La perspectiva de salida de la UE divide a la sociedad británica. Según las últimas encuestas, el 44% de los ciudadanos del Reino quiere salir de la UE. El 51% de la población está dispuesta a permanecer en la Unión Europea. El 23 de junio se celebrará en el país un referéndum sobre el tema.
Es de destacar que la iniciativa del referéndum fue hecha por el propio David Cameron. El gobierno británico utiliza como medio de presión sobre el gobierno de la UE una posible salida de la misma. Como resultado, en la cumbre de la UE del pasado mes de febrero, Cameron consiguió concesiones sin precedentes por parte de Bruselas. Ahora no se aplican hacia el Reino Unido los tratados de la UE sobre el fortalecimiento de la integración, también fue introducida una moratoria de siete años sobre el pago de beneficios sociales para los migrantes procedentes de otros países de la UE, y los intereses de la City de Londres están protegidos contra la presión de las instituciones financieras europeas.
Sin embargo, muchos, incluyendo el gabinete de David Cameron, consideran estas concesiones como insuficientes. Junto a los euroescépticos del UKIP (Partido de la Independencia del Reino Unido), también se unieron el Lord canciller y ministro de Justicia, Michael Gove, y el alcalde de Londres, Boris Johnson. El amplio apoyo público a la salida de la Unión Europea se asocia con las tendencias de crisis en la misma UE, sobre todo, con la agudización de la crisis de la inmigración.
El Reino Unido es el poder tradicionalmente atlantista. El propósito de su estancia en la Unión Europea está en oponerse y no permitir que la Unión Europea se convierta en una unidad eurocontinental geopolítica completa. En la actualidad, la política exterior británica es totalmente dependiente de los Estados Unidos, y la salida de la UE sólo se puede realizarse con el permiso de su "socio principal". El Brexit también puede tener lugar en caso de la caída de la propia UE, cuando Estados Unidos ya no tendrá que mantener a Gran Bretaña en la UE, usándolo como un "caballo de Troya". Mientras tanto, el gobierno de Estados Unidos representado por Barack Obama se opone a la posible salida de Gran Bretaña de la Unión Europea.