Schmitt en América: Contra el totalitarismo liberal

29.04.2016

Las percepciones del pensamiento de Carl Schmitt en las reflexiones de los pensadores estadounidenses y americanos sobre las ideas y categorías adelantadas por este gran pensador europeo son bastante poco familiares para los lectores de otros países. Al mismo tiempo, sin embargo, como centro de la modernidad, los Estados Unidos están en el centro de todas las tendencias que se manifiestan en la globalización. Por esto es por lo que no podemos ser indiferentes. Incluso si no estudiamos la américa moderna, américa y la modernidad todavía nos afecta. Estudiando la herencia de Schmitt y sus conceptos en relación con la modernidad global es un ejercicio muy beneficioso para la correcta interpretación de los EEUU e intentar superar la hegemonía liberal.

Desde nuestro punto de vista, la tendencia más interesante en los “estudios de Schmitt” en los EEUU fue desarrollado por el grupo de intelectuales de la “nueva izquierda” agrupados en torno al periódico Telos que a principios de los 1980 fue pionera en los amplios estudios de la herencia de Carl Schmitt en los Estados Unidos. Los más famosos de ellos que merecen apuntarse son el editor y fundador de Telos y el pensador americano de la “nueva izquierda”, Paul Picone, su investigador asociado y estudioso de Schmitt, Gary Ulmen, el científico político y sociólogo de ascendencia judía próxima al partido republicano, Paul Gottfried, y el antiguo diplomático y erudito de origen croata que es una de las figuras más importantes entre la nueva derecha europea, Tomislav Sunic.

A pesar de las acusaciones de fascismo vertidas a los neocons por sus oponentes que afirman tales bases sobre sus conexiones con Leo Strauss y Carl Schmitt, los cuales por un corto periodo y de forma fracasada, intentaron influir la doctrina política y legal de la tercera derecha; los neoconservadores en general no mostraron algún interés especial en la creatividad de Schmitt. Piconet y Ulmen se dirigieron no solamente a la falta de interés en Schmitt entre los círculos americanos influyentes, sino también al deseo de evitar hablar sobre él en absoluto, ya que fue mencionado solo en conexión con Strauss y artificialmente enlazado con el “nazismo” [1]. Quizás algunos de los conceptos de Schmitt penetraron en círculos neoconservadores vía Strauss, pero ahí era y es claramente algo en Schmitt que preocupa y detiene a los constructores del “Nuevo Orden Mundial”. [2]

Vamos a considerar las ideas de Schmitt basadas sobre los conceptos de autores americanos para identificar lo que es exactamente aquello que es tan “alarmante” para el mundo moderno en Schmitt.

Órdenes concretas y la crítica de la tecnología

Las compresiones de Schmitt de la legalidad, legitimidad y su uso del término griego, nomos, no como una ley abstracta, sino como una orden territorial que implica un orden legal que debe estar basado en algo más que las simples reglas o leyes. Su teoría de las órdenes concretas está definida por una dimensión axiológica pre-legal que es más vieja que cualquier parámetro clave relacionado – sin tal dimensión, cualquier codificación es imposible. Es precisamente estas excepciones conceptuales que Picone y Ulmen analizaron en el contexto de la distinción entre las dimensiones pre-conceptuales y la especificación categórica. Esta es la distancia entre ser y pensar, la distancia hacia el ser es siempre más grande que hacia el pensar. Citando a Adorno y Horkheimer y su Dialéctica de la ilustración, Picone y Ulmen insistieron en eliminar espacio entre el ser y el pensar en la ideología de la ilustración que dio lugar a un racionalismo sólo justificado por sí mismo que, en un caso extremo, puede transformarse en el racionalismo loco, característico de la ideología nazi. “La única solución es conectar este racionalismo en la dimensión pre-racional y pre-conceptual que se ha vuelto bloqueada u olvidada: A través de la mímesis para Adorno, y el mundo de la vida para Husserl; en la experiencia para Dewey; en “órdenes concretas” para Schmitt, por el retorno al ser para Heidegger, en las “formas de la vida” para Wittgenstein, etc.”. [3]

La crítica de Schmitt de la tecnología se entiende por ellos en este contexto. Siguiendo la aproximación de John McCormick hacia Schmitt [4], los autores apuntan su actitud crítica hacia la ingeniería y la tecnología, el espíritu de lo que él compara con el “anticristo” en el catolicismo romano y la forma política [5]. Según Picone y Ulmen, esto representa una crítica del “olvido del ser” de la tecnología, esto es, la incapacidad para pensar fuera de las estructuras existentes que representan la alienación de la persona y su supresión por herramientas. La tecnología es la esencia del conocimiento ilustrado que, según Bacon, es poder. Adorno escribe que “[la] ilustración se refiere a las cosas de la misma manera que un dictador al pueblo” [6]. En la alienación crítica, el positivismo legal, y el “imperio de la ley”, lo que Paul Gottfried –influido por Schmitt- denomina como democracia gestionada o estado de gestión que es plenamente aplicable a la crítica de las “democracias” modernas. Desde este desarrollo de Picone y Ulmen sus críticas del concepto del “imperio de la ley”, que está en el corazón de Schmitt en adquirir una dimensión meta histórica e incluso existencial donde Schmitt, Adorno, Heidegger, y Husserl se juntan. El “imperio de la ley” es esencialmente anti-humano en naturaleza, está alienado de la historia concreta de las sociedades y la vida política, y así funciona más como un concepto tecnológico que político.

John McCormick afirma que la crítica de Schmitt sobre arte y tecnología está conectada con la crítica de la clase intelectual que conduce a occidente de la teología a la tecnología. Los “sacerdotes” en la terminología de Schmitt gravitan hacia la completa mecanización y despolitización, esto es, la neutralidad apolítica absoluta, dado que no hay nada más neutral que la técnica misma. La “tecnologización”, sin embargo, produce dos consecuencias inesperadas. En primer lugar, las masas, que a diferencia de las élites nunca pueden ser completamente secularizadas y no aceptan la técnica neutral, descubren una nueva teología bajo el disfraz de la tecnología, la “teología de la técnica”. En segundo lugar, en un mundo en el que la tecnología ya ha prevalecido y está reforzada por la élite intelectual liberal, no requiere mayores promotores. Simplemente necesita conductos y engendradores sociales, no creadores. Así, la dominación de la tecnología conduce a la eliminación de la cultura y los intelectuales que son reemplazados por gestores, ingenieros y un culto de la tecnología. La privación de significado y espiritualidad de la dimensión cultural de la persona conduce a una negación de cualquier restricción sobre aquellos que usan tecnología. Así se pone en la dominación del “nuevo barbarismo” de los gestores en los estados modernos.

El estado terapéutico, los derechos de los pueblos, complexio oppositorium y multiculturalismo

Como un conservador de derechas, Gottfried no es amigo del marxismo, pero en relación a los conceptos de Schmitt, llega a las mismas conclusiones generales que Ulmen y Picone. En su trabajo “Democracia de masas y estado de gestión”, Gottfried concluye que la evolución del liberalismo resulta en su renacimiento en la forma de un liberalismo de gestión en que las libertades básicas, tales como la libertad de reunión, son violadas y el régimen liberal se vuelve cada vez más totalitario [7]. Gottfried afirma que el estado de gestión gradualmente se convierte en uno “terapéutico” que, como muestra en su libro “La política del culpable: Hacia una teocracia secular”, busca establecer pleno control sobre el pensamiento y la expresión de los ciudadanos democráticos a través de sus instituciones y sociedad civil e implantar el concepto de culpabilidad en relación a las minorías presuntamente “ofendidas” [8].

Desarrollando la idea de Schmitt del estado como una continuación de la teología, Gottfried apunta que el estado terapéutico no podría aparecer sin el correspondiente cambio en el protestantismo liberal que tuvo lugar a mediados del siglo 20. El cristianismo liberal como una religión, solo sensible al sufrimiento de supuestas víctimas, empieza a  promover la “política de culpabilidad”. Es más, la introducción del concepto protestante-liberal americano de multiculturalismo en el suelo europeo produce efectos quiméricos como la búsqueda europea para imponer esta política con celo autoritario contra  su propia “culpabilidad”.

Aquí el multiculturalismo juega un papel especial. Como el erudito croata-estadounidense, Tomislav Sunic, apunta en su ensayo “¿Una aldea global y los derechos de los pueblos”, el gobierno de los valores liberales apolíticos, por la fuerza homogeneiza la diversidad de los grupos y da origen a un “zoo multicultural” donde diferentes culturas pueden moverse libremente solamente dentro de una celda única bajo la supervisión de los supervisores liberales, intelectuales y gestores. La dominación estatal se introduce como neutral y por tanto como “no problemática” [9]. Este modelo desoladamente constrasta con el concepto de Schmitt del complexito oppositorium que sitúa la unidad de opuestos en el que ninguno es suprimido, una unidad que Schmitt vio personificada particularmente en la Iglesia Católica Romana (véase catolicismo romano y forma política). Sunic intenta iluminar el concepto de los derechos de los pueblos en apelación a las categorías de Schmitt. La gran posibilidad de comprensión del mundo que nos rodea, mediante las categorías de Schmitt, presenta una alternativa a la situación actual, como la visibilidad de la diversidad es un fundamento indispensable para el último reino de los supervisores que intentan legitimar su gobierno por la legitimación de –supuestamente- sistemas axiológicos universales.

La debilidad de los valores liberales y el surgimiento de la tiranía

¿Cómo emergió el “estado terapéutico”?  Esta cuestión también puede responderse si nos giramos hacia Schmitt y nos referimos a la crítica de Schmitt sobre el liberalismo.

¿Cómo Schmitt criticó al liberalismo? Lo que Gottfried, siguiendo a Donoso Cortés, consideró que es una debilidad en denominar a los liberales como “la clase discutidora” fue considerado también por Schmitt para ser una fortaleza de los liberales, quienes buscan evitar las decisiones fundamentales y buscar compromisos por todas partes [10], así debilitando al Estado. Esto fue repetido también por Leo Strauss cuando dijo que la crítica de Schmitt del liberalismo es una crítica “interna” [11]. Sin embargo, otro pecado del liberalismo, como ya se mencionó, es la despolitización de la sociedad occidental.

Schmitt escribió que el “estado pluralístico controlado por partidos se vuelve total no a causa de su efectividad, sino a causa de su debilidad. Interviene en todos los aspectos de la vida porque todo el mundo está esperando por él para satisfacer las necesidades de todos aquellos que sufren” [12].

Es la debilidad del régimen liberal que en última instancia conduce a su reemplazo por regímenes totalitarios, y después por el régimen estatal de gestión. En el último caso, la degeneración ocurre en el liberalismo mismo como movimiento en la dirección tecnocrática. James Burnham califica esto como la revolución de gestión, la llegada al poder de una nueva clase de administradores bajo lemas igualitarios, que se manifiestan en Occidente en la forma del “estado del bienestar” [13]. Este es el primer paso para el moderno estado terapéutico en tanto que está la eliminación de la división entre el estado actual y la sociedad civil, despolitización y la generalización de la legalidad administrativa. LA siguiente fase –actual control terapéutico- es posible cuando los pensamientos de la gente, y no sus carteras, pueden ser controladas.

En tal estado, como Schmitt apuntó, la separación de la legalidad y la legitimidad alcanza su pico y los liberales enfatizan la legalidad y el imperio de la ley. Pero la legalidad, como una zona de simple normas legales, cuando se separa de la legitimidad de la burocracia se vuelve un código de conducta basado en regulaciones prescriptivas (Setzung von Setzungen). Gary Ulmen acentúa que el resultado de las leyes híper-técnicas, restringidas a sí mismas, las deja sin sentido [14]. Cuanto más legalmente-sostenido se vuelve el sistema, más sin sentido y tiránico se vuelve el estado, alcanzado su pico en la forma del estado terapéutico en el que los gestores eliminan cualquier insubordinación a sus reglas sin sentido y absurdas y a los valores impuestos que son designados para legitimar la dominación de aquellos a los que se las impone. Así, el rechazo de la legitimidad como fuente de legalidad proporciona la legitimación de la dominación, una nueva teología que no se hunde en la esfera de lo pre-conceptual, y así  una que representa una amenaza similar a la amenaza fascista de la racionalidad demente.

Gottfried apunta que Schmitt previó tal dictadura sin sentido de las reglas en su trabajo “la tiranía de los valores”. “Las observaciones de Schmitt sobre el liberalismo y la democracia iluminan esta paradoja moderna de sociedades pluralistas imponiendo valores particulares por vergüenza o por fuerza” [15]. La encarnación más vívida de tales valores tiránicos pueden encontrarse en los Estados Unidos, y especialmente entre los neoconservadores. Sobre esta base, Godfrey rechaza su etiquetación como “conservadores”, como el apunta, que están más cerca de Kant y su doctrina ética que, aquella apuntada por Schmitt, por ninguna casualidad prefiere una federación de estados mundial más que una visión tradicional y conservadora [16].

En el contexto de esta crítica social, la democracia plebiscitaria a la que Schmitt estaba inclinado, no es menos “democrática” que la democracia representativa moderna que está manipulada por intereses privados y de lobby.

Tales estudios americanos inconformistas de Schmitt, confirman que la noción de la legalidad de Schmitt tiene un pronunciado carácter anti-totalitario. Picone y Ulman incluso apuntaron que las críticas de Schmitt son a menudo forzadas a admitir que, por su defensa del estado tradicional, su crítica de las asociaciones de la sociedad civil, y su defensa de la autonomía del estado, Carl Schmitt era cualquier cosa, salvo un partidario del totalitarismo. Como resulta ser, los estados “liberales-democráticos” occidentales modernos no son autónomos respecto a la sociedad, sino que son de hecho, totalitarios. De la misma manera, el estado liberal no tiene valor intrínseco, y es simplemente una herramienta en manos de proyectos idealistas.

Reseñas: 

[1] Drury S.B. Alexandre Kojeve: The Roots of Postmodern Politics, New York: St. Martin's Press, 1994

[2] Piccone P., Ulmen G. Uses and abuses of Carl Schmitt. Electronic resource] URL: http://evans-experientialism.freewebspace.com/piccone_ulmen.htm. (Reference date 7.10.2010).

[3] McCormick J.D. Introduction to Schmitt's "The age of neutralizations and depoliticizations". Electronic resource] URL: http://www.freespeechproject.com/telos13.html. (Reference date 7.10.2010).

[4] Schmitt C. Roman Catholicism and Political Form. G. L. Ulmen, trans. New York: Greenwood Press, 1996 /

[5] M. Horkheimer, Adorno, T. Dialectics of Enlightenment. Philosophical Fragments. St. Petersburg, 1997. P.23

[6] Gottfried P. After Liberalism: Mass Democracy in the Managerial State. Princeton: Princeton University Press, 2001

[7] Godfried P.Multiculturalism and the Politics of Guilt: Towards a Secular Theocracy. Columbia: University of Missouri Press, 2002.

[8] Sunic T. A Global Village and the Rights of the Peoples? Electronic resource] URL: http://www.freespeechproject.com/559.html. (Reference date 7.10.2010).

[9] Gottfried P. Carl Schmitt. 1990. p 12

[10] Strauss L. "Comments on Carl Schmitt's Der Begriff des Politischen / Schmitt C. The Concept of the Political tr by George Schwab, Chicago:. University of Chicago Press, 1996.

[11] Gottfried P. Legality, legitimacy, and Carl Schmitt // National Review. August 28, 1987.

[12] Burnham J. The Managerial Revolution: What Is Happening in the World. New York: The John Day Company, 1941.

[13] Ulmen G. The concept of nomos: introduction to Schmitt's "Apprpriation / distribution / production" http://www.freespeechproject.com/telos14.html. (Reference date 7.10.2010).

[14] Gottfried P. Carl Schmitt and Democracy. Electronic resource] URL: http://www.gnosticliberationfront.com/carl_schmitt_and_democracy.htm#cs and democracy. (Reference date 7.10.2010).

[15] Gottfried P. Carl Schmitt: Politics and Theory. New York: Greenwood Press, 1990.

[16] Sunic T. Liberalism or Democracy? Carl Schmitt and Apolitical Democracy. Electronic resource] URL: http://www.rosenoire.org/articles/schmitt.php. (Reference date 7.10.2010).