Alain de Benoist, sobre el burkini: “¡Hay que abordar frontalmente el problema de la inmigración!"

29.08.2016

La polémica alrededor del burkini, esta ropa de playa que usan las mujeres musulmanas por atención al pudor es una demostración más de las tensiones entre comunidades en Francia. Interpretado como un signo de radicalización, el burkini hace rechinar los dientes en un tenso contexto de amenazas terroristas. Preguntamos a Alain de Benoist, filósofo y politólogo, a propósito de esta polémica.

Katehon: En su opinión, el burkini ¿debe ser percibido como una libertad individual o como una provocación al servicio del Islam político?

Alain de Benoist: Puede ser percibido como lo uno y como lo otro (para aquellos que lo usan y por los que lo ven), e incluso como muchas otras cosas. Pero no hacemos una verdad objetiva sumando las percepciones subjetivas. Como comprenderá, por mi parte encuentro absolutamente grotesca esta polémica, y el diluvio de comentarios histéricos a que dio lugar. No hace todavía tanto tiempo, tener un "comportamiento decente" en la playa era no estar demasiado desnudo. Hoy en día, ¡es no estar demasiado vestido! ¡Queda por especificar el número de centímetros cuadrados de tejido que tenemos el derecho a llevar o el deber de quitar! De paso, se nos olvida decir que el Estado Islámico condena totalmente el burkini, y que las mujeres judías ortodoxas también se bañan con un vestido del mismo tipo. En resumidas cuentas, esta polémica, demagógicamente instrumentalizada por los políticos, sólo sirve para desviar la atención. Nos enfocamos en lo subalterno para no ir a lo esencial, es decir, para no abordar frontalmente la cuestión de la inmigración, que no puede ser resuelta por la policía de los trajes y la vigilancia de los bañadores.

Katehon: Los medios de conunicación hablan del asunto en un bucle, los políticos rivalizan en demagogia, la elección presidencial es en menos de un año: ¿será el tema de la identidad el sujeto principal de la próxima elección presidencial?

Alain de Benoist: Es muy probable, en efecto, en un momento en que una proporción creciente de la población, comenzando por las clases populares y una parte de las clases medias, se encuentra privada de puntos de referencia y es objeto de una triple exclusión: política, social y cultural. La elección presidencial va en gran parte a jugarse alrededor de la cuestión de la identidad, pero también alrededor de la cuestión social, que se asocia directamente con ella, los que más sufren socialmente son también los que más sufren la inmigración. Las dos lógicas dominantes son ahora la lógica de la identidad y la lógica populista. No hay que confundirlas (podemos ser identitarios sin ser populistas y populistas sin ser identitarios), pero podemos esperar que se encuentren.

Katehon: Debate político agitado, crispación popular: ¿es Francia islamófoba en el sentido etimológico del término: tiene miedo del Islam?

Alain de Benoist: No soy de los que ven la islamofobia en todas partes, pero tampoco del lado de los que no la ven en ninguna parte. Sí, una gran parte de la opinión pública se está convirtiendo actualmente en islamófoba, ¡y no sólo en el sentido etimológico! Cuanto más denuncia el discurso oficial la "amalgama" y  los"estereotipos", cuanto más defiende el "vivir juntos",  más se extiende la islamofobia, para deleite de los yihadistas que esperan beneficiarse del argumento para reunir a los musulmanes a su causa. ¡Los yihadistas aman a los islamófobos! Los extremos se atraen.

Katehon: ¿Cuál es el origen de este miedo?

Alain de Benoist: Las causas son bien conocidas: la inmigración en primer lugar, con todas las patologías sociales que genera, a continuación la expansión de un terrorismo islamista engendrado por treinta años de política occidental aberrante en el mundo árabe-musulmán. En los últimos años, la crítica de la inmigración se ha convertido poco a poco en la crítica de la "islamización", cambiando así de naturaleza y no de grado: se puede criticar la inmigración sin atacar a los inmigrantes, mientras que denunciar la "islamización" implica atacar directamente al Islam. El laicismo se transforma al mismo tiempo en secularismo. El problema entonces se convierte en insoluble.

Katehon: Manuel Valls desea reactivar la Fondation des œuvres de l’islam de France, Jean-Pierre Chevènement es el favorito para dirigirla, y una de sus principales misiones será la lucha contra la financiación extranjera del Islam en Francia. ¿Está Francia a punto de tomar el control del Islam presente en su suelo? O ¿es demasiado tarde?

Alain de Benoist: Una vez más, la cuestión es subalterna. Reactivar la Fondation des œuvres de l’islam de France no es sin duda una mala cosa, pero es ingenuo creer que así vamos a "recuperar el control del Islam presente en nuestro suelo".

Katehon: ¿Qué piensa usted de la probable designación de Jean-Pierre Chevènement a la cabeza de esta fundación?

Alain de Benoist: Chevènement es un hombre estimable. Podría haber sido peor elección.