Asia Central: escenarios de la gran Eurasia

27.09.2016

El cambio de guardia

Asia Central está programada para una serie de inevitables transiciones de liderazgo con el futuro fallecimiento de los ancianos líderes de Kazajistán y Tayikistán después de la reciente muerte del de Uzbekistán, abriéndose muchas vías para el colapso del Estado y el sabotaje entre los dos últimos estados mutuamente antagonistas del Valle de Ferganá, e invitando a hacer realidad una gran cantidad de escenarios de guerra híbrida administrados externamente (la transición gradual de las Revoluciones de color a la guerra no convencional para el cambio de régimen o con propósitos de "federalismo identitario”).

El Gran Uzbekistán (islámico)

La diáspora étnica uzbeka en el sur de Kazajistán, al sudoeste (Ferganá) de Kirguistán, y al norte y oeste de Tayikistán son muy susceptibles a la retórica irredentista, y si esto logra fundirse de alguna manera con los principios islámicos radicales, entonces podría surgir un proyecto de Gran Califato uzbeko como uno de los shocks geopolíticos más perturbadores en la Gran Eurasia, sobre todo debido al hecho de que se localizaría en el "corazón del Heartland”.

El resurgimiento del Tayikistán Histórico

A la semana siguiente de la muerte de Karimov, fue publicado un interesante artículo en la influyente revista en línea The Diplomat, hablando de “The Tajik Tragedy of Uzbekistan” [La tragedia tayika de Uzbekistán]. Todo lo escrito en esta publicación pro-occidental es cierto, pero es muy sorprendente ver una salida de renombre a nivel mundial hablando ahora finalmente de las reivindicaciones históricas de los ciudades actualmente uzbekas de Samarcanda y Bujara, así como de la discriminación de la que siguen siendo objeto los residentes tayikos de Uzbekistán.

El curioso momento de este artículo hace que uno se pregunte si los EE.UU. podrían sutilmente estar a favor de que los tayikos reafirmen sus reivindicaciones históricas y derechos etnolingüísticos en Uzbekistán en este momento clave, ya sea para defender el separatismo o la irónica recreación de una República autónoma tayika dentro de Uzbekistán (aunque esta vez en el interior de las fronteras del Uzbekistán "oficial" y no en el territorio del actual Tayikistán. como lo fue antes de 1936). Los EE.UU. podrían ir en serio en sondear la viabilidad de este proyecto y vincularlo con las comunidades de mayoría tayika en el norte de Afganistán, que en este caso tienen la oportunidad de crear un nuevo centro de poder triestatal en Asia Central.

Teniendo en cuenta que los EE.UU. tienen poca influencia sustancial entre los tayikos a pesar del "silbato para perros” que soplaría a su comunidad de Uzbekistán a través del artículo de The Diplomat, es mucho más probable que Washington quisiera provocar violencia en Uzbekistán durante esta sensible transición de liderazgo, sabiendo que Taskent no toleraría ninguna protesta contra el gobierno en este momento, por no hablar de lo que fácilmente podría convertirse en una forma de separatismo potencialmente respaldado por su odiado vecino tayiko.

En otras palabras, tal y como suelen hacer normalmente, los órganos de información afiliados a los estadounidenses podrían enviar deliberadamente señales suicidas a los objetivos demográficos para que se sacrifiquen a sí mismos como un primer paso para crear el caos en el exterior del país, que en este caso podría ir dirigido a provocar la sangrienta disolución de Uzbekistán y a la creación de una abertura 'plausible encubierta' para que yihadistas "tayikos" con base en Afganistán ataquen el país.

El tablero Daesh-talibán para Turkmenistán

El estado constitucionalmente neutral de Turkmenistán está mal posicionado para hacer frente a un tablero transfronterizo al estilo Daesh de los talibanes, o cualquier otro grupo terrorista islámico o coalición temporal de los mismos, que pretenda cargar a través del territorio desértico llano y fácilmente transitable para atacar la cuarta mayor reserva de gas del mundo, tentadoramente situada a una o dos horas de viaje de la frontera. Las condiciones de oasis a lo largo del río Murghab de Turkmenistán, el canal de Karakum, y el río Amu Daria que comparte con Uzbekistán, podrían hacer de corredores ideales para la guerra relámpago para los terroristas, y les proporcionarían suficientes recursos agrícolas e hídricos para excavar en su entorno y empezar a establecer un califato.

La zona de seguridad del norte de Afganistán

Las comunidades turcomanas, uzbekas y tayikas en el norte de Afganistán podrían ser abastecidas por sus patrinos de los estados nacionales del mismo nombre, para crear zonas de amortiguación fortificadas en su territorio que servirían como un recurso provisional ante cualquier inesperado auge talibán-Daesh hacia el norte, aunque los tres estados de Asia Central (y especialmente Uzbekistán y Tayikistán), podrían terminar en una acalorada competición subsidiaria entre sí que con el tiempo acabaría en una guerra abierta entre ellos.

La "Crimea inversa" de Uzbekistán

Explotando totalmente el principio de reunificación nacional que los crimeos han practicado en su histórico referéndum para reunirse con Rusia, un gobierno pro-estadounidense en Uzbekistán podría tratar de diseñar condiciones similares para hacer esto con las diásporas uzbekas vecinas en Kazajistán, Kirguistán, y/o Tayikistán, con el segundo siendo el objetivo más probable debido a su debilidad estructural, política y geográfica en la defensa de este territorio. El objetivo de este esquema sería atraer a Rusia al pantano de la obligación legal que tiene de defender a sus aliados de la OTSC, poniendo a Moscú en la tesitura de ser "condenado si actúa" (y ser arrastrado a un lío más grande), y "condenado si no lo hace" (y mina la confianza que sus aliados tienen en él).

El plan de ONG para un "Crimea inversa" en Kazajistán

Los EE.UU. entienden que una de las piezas centrales del emergente orden mundial multipolar es la asociación estratégica ruso-kazaja y los proyectos de integración postmodernos, pero ve una oportunidad convincente para dividir a estos dos aliados haciendo que ONGs extranjeras provoquen sentimientos separatistas entre la población rusa del norte de Kazajistán, a fin de producir una gran crisis en las relaciones entre los dos aliados. Ambas partes hablarían con claridad en contra de este complot exponiéndolo como lo que es, pero los rusos engañados en la zona fronteriza podrían popularizar "la traición de Moscú" a sus intereses, y tomar las armas contra el Estado kazajo, poniendo así a Rusia en la muy incómoda posición de tener que ver lo que previsiblemente será vendido por los medios de comunicación occidentales como "tropas kazajas musulmanas" matando "rusos ortodoxos pro-democracia", con este giro particular siendo utilizado con el fin de incitar el resentimiento anti-gubernamental dentro de la propia Rusia, y concentrado principalmente en la región de Siberia, ya propensa a la oposición.

Fiesta de la matanza fraticida de Kirguistán

Kirguistán es el más débil de todos los estados de Asia Central en términos de sus vulnerabilidades identitarias, con la parte del país del valle de Ferganá habitada por un gran número de uzbekos, y por lo tanto susceptible a Taskent o a alguna influencia nacionalista demagógica irredentista de ONG. El país casi explotó en la guerra civil la última vez que hubo una revolución de color en 2010, con la más temprana de 2005 presagiando la carnicería que afectó a Kirguistán sólo cinco años más tarde. Como muestra el patrón, podría costar sólo un cambio de régimen más para empujar al país a un caos sin cuartel, como dice el dicho, "a la tercera va la vencida".

El Califato Kush

Las regiones fronterizas montañosas del sur de Kirguistán, la provincia autónoma del este de Tayiskistán del Alto Badajshán, el corredor de Wakhan en el noreste de Afganistán, y las áreas tribales administradas federalmente (FATA) de Pakistán, e incluso una extensa parte de su provincia de Gilgit-Baltistán, están poco vigiladas y sus respectivos centros nacionales ejercen un control mínimo sobre sus asuntos. Los traficantes de drogas se mueven ya hacia adelante y hacia atrás a lo largo de estos pasajes transnacionales, pero si los terroristas islámicos encuentran una abertura para hacer lo mismo y comienzan a reclamar alguno de los territorios aquí, sería extremadamente difícil desalojarlos (sobre todo en los meses invernales, que cubren alrededor de medio año) y por tanto, podrían tener éxito en la creación de un califato Kush. Tal vez sea por esta razón que el autor había advertido allá por 2015 en un artículo para el Instituto Ruso de Estudios Estratégicos, que China anunció recientemente la formación de un mecanismo de cooperación y coordinación a cuatro a principios de ese mes con Tayikistán, Afganistán y Pakistán.

Uzbekistán se vuelve hacia Estados Unidos

Si el gobierno de Taskent decide "contrarrestar" la restaurada influencia de Rusia en Asia Central, y busca conservar mediante un "tercero" la independencia estratégica de China girando hacia los EE.UU., entonces el estado posicionado en el centro del “hearttland del Heartland” podría dotar a Washington con una percha geoestratégica fundamental desde la que interrumpir indirectamente los procesos de integración regional a través de intermediarios. No se puede exagerar lo suficiente cómo cambia el escenario del juego si Uzbekistán toma una decisión firme y rápida para alinearse estratégicamente con los EE.UU., tal vez como consecuencia de una lucha interna de poder post-Karimov, o de una revolución de color exitosa.

La influencia de la India y de Irán invade la región

Irán está trabajando muy de cerca con la India como parte del Corredor Norte-Sur, una de cuyas ramas está previsto se ejecute en Asia Central, dando lugar a una fuerte corriente de influencia india comercial, política, y, algún día, militar. India e Irán están coordinando sus esfuerzos a través del Acuerdo de Ashgabat del que ellos, Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajstán forman parte (incluyendo a Omán, que es insignificante en este contexto), por lo que hay unas bases multilaterales acordadas para que esto suceda. La afluencia de productos de la India a gran escala competirá con la influencia económica de Rusia y China en Asia Central, tal vez incluso empujando a ciertas industrias o incluso mercados enteros, lo que es casi seguro exarcerbaría la guerra fría chino-india y las sospechas de Moscú hacia la recién descubierta asociación de Nueva Delhi con Washington.

En cuanto a Teherán, tiene grandes sueños de restablecer su huella histórica en la región, con sus líderes y empresarios (y, posiblemente, incluso clérigos) planificando 'aprovechar' la penetración infraestructural de la India con el fin de avanzar en su propia agenda. Con el tiempo, y si resulta ser tan problemático como su socio indio, entonces Irán podría eventualmente convertirse en un serio rival en la región de Rusia y China en el Corazón de Eurasia. La sinergia coordinada del eje India-Irán podría ser suficiente para desafiar sustancialmente a su contraparte de Rusia y China, lo que entonces dividiría el mundo multipolar e incluso trabajaría en beneficio del divide y vencerás de los EE.UU..

La alianza del gas turkmeno-iraní

Irán y Turkmenistán tienen la más grande y la cuarta mayor reserva de gas del mundo, a pesar de que aún no han entrado en una alianza viable entre sí debido a las circunstancias internacionales de Irán (por ejemplo, la reputación de "Estado delincuente" por parte de Occidente y las sanciones de energía antinucleares) , pero esto podría cambiar ahora que Teherán está llegando desde el frío con la bendición de Occidente. La charla especulativa previa sobre un oleoducto trans-Caspio a Azerbaiyán, caro y geopolíticamente inviable, podría ser reemplazada por proyectos prácticos para el gas turkmeno para golpear los mercados globales a través de Irán, ya sea hacia el sur a través del gaseoducto hasta el terminal de exportación de GNL en Omán, y/o hacia el oeste a Turquía para enlazar con el TANAP TAP y el corredor meridional de gas de la UE. Ambos escenarios serían devastadores para Rusia, ya que mantendrían dramáticamente los precios internacionales del gas en un mínimo sin precedentes, inflingiendo por lo tanto retos presupuestarios a largo plazo para Moscú. Es previsible por lo tanto que Rusia viera cualquier movimiento iraní en esta dirección como un acto hostil pasivo-agresivo que dañaría las frágiles y complicadas relaciones entre estas dos grandes potencias.