Ceguera e ineptitud ante los riesgos del crimen organizado

13.07.2018

México, país obligado a la confrontación quiere salir del escenario

El modelo que se impondrá a las naciones, una tras otra sin solución de continuidad, será el que ha dominado la vida pública de Estados Unidos a partir del siglo XVIII. El enciclopedista del crimen en ese país, Carl Sifakis dice en la introducción (The encyclopedia of American crime, Ed. Facts on File, New York, 1982, 801 páginas) que la historia del crimen en América (EEUU) es simplemente la historia de América.

En la medida que América comenzó a florecer como nación (Estado) floreció con el crimen, trabajó con el crimen y se corrompió con el crimen, sigue diciendo ese autor, que nos lleva más allá de sus imágenes dantescas: el crimen comenzó con la llegada del primer hombre blanco al país que se llamaría Estados Unidos. La ciudad de Nueva York sería el epicentro de la vocación criminal de cierto tipo de creadores. Judíos, italianos e irlandeses formarían la primera oleada criminal. Muchos otros grupos nacionales se darían cita en la gran urbe y pasarían lista de presentes.

Los delincuentes mexicanos y el hampa rusa se asociaron en 2001

El diario The Washington Times (del 28 de mayo de 2001) informó de la reciente captura de 20 toneladas de cocaína que iban a bordo de lanchas pesqueras conducidas por tripulantes rusos y ucranianos. La policía estadounidense que participó en el operativo demostró así que se había iniciado la colaboración que hoy llamaríamos híbrida de los narcotraficantes mexicanos con la mafia rusa.

Fuentes de inteligencia estadounidense que también fueron consultadas por TWT están convencidas de que los cárteles mexicanos de la droga al asociarse con los eslavos siguen el camino de los colombianos que ya tenían desde 1992 una asociación establecida con los rusos.

Los rusos, que operaban en 2001 en Nueva York, Florida y Puerto Rico decidieron asociarse con esos cárteles latinoamericanos porque desde las vísperas del desmantelamiento de la URSS, según la investigadora Rumiana Ugarchinska, los servicios secretos de Europa oriental fueron convocados a seguir cursos para cubrir eficazmente cargos gerenciales en las empresas globalistas que se instalaran en esa zona europea y, llegado el caso, de administrar los tráficos ilegales. Su libro se titula KGB. Los rusos, conocidos como la mafia rusa, que es en realidad sionista, llegaron a Estados Unidos en corrientes migratorias que salieron de Europa oriental con rumbo a Israel, mayoritariamente se situaron en Nueva York y Los Angeles entre 1970 y 1981. Hervé Ryssen confirma los indicios citados en su libro La mafia juive, editado por Baskerville en 2007.

Se trata, pues, de dos conglomerados ilegales si los escritores mencionados se ajustaran a la verdad: el primero es el referido por Ugarchinska, que sería un supercártel ruso moderno con todas las ventajas técnicas al alcance de su mano. El otro sería una mafia desarrollada sobre la base de una identidad clánica, que es la base de todo asentamiento mafioso. La investigación de la mafia rusa, también conocida como la Red Mafiya, ocupa uno de los primeros lugares en la lista de prioridades de la DEA y el FBI.

Mexico tiene litorales a lo largo de los cuales los cargamentos mayores de drogas y anfetaminas se desplazan, empezando por la de cocaína sudamericana que intentan alcanzar los sitios adecuados de desembarque en Estados Unidos. Los funcionarios de la DEA creían en 2001 que el 65 por ciento de la cocaína producida en América del Sur llega a los centros urbanos de EEUU por vía marítima y terrestre y que ya han sido establecidos los circuitos de transporte en Guadalajara, Juárez, Matamoros, Culiacán y Tijuana para trasladar los estupefacientes de Colombia al mercado estadounidense junto a los estupefacientes mexicanos. La DEA indicó a TWT que los nuevos socios eslavos se presentan como "especialistas del transporte" dispuestos a trasladar embarques ilegales al norte de la frontera. Así, pues, la adición de la mafia rusa a esa ecuación, según las fuentes de inteligencia consultadas, incrementa el problema.

El mar en la geopolítica de la globalización

Yan Giron, estratega francés de las convergencias globalizadoras que se suscitan en el mar, respondió a Pierre Verluise varias preguntas que tienen que ver con la vocación estratégica del entrevistado, que se resume en la aspiración de eslabonar con el mar a las empresas, sus sucursales, y los territorios a las novedades marítimas emprendidas por los Estados europeos.

Dice Girón que la globalización del presente en su esencia más profunda apareció en los años setentas bajo la forma de marinización, que es la tendencia del mar a convertirse en un agente portador de novedades tecnológicas. Novedades que hacen posible que el mar se haya convertido en un factor del comercio mundial, por el cual circula el 90 por ciento de los intercambios comerciales y el 99 por ciento de las informaciones mundiales por el cableado submarino.

Otras dimensiones del comercio marino es la explotación de las riquezas del mar. Lo mismo las biológicas como la pesca que las minerales o energéticas. La captura de mantos pesqueros atrae cada vez más a nuevos asentamientos hacia los litorales al tiempo que se intensifica el turismo protector del ambiente.

El derecho internacional del mar se consolidó en el momento de la primera explosión globalista y el surgimiento de una sola potencia, unipolar, como centro del mundo,:Estados Unidos. El final de la guerra fría da sitio a un proceso de incertidumbre que hemos visto evolucionar hacia la catástrofe. La Convención de las Naciones Unidas sobre el derecho del mar fue firmado en 1982 y ratificado en 1994. Ese derecho marítimo fue registrado siendo de los últimos en ser concebido sin participación del sector privado. Sobre el mar sólo los Estados establecieron los derechos que lo transforman en un dinámico sector capaz de alentar el progreso del género humano.

En la actualidad la división del mar en sus zonas que se extienden a lo largo de los litorales es un módulo para fijar zonas exclusivas en favor de los Estados costeros. En esa porción del mar donde el derecho nacional se extiende y el Estado ejerce su soberanía absoluta, es decir, su facultad para desplazar en esas aguas las fuerzas coercitivas estatales, en este caso su marina de guerra.

Naciones Unidas, pues, estableció el derecho de cada Estado a expandir la soberanía en la superficie marítima y a expandir en ella su logística militar. Esto se llama expansión soberana, dice Giron a Verluise en una entrevista que fue publicada el 9 de julio de 2018 en Diploweb.com portal del prestigiado Instituto de geopolítica que encabeza el doctor Verluise.

De acuerdo con las nuevas disposiciones contenidas en el derecho internacional que es tutelado por la ONU a falta de una administración mundial aceptada democráticamente por todos sus asociados.

En lo tocante a la percepción pública de las amenazas bien conocidas en tierra firme pero poco apreciadas en el mar a pesar de que su presencia es de mayor peso en él cada día. Una dificultad muy seria es la que corresponde a las aguas territoriales o más allá de ellas, donde se perpetran nuevos comportamientos criminales alentados por la hibridación incontenible de los actores marinos. Lo civil asociado a lo militar, lo criminal a lo legal, y lo legal a lo político. Lo criminal y lo policial se combinan formando un coctel letal para la vida de los Estados. Variables difíciles de precisar porque cuando un hecho criminal tiene lugar en alta mar en raras ocasiones se especifica que tuvo lugar lejos de la zona terrestre.

La hibridación, el camuflaje y la corrupción dificultan la apreciación de las dinámicas criminales en el mar. Además, a cierta distancia de las costas es posible que los fugitivos se sustraigan de la acción de la justicia y permanezcan fuera de las miradas indiscretas por tiempo indeterminado. El mar es el medio ideal para desplazar los cargamentos ilegales, como armas y drogas. de un lado del mundo a otro con plena impunidad y prácticamente ante los ojos del mundo.

El eslabón que enlaza a Estados Unidos con la América Central en México ataca la política de seguridad de Trump

Esta complejidad de gran potencia ante la que quedan en indefensión los Estados del hemisferio sur del planeta resulta un desafío para la constitución de democracias el desorden marítimo que suele ser desconocido para las autoridades civiles. Por eso resulta una irresponsabilidad de gran calibre destructor la estrategia del nuevo gobierno mexicano encabezado por Andrés López Obrador, tendente a paralizar la acción oficial contra la delincuencia organizada en el territorio nacional, pasando por alto el desorden en la zona marítima que está totalmente fuera de la mirada de la clase política y su inteligencia estatal.

Si se ponen en vigor disposiciones tolerantes que eviten que la delincuencia organizada sea tocada con el pétalo de una rosa, no se imaginan las oleadas desbordantes que recibirán la nación y el país de los océanos que tiene a los lados de su territorio. Allí está la verdadera delincuencia del presente, que no es controlada ni por el papa ni por Trump.

El crimen en ascenso en el Caribe, entre el golfo de México y la entrada del Atlántico al sur de Estados Unidos por vía marítima

Hasta junio de 2018 Puerto Rico (17%). República Dominicana (13%) y Trinidad y Tobago (10%) fueron los países del Caribe donde se registró una mayor incidencia criminal, asentada en agencias policiales.

El narcotráfico permanece inalterado en toda el área caribeña mientras Barbuda y Antigua mantienen su papel de centro de distribución de estupefacientes.

Organización de entidades criminales en Puerto Rico. Su capital San Juan sufre por el incremento de la actividad homicida callejera.

Tensiones y protestas de la población dominicana por la inseguridad.

Como puede verse, los eslabones criminales marítimos están en apogeo en las áreas que circundan a Estados Unidos. Trinidad Tobago detuvo la acción criminal del Emirato Islámico en su territorio al inicio de 2018. Pero las investigaciones de procedencia rusa informan de preparativos del yijadismo de instalarse en el continente americano.