México: En el año que comienza las turbulencias estarán a la orden del día

15.01.2018

2018 es el último año del sexenio presidencial de Enrique Peña Nieto, que abre paso a un ambiente preelectoral sumamente contaminado por la predominancia alcanzada por el crimen organizado en concordancia completa con el funesto final que ha marcado a todo su gobierno, cuyas cifras de letalidad dan una visión lamentable de su gobierno cargado de sangre y corrupción.El Cisen cambia hoy de director, pero la ineficacia sigue viva y a la orden del día.

Entre noviembre y diciembre la Ley de Seguridad Interior fue aprobada por los senadores y diputados y se espera que en cuanto reciba el aval de la Suprema corte de justicia comenzará a surtir efectos asignando a las fuerzas Armadas el papel de guardián del Estado. Ese ordenamiento legaliza el despliegue y la actividad de las fuerzas Armadas en todo el territorio nacional para acciones preventivas y de inteligencia. Desde luego, es un acoplamiento con las disposiciones de seguridad y antiterrorismo que ya surten efectos en Estados Unidos.

Estamos acostumbrados a pensar que México es una república en la que formalmente no hay una guerra, aunque a lo largo de 2017, y por lo menos desde 1982 una oleada de violencia equiparable a la que fue padecida por la población árabe del infortunado bloque territorial sirioirakí, envuelta en una sangrienta guerra, en todos los índices macabros de muertos, desaparecidos y su cauda de daños colaterales como el homicidio de mujeres, periodistas, sumados a los secuestros, violaciones y a la impunidad rampante.

Los índices terribles han llegado a cifras records: más de 27 mil muertes dolosas (80 asesinados al día, 2 mil muertes como media mensual), decenas de miles de desaparecidos y la decisión de Peña Nieto de darle patente de corso a los militares ha inquietado a las agencias promotoras del golpe blando y de la guerra de cuarta generación en marcha en el territorio mexicano.

México es parte de una alianza con Estados Unidos en materia de seguridad, combate a las organizaciones criminales transnacionales, al narcoterrorismo y a todo tipo de hibridización criminal a partir del campo financiero hasta los brotes geopolíticos como los de la NED y la iglesia católica.

México actuó como Estado vasallo de EEUU durante la Guerra Fría, y la seguridad del país se supeditó a la protección con el paraguas nuclear que México no necesitaba. Con la prolongación de la Guerra Fría, la seguridad se sujetó a la estrategia de la guerra al narcotráfico y la Iniciativa Mérida. La formación de la Dirección Federal de Seguridad en 1947 siguiendo el paso del FBI. pone al descubierto que la fuerza de seguridad mexicana de la presidencia de la república interesaba sólo como operadora de contraespionaje.

La conceptualización de seguridad se ha replanteado en términos de seguridad interior, con asidero en la perspectiva global. Adicional y de manera sobresaliente la seguridad interior tiene como estrategia la guerra preventiva contra el narcoterrorismo, las organizaciones transnacionales del crimen organizado, como grave amenaza contra la seguridad interior y global.

El salinista Héctor Aguilar Camín no logra pasar de la dicotomía seguridad interior y seguridad nacional por su enfoque periclitado. México casi por la fuerza adoptó como estrategia del Estado la seguridad nacional a pesar de que esta idea motora significaba un alineamiento al lado de las potencias anglosajonas. Con la LSI México podrá esforzarse por el restablecimiento de su soberanía "relativa" perdida.

En las leyes mexicanas se menciona la ‘seguridad nacional’, que se refiere a las amenazas que pueden centrarse contra la nación: guerras, terrorismo, rebelión, sedición. La ‘seguridad interior’ vendría siendo el estadio intermedio: riesgos de orden público que pueden volverse amenazas a la seguridad interior.  Es usual que las amenazas proceden del crimen organizado. La redacción de la ley aún no es clara en este cuerpo legislativo que es el primer intento mexicano de cara a la complejidad, pero su propósito es claro. Busca darle un marco legal a la decisión federal de usar las fuerzas armadas para combatir al narco y al crimen organizado.”

Ley de Seguridad (interior), contra organizaciones criminales trasnacionales. La promoción para aprobar en el Congreso la Ley de Seguridad (interior), plantea otra perspectiva. La Ley con renovados propósitos, rompe la camisa de fuerza de la agotada Iniciativa Mérida, y va más allá del marco normativo local con un acuerdo bilateral de seguridad para combatir a las organizaciones criminales trasnacionales, narcoterroristas, bien entendido por los órganos de decisión de América del Norte.

Una lección impartida por el profesor Rodolfo Sánchez. que ha consistido en asomarse por la ventana para captar la temperatura de los nubarrones que México recibe de todos los puntos cardinales. Llegó la hora del análisis fino para el que sigue impreparado el Cisen.