Las maniobras militares más difíciles de los Estados Unidos

05.10.2016

En las Filipinas, comenzaron, tal vez, los últimos ejercicios conjuntos de Estados Unidos y Filipinas.

Los detalles

Estas maniobras, acordadas anteriormente por los predecesores del actual presidente de las Filipinas, Rodrigo Duterte, se realizan anualmente. Este año participan en las mismas 500 filipinos y 1400 militares estadounidenses estacionados en Okinawa. Además, en algunos ejercicios tambien tomará parte Japón.

Se espera que los entrenamientos estarán relacionados con la entrega de la ayuda humanitaria, la gestión de riesgos de desastres naturales, la lucha contra el terrorismo, la seguridad interna y externa.

Las maniobras tendrán una duración de una semana y finalizarán el 12 de octubre.

Los antecedentes y el verdadero propósito de los "aliados"

Los ejercicios, parte de la campaña estadounidense para volver a las Filipinas, estaban previstos inicialmente por el gobierno de Estados Unidos y ex presidente filipino, Benigno Aquino III, como un elemento político para contrarrestar la expansión china en el Mar del Sur de China. En consecuencia, las maniobras fueron dirigidas exclusivamente contra China y, a pesar de las consignas pacíficas, estos ejercicios mantuvieron su enfoque hasta la actualidad.

Esta es una de las razones por las que el actual presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, está tratando de mejorar las relaciones con el poderoso vecino, declarando su intención de terminar las maniobras conjuntas.

Otra razón es la dura posición antiestadounidense del presidente filipino. Antes del comienzo de las maniobras, Duterte, una vez más, se las arregló para ofender a su homólogo estadounidense, enviándolo al infierno por intentar interferir en los asuntos internos de las Filipinas.

Antes del comienzo de las actividades, ninguno de los gobiernos u organismos de defensa confirmó la información sobre la preparación de estos ejercicios, ya que ninguna de las partes podía estar segura del inicio de estas maniobras en un entorno tan difícil.

El factor anticolonial

Los Estados Unidos definitivamente quieren volver a su antigua colonia, lo que han declarado sin rodeos en repetidas ocasiones. Sin embargo, las Filipinas persiguen una política de independencia, al percibir la oportunidad de disponer de sus habilidades bajo el gobierno de Duterte. No es casualidad que su política radical sea compatible con el 92% de la población.

No debemos olvidar que Japón también está participando en las maniobras. El contingente militar de Okinawa y de la Marina de los Estados Unidos que llegaron a las Filipinas, se encuentran estacionados en las conocidas bases de Estados Unidos. Ese lugar se diferencia del resto de japón por su política anti-norteamericana. Esto se debe al hecho de que Okinawa no es idéntica a Japón en su composición nacional, ya que estas islas también eran unas colonias, que aún conservan un sentimiento de desconfianza hacia al centro, aunque permanecen en el marco del Japón.

Así que esta vez, los Estados Unidos están a la espera de unos ejercicios muy difíciles.

Procesos paralelos

Ayer, 4 de octubre, apenas unas horas antes del comienzo de las maniobras, Manila ha acordado con Indonesia y Malasia realizar patrullas marítimas conjuntas, incluyendo vigilancia aérea. Este acuerdo, cuyos detalles comenzaron a discutir ayer los diplomáticos, significa que los tres países serán capaces de entrar, si es necesario, en las aguas de uno al otro para combatir el terrorismo y otros delitos, así como para ayudar a los barcos que están en peligro.

Se espera que la vigilancia aérea conjunta comenzará a finales de año. Esto subraya una vez más el deseo de Duterte de mejorar las relaciones con sus vecinos y llevar a cabo una política independiente, incluyendo la defensa.

Procesos internos

Además, en las Filipinas está por concluir el proceso del tratado de paz con la organización comunista. En el contexto de la retórica anti-estadounidense, ambas partes: las Filipinas y el gobierno maoísta, dicen que les gustaría completar el proceso de paz mediante el fin de los ejercicios militares con los Estados Unidos, es decir, hasta el 12 de octubre, lo que sería un gran éxito para la seguridad de la región y un duro golpe para Washington, que está interesado en la desestabilización con el fin de asegurar la posición de sus bases militares en las Filipinas y Okinawa, de igual modo que en Corea del Sur.