico.