Estados Unidos: Fuego y Furia

10.01.2018

En los últimos días, la Administración Trump vio incrementar su  presencia y peso en el universo del escándalo mediático-político estadounidense. Para llegar a esa volcánica situación, no sólo contribuyeron en ello el libro de Michael Wolff, Fire and Fury, y las redes de Soros-Clinton-Obama, sino que también aportaron lo suyo el temperamento del presidente estadounidense, la injerencia de la dupla Kushner-Ivanka y la estrategia de Steve Bannon.

Para no ser extensos, a partir de la semana pasada, se volvió a hablar con profusión de la ofensiva que los competidores internos de Trump están desarrollando  para declararle  no apto mentalmente para el ejercicio pleno del cargo presidencial.

Al estar prácticamente fracasada desde la investigación legal la  demostración de la supuesta colusión con Rusia en las elecciones 2016, los contradictores trumpianos están instigando la aplicación de la Enmienda 25 para desalojar del Poder Ejecutivo al inquilino de la Casa Blanca. En diciembre 2017, la psiquiatra, Dra. Bandy Lee, se reunió durante dos días con más de una decena de legisladores demócratas y un republicano para ponerles en consideración su diagnóstico que hace referencia de una enfermedad mental que tendría Donald Trump. El neocon Bill  Kristol ha peticionado al vicepresidente Pence preparar el documento destituyente de Trump y el abogado Richard Painter -del clan Bush- también se expresó a favor de la Enmienda 25.1 El activo israelí Roger Stone, amigo de Trump y enemistado con Bannon, también denunció la trama de las élites adversarias del trumpismo  para deponer al mandatario estadounidense ya sea por la Enmienda 25 o por vía del asesinato.2

Por su parte, el escritor globalista Wolff se jacta de que su libro marcará la defunción de la presidencia Trump. Por nuestra parte, consideramos que este escenario por vía constitucional también fracasará por ser inconsistente.

Entonces, descartada la injerencia del Kremlin y el desequilibrio psicológico de Trump como causas motivantes de una gran desestabilización y posible caída de Trump, creemos que la acusación de la participación en el circuito del lavado de dinero que involucra a  Jared Kushner como a algunos miembros de la familia Trump –expuesto por varios autores y también expresado por Steve Bannon en el libro de Wolff- será  realmente la imputación seria y grave que puede conflictuar rotundamente a la Administración Trump. Pero tampoco la sola vehiculización de ese factor puede derribar a Trump ya que  se le tendrá que combinar con otros factores y pugnar con actores que respaldan a Trump. Pero en el caso de que la comisión investigadora prospere en ese rumbo, seguramente, el presidente estadounidense, con la finalidad de mantenerse en su función, les pedirá a su yerno y a su hija que abandonen el protagonismo que adquirieron.

En esa eventualidad, las aspiraciones de poder de Kushner decrecerán y el objetivo de constituirse en eje dominante será truncado, por más que el yerno presidencial cuente con la amistad de Benjamín Netanyahu y la cobertura parcial  del magnate de los casinos Sheldon Adelson.

En ese caso, Bannon, por más que hoy esté expulsado del área de Trump, habrá ganado su batalla frente a la dupla Kushner-Ivanka y continuará presionando a la Casa Blanca para que apliquen ciertos puntos sensibles de la agenda electoral original de Trump. Muchos comentaristas y analistas que desempeñan más el rol de propagandistas, decretaron la muerte política de Bannon, pero se equivocan, ya que el ex-estratega de Trump cuenta fácilmente con un 25% de  apoyo sólido  de  la base de votantes  de Los Deplorables.

Número que puede ir creciendo -o reduciendo- conforme al tipo de medidas gubernamentales que Trump implemente. Pero, atención, Trump para efectuar más medidas queridas por Los Deplorables tendrá que desoír un poco más a Kushner. Gran parte de Los Deplorables siente aversión al establishment del Partido Republicano y del Partido Demócrata. Para Bannon, quien en 2010 fue invitado a la Torre Trump para conversar sobre una posible candidatura de Trump para el 2012, el ahora primer mandatario estadounidense no es un oportunista, cree honestamente en la agenda populista de  America First.

En 2020, sustraerle a Trump ese segmento de votos le significará perder una cantidad considerable de adherentes en el Colegio Electoral y poner en peligro la posibilidad de su segundo mandato.

Es cierto que Bannon precisa mucho de Trump para acercarse al centro del poder político, pero también es una verdad indiscutible  que hoy Trump necesita, pese a que su discurso lo niegue, del caudal de seguidores de Bannon para no sufrir fuga de votantes.

La puja interna en la Administración Trump no está signada por centros de poder sino por bases que quieren ser núcleos de poder o en su defecto alinearse con algunos  centros ya constituidos según las preferencias ideológicas y la praxis de cada actor que quiere ascender.

Asimismo, esa  dinámica interna cimentada en el conflicto, convulsiona y condiciona a Trump. También afectará en alguna medida los planes de Netanyahu y Adelson, quienes no quieren perder espacios de poder frente a la esfera Soros porque en términos globales, lo que se está desarrollando es un remedo del Janucá histórico.

Notas:

1-http://www.ansalatina.com/americalatina/noticia/estados_unidos/2018/01/06/soy-un-genio-estable-trump-recargado_63c91ba4-d4da-4ef...

2-https://www.infowars.com/deep-states-plan-c-murder-donald-trump/