Después del incidente en el cielo sirio, Moscú rompió todos los contactos con Ankara e introdujo una serie de estrictas medidas restrictivas en el ámbito económico. Como resultado, la economía turca tuvo que cargar con pérdidas económicas multimillonarias. Rusia ha puesto tres condiciones para reanudar el diálogo: la disculpa pública de Erdogan, la reparación de los daños, y la investigación de los delitos.
Algunos expertos sugieren que la destrucción del caza ruso Su-24 podría formar parte de una conspiración de las élites pro-estadounidenses contra el presidente Recep Tayyip Erdogan. De acuerdo con algunos informes, el derribo se hizo sin su conocimiento y con el objetivo de desestabilizar las relaciones ruso-turcas, provocando otro conflicto en la región.
En un breve plazo, las relaciones entre los dos paises deberían normalizarse. Al final de la semana se llevará a cabo una reunión de los ministros de Asuntos Exteriores de ambos paises, en la que se discutiran los pasos a seguir para la solución a la crisis en las relaciones bilaterales. La confrontación entre Rusia y Turquía no es beneficiosa para nadie, aparte de los Estados Unidos, que pueden intentar sabotear las negociaciones a través de las redes de influencia occidentales.
