El plan afroeuroasiático para un orden mundial multipolar
La tendencia global hacia la multipolaridad es ahora un hecho innegable de la realidad, aunque todavía lejos de ser una certeza incuestionable para el futuro. Las guerras híbridas y otras desestabilizaciones asimétricas podrían interrumpir el nuevo orden mundial multipolar (OMM), y es por esta razón por la que debe ser formulada una estrategia cohesiva para salvaguardarlo contra estos escenarios y asegurar la integración continua de espectro completo de todos los interlocutores pertinentes. El siguiente es un plan para lograr precisamente eso, y debe leerse como una serie de directrices y recomendaciones a seguir por quienes toman las decisiones.
Ámbito hemisférico
El OMM progresivamente desarrollado debe abarcar todo el hemisferio oriental. Mientras que en esta visión América Latina es realmente de una importancia estatégica acentuada, es la más alejada de los núcleos integracionales multipolares de Rusia, China, e Irán, con lo que, a la inversa, es la más vulnerable a las operaciones de cambio de régimen estadounidenses y a intrigas similares (como se está viendo actualmente en toda la región). En cambio, en el intento de construir una visión viable para el futuro, no hay forma de que África pueda ser excluida. China necesita al continente por los recursos, los mercados y la mano de obra, todo lo cual contribuye a la estabilidad en el propio país y a hacer circular el combustible del motor económico multipolar más activo del mundo.
Por más poderosa e influyente que sea China en el continente, sin embargo, tiene sus límites en lo que puede hacer para ayudar a sus socios, y la transformación multipolar que está teniendo lugar en África debido a las muchas rutas de la seda que Pekín está construyendo a través de la política de Una ruta, un camino, mejoraría de manera óptima a través de la cooperación multilateral de los socios de China. Rusia, Irán, y otros también están buscando oportunidades de mercado / recursos / trabajo / inversión fiable no occidentales, y contribuir al desarrollo de corredores económicos junto a las rutas de infraestructura que China ha trazado audazmente en África, lo que podría servir como una política beneficiosa para todo el mundo.
Por lo tanto, África debe integrarse en los procesos pan-euroasiáticos más grandes que están teniendo lugar actualmente, y por esta razón, el OMM debe ser indistintamente tanto afroeuroasiático como integrador de todo el hemisferio oriental. Con el fin de llegar a este punto, sin embargo, tiene que haber un incentivo beneficioso mutuo para todos los lados, y la solución más probable para llegar a ello es basarse en los imperativos económicos como fuerza impulsora.
La columna vertebral de la Ruta de la Seda
El OMM es imposible de mantener a menos que haya una base económica sólida detrás de él, que es donde entra en acción el papel de la estrategia global de Una ruta, un camino de China, de nuevas Rutas de la Seda interconectadas. Los proyectos de infraestructura transnacionales conectores encabezados por Pekín en todo el mundo, tienen la la capacidad de vincular regiones remotas y de otra manera desconectadas entre sí, fomentando así un mayor estado de interdependencia compleja a través del desarrollo de nuevas cadenas de suministro entre todas las partes.
Un aforismo del siglo XXI podría ser que "Todas los nuevas Rutas de la Seda conducen a China", pero por el camino, zigzaguean a través de Europa, África, Oriente Medio, Rusia, Asia Central y Sur y Sudeste de Asia, como inversiones chinas que unen el hemisferio. De hecho, todas las nuevas Rutas de la Seda no podrían conducir en última instancia a China, porque en el momento en que estén totalmente construidas, habrá suficiente interconectividad en el mercado, el trabajo, y la cadena de suministro entre todas las partes, y muchos de ellos podrían comerciar entre ellos mismos sin tener que tratar con China si no quieren. Esto no quiere decir que vayan a abandonar a China, sino que rutas comerciales desconocidas hasta ahora entre, por ejemplo, Asia Central y África Oriental, darán lugar a un auge en la cooperación Sur-Sur.
Sin embargo, los programas multipolares deben ser algo más que sólo economía, ya que de por sí no son una solución sostenible indefinidamente para estabilizar el orden mundial incipiente. Es un elemento esencial y el punto de partida más sólido, pero no es el único medio para este fin, y por lo tanto debe ser complementado por una serie de políticas complementarias.
La ideología multipolar
Ningún proyecto de este alcance pan-hemisférico puede tener éxito sin una ideología unificadora que lo sostenga y sirva como denominador común entre cada uno de sus socios. No hay idea más representativa para hacer esto que la de la "multipolaridad", que es lo suficientemente vaga como para que todas las partes lleguen a un acuerdo, y aún así lo suficientemente clara en su intención general. La consigna de "multipolaridad" solamente no es satisfactoria, sin embargo, ya que sus principios deben ser enumerados y concertados.
Estos no tienen que ser demasiado específicos, pero el simbolismo de tener una "Declaración de multipolaridad" dada a conocer en un evento global y firmada por grandes poderes participantes como Rusia y China, seria recorrer un largo camino para reforzar la creencia del resto del mundo en la seriedad de este esfuerzo. Esto también podría crear un poderoso sustituto normativo de lo que muchos en el mundo habían asumido que era la "universalidad" de los "valores occidentales" y la "democracia" (impulsada por Occidente).
Seguridad democrática y civilizacional
La multipolaridad está amenazada por muchos peligros activos, incipientes, y latentes, pero todos ellos pueden tratarse en conjunto siempre y cuando la comunidad multipolar se concentre en dos componentes separables de la seguridad nacional e internacional:
Seguridad civilizacional:
El teorema llamado "choque de civilizaciones" era en realidad una estratagema de los EE.UU. para obstruir indefinidamente la integración eurasiática del siglo XXI. Se adapta muy bien a la "Doctrina Wolfowitz" de prevenir el surgimiento de cualquier rival o coalición de rivales que pudiera desafiar la hegemonía estadounidense en cualquier parte del mundo, y esta es precisamente la variable que falta que se necesita con el fin de satisfacer la recomendación del "Gran Tablero de Ajedrez" de Brzezinski de dividir Europa, Rusia, China, Irán, los unos de los otros.
La razón por la cual este teorema / estratagema es tan atractivo es porque se basa en la explotación de las diferencias históricas entre las principales grandes potencias, aprovechando el contraste en las interpretaciones históricas de ciertos eventos clave y capitalizando los conflictos que han estallado entre estas civilizaciones a lo largo de los siglos. El axioma de que "aquellos que no conocen la historia están condenados a repetirla" debe ser modificado desde la perspectiva de Norteamérica para proclamar que "los que aprendieron la historia lo suficientemente bien pueden esforzarse por repetirla para dividir-y-vencer contra otros".
Es una meta existencial de cada estado multipolar evitar este escollo a toda costa, y ofreceremos propuestas de solución en la siguiente sección cuando discutamos el papel de la sociedad civil.
Seguridad democrática:
Todos los estados multipolares deben entender y practicar la Seguridad Democrática en la protección contra las Revoluciones de Color y las guerras no convencionales que tratan de lograr ajustes de régimen, cambios de régimen, y / o reinicios de régimen (concesiones políticas, derrocamiento del gobierno, e involuciones convertidas en arma, respectivamente). La mejor manera de defenderse contra la primera arma asimétrica es poner en práctica la tecnología de la Revolución de color inversa, del tipo que los macedonios han empleado en la lucha contra la guerra híbrida contra su país, mientras que se necesitan fuerzas de grupos de trabajo nacionales y regionales de reacción rápida para responder inmediatamente al incipiente terrorismo urbano e insurgencia rural.
Lo más importante, sin embargo, es que la Seguridad Democrática puede conseguirse mejor mediante la promoción de una agenda patriótica entre la población, aunque esto debe tener cuidado de no cruzar la línea hacia un tipo de nacionalismo destructivo que podría alimentar la trampa del "choque de civilizaciones". Por esta razón, es absolutamente crucial que la sociedad civil esté implicada en la formación y difusión del patriotismo de cada estado, a ser posible con representantes de diferentes naciones trabajando juntos en la explicación de sus diferencias de interpretación históricas y explicitando los puntos de compromiso aceptables y las áreas de respetable desacuerdo.
El papel crucial de la Sociedad Civil
Las organizaciones no gubernamentales (ONGs) y las personas independientes podrían desempeñar un papel muy importante en la protección de la Seguridad democrática y civilizational, especialmente si lo hacen con el apoyo organizativo y financiero de sus propios gobiernos. Para explicarlo, las ONGs patriotas y los ciudadanos tienen la oportunidad de trabajar con sus homólogos en restar importancia a las diferencias fabricadas que los EE.UU. están tratando de fomentar entre ellos simultáneamente, así como para trabajar en soluciones más duraderas para ir más allá de los puntos más divisorios de sus historias compartidas. El cultivo de la confianza mutua y del entendimiento entre las comunidades de expertos, de civiles, y académicas de cada estado sobre una base bilateral y multilateral, es fundamental para guardar el patriotismo de su mutación en nacionalismo, así como para proteger contra la información unipolar y las provocaciones de las ONGs encaminadas a invertir las ganancias del poder blando comunitario entre las civilizaciones y los ciudadanos.
Cuando se opera en el nivel de civilización, la sociedad civil (ONGs, académicos, personas, etc.) pueden crear, mantener y fortalecer el diálogo constructivo en la identificación de las contenciosos y las diferencias históricas entre las partes y trabajar para asegurar que las narrativas en conflicto entre ellos no sea explotadas con fines demagógicos y de destrucción de la confianza (especialmente por parte de las ONGs y los provocadores occidentales). El diálogo entre civilizaciones entre los grupos de la sociedad civil puede generar una cultura de respeto y tolerancia para cada parte e introducir a la otra población en una serie de interacciones positivas con sus contrapartes. En términos de operaciones domésticas, la sociedad civil puede reforzar el patriotismo organizando manifestaciones inclusivas a gran escala (por ejemplo, el Regimiento inmortal) y reuniendo activistas de apoyo en defensa del estado (por ejemplo, el movimiento anti-Maidan). La sociedad civil es, pues, la fuerza de vanguardia del país en la defensa y la promoción del patriotismo entre las masas, y funciona más eficientemente cuando lo hace en coordinación con las autoridades.
Multiculturalismo patriótico
El resultado lógico de la promoción de la sociedad civil de la Seguridad Democrática y Civilizational es la formación de la ideología multipolar-complementaria del Multiculturalismo patriótico. En un mundo cada vez más interconectado, en el que los estados multipolares y sus sociedades son cosidas estrechamente entre sí a través las muchas nuevas rutas de la seda chinas, es inevitable que los representantes de cada civilización interactuen con los otros a nivel local. En un ambiente lleno de nacionalismo hostil, obviamente, esto podría crear un conflicto violento, pero si la comunidad multipolar llega a a abrazar un patriotismo pacífico, entonces no habría mucho de qué preocuparse.
El multiculturalismo patriótico es, pues, la expresión de cada estado de la diversidad civilizacional dentro de sus fronteras, sea permanente o transitoria, y de acuerdo a sus condiciones y circunstancias específicas.
Esta la actitud que deben fomentar entre la población el gobierno y los representantes de la sociedad civil para adaptarse, y el verdadero sentido detrás de esto es desactivar cualquier tensión racista o xenófoba que pudiera resultar de la mayor intensidad de los intercambios entre las civilizaciones que la gente normal experimentará en el futuro. El multiculturalismo patriótico no supone como su contraparte occidental un apoyo a las "fronteras abiertas" y el desalentar de manera activa a los recién llegados contra la asimilación o la integración en la sociedad de acogida; en su lugar, apunta hacia un tránsito fronterizo ordenado y bien supervisado y al respeto de la población de acogida a través del estímulo vigoroso por parte del estado de políticas de asimilación y de integración. Si se permite a los inmigrantes, hombres de negocios y viajeros exportar arrogantemente (y en algunos casos, incluso de forma agresiva) ciertos elementos perturbadores de su cultura de origen a sus destinos en el extranjero, entonces podrían contribuir de forma inadvertida al escenario destructivo multipolar del "choque de civilizaciones", pero si este comportamiento puede ser verificado a través de políticas patrióticas multiculturales, tanto por el anfitrión como por la nación que envía, entonces, las interacciones de civilización respetuosas pueden florecer en forma de beneficios pragmáticos duraderos para todos.
Espacio integrado informativo educativo
La columna vertebral institucional para promover el multiculturalismo patriótico y garantizar la seguridad democrática y civilizacional en todo el ámbito multipolar es la construcción de un espacio informativo-educativo integrado. Lo que se quiere decir con esto es que todos los países que acuerden la Declaración multipolar y firmen sus principios deben colaborar entre sí en los asuntos internacionales presentando y elaborando sobre sus respectivas diferencias históricas. Esto se superpone al papel recomendado de la sociedad civil, pero con el muy necesario respaldo institucional proporciona una más amplia penetración en el público y multiplica la eficacia de su trabajo. En el futuro multipolar, obviamente habrá una diversidad de narrativas históricas y de civilización, y muchas de ellas puede que no tengan mucho en común y podrían tener bastantes contradicciones entre sí, pero el propósito del espacio integrado informativo-educativo es asegurarse de que esas diferencias no siempre son en detrimento de los avances que cada sociedad haya hecho en el fomento del multiculturalismo patriótico.
Para proporcionar un ejemplo práctico, la cooperación multilateral entre los más destacados medios masivos financiados con fondos públicos de cada estado multipolar, podría contribuir a la formulación de una meta-narrativa coherente en la explicación de los acontecimientos actuales. Esto minimizaría las diferencias en la interpretación nacionalista entre los grupos sociales renegados en desacuerdo con el multiculturalismo patriótico, haciéndolas más difíciles para sus operaciones de información y agitación conducentes a la violencia local y a la posterior tensión internacional entre los socios multipolares. En el frente educativo, las nuevas generaciones aprenderían la meta-narrativa multipolar, aunque a través de la perspectiva histórica de su propio país o civilización. Esto los expondría a la pactada comprensión discutida entre los miembros de la comunidad multipolar en nombre de un bien mayor colectivo, y aún así permitiéndoles entender cómo se inscribe su país en este marco con respecto a sus diferencias de interpretación sobre ciertos acontecimientos. En ningún caso se espera que esto produzca resultados utópicos, pero es la mejor propuesta disponible para arreglar comprensivamente las diferencias históricas, mostrando al mismo tiempo respeto al propio entendimiento soberano de cada estado.
La pieza central de la OCS
Independientemente de África, que debe encontrar una manera de involucrarse en este vehículo integrador del hemisferio de una manera u otra, la OCS es la única plataforma capaz de reunir a la mayor parte de las grandes potencias del hemisferio oriental. Cuenta ya con Rusia, China, Irán, India y Turquía como sus miembros o socios de diálogo. La OCS está todavía incompleta en sus miembros y necesitaría a la UE, Arabia Saudita, Indonesia y Japón para convertirse en una verdadera organización de diálogo pan-euroasiático efectiva, pero es, sin embargo, el punto de partida más funcionalmente viable para la organización del OMM y la sustitución del sistema conducido por Occidente, aunque algunos de sus miembros no sean totalmente compatibles con esta ideología (como la India en el sentido geopolítico).
La OCS puede proporcionar un techo para el espacio integrado informativo-educativo propuesto, y una tribuna para los grupos y expertos de la sociedad civil relacionados con el trabajo de desarrollo del multiculturalismo patriótico y otros asuntos relacionados. Incluso en su estado actualmente incompleto, contando con Rusia, China e India como los únicos grandes poderes miembros oficiales de la organización, la OCS es todavía más que capaz de servir como núcleo del OMM, por supuesto siempre que tenga éxito en evadirse de las guerras híbridas orquestadas por los EE.UU., a través de la coordinación entre ellos de medidas multilaterales de seguridad democrática y civilizacional. Es perfectamente posible que las tres grandes potencias lo hagan por sus propios intereses individuales y colectivos, aun incluso si la India "deserta" completamente hacia el campo unipolar. En el momento en que esto suceda, entonces Rusia y China podrían compensarlo sustituyéndola por Irán en el fortalecimiento del terreno intermedio vulnerable entre ellos de Asia Central.
No hay otra plataforma que pueda reunir el mundo multipolar como puede hacerlo la OCS, y tiene la oportunidad de convertirse en la base para vincular entre sí la Unión Euroasiática, la ASEAN, la SAARC, y tal vez un día, incluso a la UE y al CCEAG, en la construcción de una cuerpo de organización verdaderamente supracontinental. Si Eurasia se puede integrar bajo los auspicios de la OCS, entonces sólo sería cuestión de tiempo antes de que África lo sea también (si partes de la misma, como África Oriental y el Cuerno, no preceden a sus homólogos europeos en primer lugar), después de lo cual, siendo realistas, se podría comenzar con realismo a aprobar la participación de América Latina también. La OCS podría incluso redifinirse en cualquier fase de su ampliación hemisférica (y posiblemente mundial), pero sin embargo, todavía quedaría definida por la asociación estratégica ruso-china que mantiene unido su núcleo fundamental.
Instituciones alternativas
El OMM probablemente no va a hacer mucho uso de sus contrapartes institucionales dirigidas por Occidente, emulando en cambio algunas de las más funcionales y acabando de facto con el resto. La primera etapa de la multipolaridad institucional y financiera se encuentra apenas en sus etapas iniciales, pero ya está produciendo resultados impresionantes, como el Nuevo Banco de desarrollo del BRICS, el Fondo de divisas de reserva de los BRICS, y el AIIb. Todavía hay mucho camino por recorrer antes de que cualquiera de ellos puede competir plenamente con los predecesores sobre los que fueron modelados (el Banco Mundial, el FMI y el BAD, respectivamente), pero son una "prueba de concepto" convincente para demostrar que el OMM es capaz de producir instituciones alternativas.
La institución alternativa más impactante que el OMM puede encabezar no va a estar relacionada con las finanzas o el desarrollo económico, sino con la gobernabilidad. Todos los Estados parte de la OCS y de la más grande comunidad hemisférica multipolar conservarán sus gobiernos soberanos y fronteras, pero deben tratar de diversificar su participación en la toma de decisiones y en la resolución de conflictos de las organizaciones con el fin de evitar las innecesariamente burocráticas y politizadas en favor de adoptar las más afinadas y relevantes. En la práctica, esto significaría la transferencia de facto de la participación de la mayoría de los estados multipolares en la ONU, hacia una mayor implicación en una estructura de reemplazo en funcionamiento bajo la OCS.
La ONU ha sido un gran foro para muchos hombres de estado y países, y su importancia histórica no tiene precedentes, pero igualmente histórica es su ineficiencia en la resolución de la mayoría de las formas de conflicto y en la creación de un sistema de regulación a base de normas al que todos sus miembros se adhieren. La ONU es simplemente demasiado grande y el 'gobierno global' demasiado amplio, un tema plagado de innumerables desacuerdos y manipulación política que jamás se aplicará de forma realista, por lo que debe tomar su lugar algo más en consonancia con las necesidades de la comunidad multipolar.
Rusia, China, y las otras grandes potencias todavía podrían confiar en la ONU por sus compromisos diplomáticos multilaterales con el mundo unipolar y los países entre dos aguas que todavía no forman parte de la OCS, pero tendría más sentido para los estados de Asia Central, por ejemplo, enfocar su energía diplomática sobre los mecanismos de gestión y resolución de conflictos dentro de la organización de la OCS. Podría establecerse un equivalente de la Asamblea General para que los países promuevan resoluciones políticamente vinculantes dentro de este marco institucional alternativo, tal y como podría establecerse una contraparte formal o de facto del CSNU para las operaciones de mantenimiento de la paz y de lucha contra la guerra híbrida dentro del bloque.
Los detalles tendrán que ser negociados y la OCS está aún muy lejos de actualizar plenamente todos estos conceptos en la práctica, pero la prominencia en las recomendaciones anteriores es comenzar la construcción de instituciones multipolares alternativas que desafíen orgánicamente y reemplacen progresivamente a sus contrapartes dominadas por Occidente, y que definen actualmente el sistema global.
Conclusiones
Sólo cuando todos los miembros del OMM tengan un interés tangible en el éxito de sus contrapartes será capaz la OCS de construir de forma sostenible las instituciones alternativas que son necesarias para la sustitución gradual del sistema global liderado por Occidente. Antes de eso, la participación en un marco tan ambicioso de algunas partes podría ser más para mostrar y posicionar la importancia y las intenciones, pero una vez que estén todos unidos y en la misma red económica tejida por China, la OCS tomará una importancia cualitativamente diferente que, finalmente, podría comenzar a remodelar físicamente el orden mundial en algo más multipolar y equitativo.
El factor decisivo para que las Rutas de la Seda tengan éxito y el resto del OMM encaje, será la capacidad de los estados miembros de la OCS para contrarrestar unilateral y colectivamente las guerras híbridas y garantizar la seguridad democrática y civilizational. Si los EE.UU. pueden perturbar, controlar o influir en los proyectos conectivos críticos dentro de los estados de tránsito claves promulgando ajustes de régimen, cambios de régimen, o reinicios de régimen contra sus gobiernos objetivo, entonces el OMM no tendrá ninguna oportunidad. El primer paso en la construcción de un futuro multipolar, entonces, es asegurar las Rutas de la seda contrarrestando las agresiones asimétricas estadounidenses contra las grandes potencias euroasiáticas de Rusia, China, e Irán, salvaguardando la estabilidad de Asia Central, e impidiendo el guión norteamericano de un "choque de civilizaciones".