Platonismo Político

05.04.2020

Extractos del libro de Platonismo Político del profesor Alexander Dugin. Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

La democracia hoy no puede ser discutida objetivamente. No es un concepto neutral: detrás de la "democracia", entendida como un régimen político y un sistema de valores correspondiente, se encuentra Occidente, Europa y Estados Unidos. Para ellos, la "democracia" representa una forma de culto secular o un instrumento de dogmática política, a través del cual, para ser plenamente aceptado en la sociedad occidental, es necesario estar "por" la democracia como principio. Quienes lo cuestionan quedan fuera del campo de la corrección política. [...]

Por lo tanto, debe recordarse que la democracia no es un concepto evidente. Puede ser aceptado o rechazado, instituido o demolido. Ha habido sociedades espléndidas sin democracia y sociedades detestables con democracia, pero también a pasado todo lo contrario. La democracia es un proyecto humano, una construcción, un programa, no un destino. Se puede descartar o aceptar. [...] Elevándola al rango de dogma y negando sus alternativas provocamos el cierra de la posibilidad misma de un debate filosófico libre. [...]

Los fundamentos metafísicos de la democracia: las hipótesis de Parménides

Pasemos a los fundamentos metafísicos de la democracia. Para hacer esto, confiaremos en el diálogo platónico de Parménides. Es costumbre distinguir dos tesis y ocho hipótesis en él. La primera tesis establece el Uno Siguen cuatro hipótesis (los neoplatónicos agregan una quinta, pero por el momento no es concluyente). La primera tesis sobre el Uno y las cuatro hipótesis que se derivan de ella pueden aplicarse a la descripción de una república basada en la jerarquía, derivada de la idea, del principio superior. El mundo construido sobre la afirmación del Uno se construye de arriba abajo, del Uno a lo multiple. Lo mismo también se aplica a la república, que reproduce la estructura del universo. A la cabeza de esta república están el monarca y los sacerdotes, como servidores del Uno. Esta sagrada monarquía es al mismo tiempo un modelo del cosmos y una base para el ordenamiento de la república. La tesis sobre el Uno, y las hipótesis que se derivan de ella, describen un espectro de modelos políticos pertenecientes a la sociedad tradicional, donde predominan los principios de integridad y autoridad, la naturaleza sagrada del poder y la ley divina. El sociólogo Louis Dumont llamó a este enfoque basado en la primera tesis y las cuatro hipótesis "holismo metodológico", ya que la concepción de la sociedad se basa en la convicción en su naturaleza orgánica e integral.

La segunda tesis de Parménides, y las siguientes cuatro hipótesis, surgen de la afirmación de lo Múltiple, fuera del Uno. Aquí, en la base de esta visión del mundo, no se encuentra la unidad, sino la pluralidad, el atomismo y el juego de fragmentos. Esta perspectiva conduce a una visión atomista del cosmos (la teoría de Demócrito) y a la justificación de los regímenes políticos del tipo "democrático", es decir, construido no hacia abajo desde arriba, sino hacia arriba desde abajo, no sobre la base de la transición de lo Uno a lo múltiple, sino en la dirección opuesta. El propio Platón consideraba que el atomismo de Leucipo y Demócrito era una enseñanza "herética" y, según algunas fuentes, incluso alentó a quemar sus libros en la Academia. En la concepción platónica del mundo, la sociedad construida sobre el principio de lo Múltiple (no del Uno) puede considerarse lo mismo que una "herejía política".

Ahora estamos interesados ​​en esta segunda tesis de Parménides, y las cuatro hipótesis que se derivan de ella. Teniendo en cuenta las primeras cuatro, refiriéndose al cosmos monárquico, es costumbre indicar estos siguientes cuatro como las hipótesis V, VI, VII y VIII de Parménides. Al examinarlos cuidadosamente, llegaremos a cuatro tipos diferentes de democracia, fácilmente rastreables en la teoría y la práctica en el mundo circundante.

Las hipótesis de Parménides y las tipologías de la democracia.

La quinta hipótesis de Parménides se basa en la afirmación de que, aunque el Uno no existe mientras existe lo Múltiple, se puede pensar en el Uno a través de las relaciones dentro de lo Múltiple Esto puede interpretarse de manera simplista de la siguiente manera: a partir de una pluralidad de individuos atomizados, puede crearse algo completo, integral, que sin embargo sería compuesto, construido colectivamente. En la filosofía política, un ejemplo clásico de la quinta hipótesis está representado por el socialismo o la socialdemocracia (el comunismo, en la forma más extrema), una teoría que propone armar, a partir de los individuos separados, una sociedad basada en la solidaridad “integral", pero integral artificialmente, que en este caso será primario en relación con el individuo, formará al individuo y lo educará. [...] El lema de este enfoque puede ser el lema bien conocido: Ex pluribus unum. Además de la socialdemocracia, el mismo principio se aplica a la forma política del estado de Hobbes, su "Leviatán". El propio Hobbes no elabora nada particularmente preciso con respecto a la forma del régimen político de la República (o Estado), simplemente afirmando que este se produce a través de un contrato social de personas comprometidas a prevenir la guerra inevitable de todos contra todos. Este principio, el Uno como producto del acuerdo de lo Múltiple, es, por lo tanto, también el fundamento de las teorías modernas de la República (o del Estado). [..]   

La sexta hipótesis establece que lo Múltiple existe y que, en cambio, el Uno no existe ni en sí mismo ni en sus relaciones. Esta negación de la construcción del Uno (artificial, colectiva y mecánica) constituye la esencia de otro tipo de democracia, la democracia liberal. Lo que distingue a la democracia liberal es la contestación tanto de la propuesta de crear un modelo normativo de sociedad avanzado por los socialistas y socialdemócratas, como (a la larga) la existencia misma de la República (o Estado). El Uno no debe realizarse en absoluto a partir de los Muchos (ex pluribus unum); esto no es absolutamente necesario. Lo Múltiple puede seguir siendo lo Múltiple, y el individuo atomizado puede disfrutar plenamente de su libertad total; así, la negación del Uno por lo Múltiple nos lleva al liberalismo.

La séptima hipótesis de Parménides afirma que existen varios Múltiples y, a través de las relaciones dentro de ellos, se generan otros Múltiples. En otras palabras, átomos separados, fragmentos, pueden corroborar la existencia de otros átomos, otros fragmentos, a través de las relaciones que tienen lugar entre ellos. Esto nos lleva a modelos sociales y políticos basados ​​en el diálogo y la comunicación. En este caso no existe el Estado que está formado por un contrato social, sino una pluralidad de átomos que construye otra pluralidad de átomos, que por lo tanto está dotado de ser; así nació el problema del "Otro", del diálogo con el Otro y de las relaciones con el Otro, que hoy representa el centro de un problema filosófico crucial. "El Otro" (sustantivo) y "el otro" (adjetivo) emergen de las relaciones dentro de los Múltiples. Este modelo de "democracia" puede llamarse "democracia del entendimiento" o "democracia del diálogo" Puede muy bien ser liberal, es decir, en contraste con el socialismo, y no reconocer a la sociedad como una unidad construida. En lugar de la sociedad, puede haber una red de comunicación, estructurada de acuerdo con las trayectorias espontáneas de diálogos libres entre individuos dentro de la "sociedad abierta". Este es precisamente el modelo de la "sociedad civil". Es algo similar a la forma en que los representantes de la Escuela de Sociología de Chicago imaginan el estado de las cosas (Mead en particular, con su interaccionismo simbólico). 

Finalmente, la octava hipótesis, la más "bestial". Afirma que el Uno no existe, pero tampoco lo Múltiple crea "otros" muchos Múltiples, ni los construyen a través del proceso de las relaciones dentro de ellos. Esto nos lleva a una forma extrema de liberalismo que repudia completamente la figura del "Otro". En filosofía política, esto corresponde al "objetivismo" de Ayn Rand y Alan Greenspan, la forma más extrema de individualismo deshumanizado (común a muchos liberales rusos). Esto está relacionado con el concepto de Sade deñ "individuo soberano", estudiado por Bataille y Blanchot. En esta hipótesis solo existe "lo singular" y su propiedad privada; todo lo demás no solo no existe, sino que ni siquiera está construido artificialmente.   Es significativo que Platón enfatice que estas cuatro últimas hipótesis son especulativas y que lo Múltiple no pueden existir sin el Uno. En otras palabras, la primera tesis contiene la verdad, mientras que la segunda es falsa, basada solo en un juego especulativo del intelecto.

La transición de la sociedad tradicional a la sociedad moderna, a la Modernidad y a las repúblicas democráticas y modernizadas es desde un punto de vista filosófico la transición de la primera tesis de Platón a la segunda tesis, de las primeras cuatro hipótesis a las siguientes cuatro. [...] Este rechazo de lo Uno, y el reconocimiento de la primacía de lo Múltiple, constituye [...] el principal postulado de la Modernidad. En la posmodernidad contemporánea, este enfoque no se discute en absoluto. De hecho, la posmodernidad representa una versión hipertrófica y extravagante de las últimas hipótesis de Parménides, de la octava en particular.   

El Platonismo Político   

Las hipótesis platónicas nos ayudan a decodificar la filosofía política contemporánea. En última instancia, las ocho hipótesis pueden considerarse modelos completamente racionales del mundo y la sociedad y si te alejas de las sugerencias hipnóticas de progreso, puedes tomar una decisión totalmente consciente a favor de cualquiera de estas hipótesis. Esto significa que podemos elegir la democracia y seleccionar cualquiera de sus versiones, apoyando la segunda tesis, o podemos elegir la no democracia, apoyando la primera tesis y reconociendo lo Uno. [...] Todos los opositores a la democracia se inscriben instantáneamente en la categoría de personas que profesan una ideología cuyo nombre se ha convertido desde hace tiempo en un insulto e algo impropio; una técnica utilizada cada vez más por hipnotizadores sin escrúpulos. En lugar de usar esta palabra, que ahora se ha vuelto odiosa y sin sentido, que ni siquiera quiero pronunciar en este ensayo, sería mejor llamarnos "platónicos". Bueno, sí, somos los portadores del platonismo político. Construimos nuestra concepción del mundo y de la sociedad a partir de la primera tesis de Parménides y de las cuatro primeras hipótesis. [...] Para nosotros los platónicos, la democracia es una doctrina falsa; está construido sobre un mundo que no existe y sobre una sociedad que no puede existir. Si es así, el platónico llega antes de que se resuelva otra cuestión: la democracia, con sus afirmaciones falsas, esconde algo más en sí mismo, pero que en cualquier caso es algo terrible, injusto y poco saludable, por ejemplo, una oligarquía oculta o una tiranía enmascarada, pero este será el tema de otro ensayo.