Referéndum italiano: arrasa el "No"; Renzi derrotado. ¿Qué pasa ahora?
Con el referéndum de ayer, los italianos no han rechazado simplemente la reforma constitucional Renzi-Boschi, sobre todo han hundido a su gobierno.
Que el No venciera era algo que estaba de hecho en el aire. Y lo estaba hasta el punto el punto de que el mes pasado el ahora ex primer ministro prodigó toda energía y maquinó toda estratagema con tal de recuperar puntos y lograr al menos perder bien: se puso en marcha una ley de financiamiento electoral, con propinas distribuidas a la derecha y a la izquierda; en el sur de Italia fueron mobilizados los capi-bastone*, con la esperanza de enviar a las urnas algunas tropas clientelares para ganar unos cuantos votos más. Todo fue inútil.
Perder, tal vez, 52 a 48, solo contra todos, sería diferente. En lugar de ello, el resultado fue claro. El No ha recibido alrededor del 60% de los votos, un rechazo que también es y sobre todo político, puesto que Renzi no pudo hacer olvidar a los italianos su promesa de irse en caso de derrota en el referéndum.
Con gran sentido táctico, pero demostrando una vez más no tener en cuenta de ninguna manera el respeto a las instituciones para poner su propio interés político por encima de todo, Matteo Renzi, una hora después de cerradas las urnas, se presentó ante las cámaras como Presidente del Consejo saliente, sin informar en primer lugar al jefe de Estado Mattarella, como sería lo propio.
Un golpe de cola para poder relanzarse una vez más.
Sale, de hecho, aprobada la ley de presupuesto y en presencia de una crisis de gobierno, el Parlamento no puede votar la Ley de Estabilidad y los tiempos son apretados.
De esta manera, de primer ministro dimisionario y de secretario del PD, Renzi, podrá repartir las cartas y gestionar la crisis de la manera más cómoda para él, señalando al Presidente de la República una persona suya como sucesor, compactando rápidamente su mayoría y tal vez incluso la oposición: ninguno de los parlamentarios italianos tiene ganas de volver a votar en este clima de incertidumbre y sin garantías de reelección.
La esperanza es que el Frente de No, tan diverso, sepa de alguna manera asumir la responsabilidad de la victoria, que es también política, ante todo sancionando rápidamente una nueva ley electoral.
No hay necesidad de irla a buscar demasiado lejos y, en definitiva, también habría un amplio consenso en el Parlamento: la Corte Constitucional, de hecho, sancionando como inconstitucional el Porcellum, ha indicado también en el llamado Consultellum el dispositivo que garantiza mejor que otros la democracia y la constitucionalidad del voto.
Estamos hablando de un sistema electoral proporcional, sustancialmente análogo al que ha sido usado en Italia durante las últimas décadas de la Primera República y que daría amplia representación a todas las tendencias políticas presentes en este momento en el país. Eso está disponible ya. Tal vez modificándolo con un umbral mínimo, por ejemplo, del 5%, como en Alemania, se tendría también una corrección legítima en sentido más mayoritario, ofreciendo a los electores la posibilidad de llevar la voz cantante en la composición de la futura mayoría de gobierno.
Veremos en las próximas horas y en los próximos días lo que sucederá. Lo que es seguro es que los italianos han preferido no aceptar un cambio fallido, inconsistente bajo el perfil de la arquitectura institucional, y lesivo de la soberanía nacional; y que el comicastro florentino deberá redimensionar notablemente su actitud de matón, con la que ha desestabilizado el país desde hace casi dos años, un período en el que además ha precarizado el mundo del trabajo y ha hecho también aprobar las uniones civiles en Italia.
Por último, hay otro dato muy significativo: la participación y su distribución geográfica. De hecho, han votado muchos italianos, una novedad positiva que no ocurría desde hace años. Desafortunadamente, sin embargo, esta renovada participación democrática se limita a las regiones del norte, donde el índice de participación fue del 70%. Por el contrario, en el sur de Italia el número de votantes se situó ligeramente por encima del 40%, confirmando el hecho de que la mitad del país todavía sigue sin ser capaz de darse una representación política y de representar eficazmente sus propios intereses.
Estamos hablando de esa parte de Italia sin la cual una alternativa nacionalpopulista no es posible y que, por razones obvias, no puede reconocerse en las consignas y en las palabras clave de la Liga Norte.
*Jefe de familia mafiosa.