Cinco razones por las que Donald Trump es mejor para Rusia

02.09.2016

Entre los dos candidatos a presidente de Estados Unidos, Donald Trump es el preferido por la abrumadora mayoría de los países de Europa, incluyendo Rusia. Esto puede explicarse por varios factores: los lazos corruptos de Hillary Clinton y su estado de salud, los puntos de vista patriarcales de los sistemas políticos, y las expectativas de algo nuevo por parte de un candidato fuera del establishment.

Si los candidatos presidenciales estadounidenses son juzgados desde el punto de vista de los intereses nacionales de la Federación Rusa, entonces hay una serie de directrices claras que indican que Donald Trump es preferible para el cargo de presidente de Estados Unidos en lugar de Hillary Clinton.

1. Las repetidas declaraciones de la ex secretario de estado la revelan como una rusófoba feroz. Los rusos no saben las verdaderas intenciones de Trump, pero este no se ha permitido hacer declaraciones groseras y poco éticas hacia la Federación de Rusia, su liderazgo, y el pueblo ruso. En consecuencia, se le percibe como una figura más positiva.

2. Trump representa al Partido Republicano, cuyos representantes tradicionalmente siguen la escuela realista en las relaciones internacionales. Incluso durante la presidencia de George W. Bush, a pesar de la intervención en Irak, los EE.UU. no cruzaron la línea roja, como ocurrió bajo el gobierno de Obama, que representa el bando demócrata.

También vale la pena recordar que, incluso antes que Obama, los demócratas se comprometieron en varias ocasiones en intervenciones unilaterales y bombardeos en Somalia (1993), Haití (1995), Bosnia (1995), Sudán y Afganistán (1998), y Yugoslavia (1999). En sí misma, la noción de la "responsabilidad de proteger" que se ha utilizado para justificar las "intervenciones humanitarias" fue desarrollada bajo los demócratas. En sí, George Bush Jr. simplemente aceptó el legado de los demócratas y sus clichés de agresión liberal.

En vista de que Rusia también se basa en la escuela realista, el diálogo entre los dos países sería más claro y más comprensivo bajo una presidencia Trump. Tanto los EE.UU. como Rusia respetarían los intereses geopolíticos de los demás en el complejo entorno global.

3. Bajo George W. Bush, en 2003, comenzó la ocupación estadounidense de Irak que dio lugar a la guerra civil y al terrorismo en la región de Oriente Medio, incluyendo al ISIS.

La campaña contra Irak fue presionada por los neoconservadores que se habían infiltrado en el Partido Republicano y que ahora apoyan a Hillary Clinton. Así, el peligro de la paranoia neoconservadora podría repetirse si Clinton se convierte en presidente.

4. Donald Trump parece ser un candidato seguro de sí, que está preparado para reconocer y corregir sus errores. Después de haber sido invitado de repente por el presidente de México a visitar su país, Trump respondió inmediatamente y fue a la reunión. Esto lo hizo a pesar de sus declaraciones anteriores, bastante duras, hacia los inmigrantes mexicanos. Es probable que Trump revise activamente las cuestiones relacionadas con Rusia y con Eurasia, lo que beneficiaría a ambas potencias.

Clinton respondió a la invitación del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, vagamente y sin sentido, lo que caracteriza al actual sistema político de Estados Unidos en su conjunto.

Los líderes del establishment no tienen ninguna comprensión clara acerca de la estrategia de futuro y tienen miedo de dar cualquier tipo de paso hacia delante. Esto parece bastante extraño, no sólo desde el exterior, sino también para los votantes estadounidenses que en el pasado tenían políticos seguros de sí para buscar.

5. Rusia, que sufrió graves pérdidas en ambas guerras mundiales, conoce el precio de las vidas humanas. Esto es parte de la cultura estratégica rusa que se correlaciona con las políticas demográficas y las decisiones políticas relacionadas. Incluso a pesar de que se mantiene en Rusia la influencia del liberalismo destructivo de la década de los 90, las tradiciones familiares están reviviendo y cuentan con la ayuda del estado, así como de instituciones públicas y religiosas.

Hillary Clinton es partidaria de la libre-elección, es decir, de la legalización de los abortos, incluidos aquellos que violan la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño, mientras que Donald Trump ha hablado explícitamente en favor de los Pro-Vida, es decir, de las restricciones al aborto.

Por supuesto, estas son sólo las principales características que muestran que Trump se ve bajo una luz más favorable para Rusia. A menudo sucede en la política que personalidades inciertas y en ocasiones impredecibles pueden comportarse de una manera totalmente opuesta. Sin embargo, incluso un breve análisis como el presentado anteriormente apunta matices suficientemente relevantes, que son de importancia en las relaciones entre Rusia y los EE.UU..

De cualquier manera, Rusia no puede influir en las decisiones de los ciudadanos norteamericanos. Son ellos los que elegirán a su próximo presidente y el futuro de su país para los próximos cuatro años.