Agresión civilizacional: El resurgimiento no-occidental y el cambio de imagen de la izquierda

17.03.2016

Desde el mismo amanecer de la historia recordada, diversas civilizaciones e identidades estuvieron regularmente en conflicto unos con otros, haciendo de este, uno de los elementos más consistentes, duraderos e indeseables de la historia humana. Esto es como es, la historia humana está al borde emocionante del cambio, con las anteriores plantillas milenarias de los “choques de civilizaciones” reemplazadas por el diálogo multipolar de civilizaciones que está siendo encabezado por los Resistentes y Desobedientes (R&D) Estados de Rusia, China e Irán, así como a través de la membresía geo-civilizacional del BRICS.

En este momento sin precedentes de la historia, sin embargo, una forma modificada de agresión civilizacional está siendo construida frenéticamente por las élites unipolares como la búsqueda desesperada para sembrar las semillas de la sospecha mutua y la discordia de identidad entre los poderes multipolares emergentes. En un irónico giro del destino, los auto-proclamados “anti-imperialistas” y supuestos individuos bien intencionados, han sido cogidos en la matriz informacional convertida en arma de los EEUU, justo como una mosca es capturada en la tela de la araña. Si son cooptados deliberadamente o por descuido se comportan como “tontos útiles”, algunos de estos “luchadores de la resistencia” están ahora funcionando como los defensores de cabecera de la agresión civilizacional occidental y la vanguardia militante del nuevo fascismo.

La investigación empieza por la explicación de lo que significan los peligros de la agresión civilizacional y el nuevo fascismo, tras lo que se pasa a describir los principios relevantes de la guerra de quinta generación. Lo siguiente a esto, describe como los EEUU y sus aliados del “arma de migración masiva” han provocado el resurgimiento no-occidental y cambio de marca liberal de las amenazas anteriormente mencionadas. El trabajo del siguiente tema del foco es el wahabismo secular, una de las síntesis de la agresión civilizacional y nuevo fascismo, y el potencial de este Frankenstein ideológico tiene en su alteración más efectiva de los procesos de cooperación  e integración pan-civilizacionales. Finalmente, el estudio concluye con la elaboración de los métodos en los que el mundo multipolar puede resistir contra esta nueva táctica asimétricamente divisoria y el papel único que Rusia naturalmente juega en realizar esto.

La nueva visita de viejas amenazas.

La agresión civilizacional y el nuevo fascismo son a menudo mal entendidos debido a la prevalencia de estereotipos populares sobre ellos, todos los cuales sirven al propósito de enmascarar aquellas amenazas que son más difíciles de identificar cuando son rediseñadas y reutilizadas en una forma algo modificada y poco convencional. De esto resulta que mucha gente incluso niega su existencia cuando estas inesperadas formas son desatadas, permitiendo peligrosamente la facilitación implícita de estos procesos destructivos y engañando astutamente a una masa de gente que de lo contrario serían realmente opuestos a ellos, pues, así se convierten en activos partidarios de sus nuevas manifestaciones.

Agresión civilizacional:

Para hablar más específicamente, el discurso global es tal que la comprensión general mantiene que el Oeste, particularmente una gota culturalmente amorfa de europeos “blancos” y sus descendientes sin importar la clase, tiene el monopolio de la agresión civilizacional, con la que aboga por este punto de aproximación a las bien documentadas cruzadas y a la era del colonialismo. Mientras estos son ciertamente ejemplos arquetípicos de agresión civilizacional, no son exclusivos del Oeste. Por ejemplo, la civilización turca ocupó sin piedad los Balcanes y forzó a muchos de sus pueblos a convertirse al islam bajo pena de tortura y muerte, mientras que la civilización árabe cazaba esclavos negros en las junglas de áfrica y vendían a sus cautivos en el mercado global.

Todos estos casos son igualmente reprensibles y ninguno de ellos puede ser excusado, sino que demuestran que la agresión civilizacional ha sido practicada por una multitud de actores en una variedad de modos a lo largo de los milenios, por esto se hace añicos el mito de que sólo los “blancos” europeos y sus descendientes son quienes siempre han hecho todas las cosas aborrecibles en su historia. Adicionalmente, mientras los ejemplos discutidos son lamentables sin duda, de ninguna manera son el medio único para definir las características de cualquiera de estos actores. A pesar de su registro histórico contra otros fuera de sus esferas: El oeste, los turcos, árabes y otras civilizaciones tienen una plétora de rasgos positivos internos y cada cual ha hecho contribuciones constructivas a engrandecer la humanidad.

Por tanto, dado el hecho de que todas las civilizaciones tienen sus partes de aspectos históricos tanto positivos como negativos, etiquetando a uno u otro como el único practicante de la agresión es una falsedad categórica que está proclamada premeditadamente para perseguir objetivos políticos auto-interesados. Por ejemplo, es común por los que proponen esta comprensión histórica a la carta que en consecuencia, aboguen por la polémica hipócrita y artificialmente construida de la “culpa de civilización”, por medio de la cual ellos declaran que la civilización “agresiva” tiene el deber y obligación de tomar ciertas medias de política interior para limpiarse de sus pecados históricos. En la concepción actual, esto toma la forma de individuos agitando para que los países europeos acepten a un número ilimitado de inmigrantes de civilizaciones diferentes, solamente sobre la base de que este es el único modo para enmendar el colonialismo, y es un punto importante al que la investigación regresará más tarde.

Nuevo fascismo:

El estereotipo sobre el nuevo fascismo es inexactamente simple, y se mueve junto con las líneas que este fenómeno socio-político puede surgir solamente de la extrema derecha. La experiencia histórica prueba que esto es verdad en muchos aspectos, al igual que la historia documenta que la civilización occidental se ha dedicado a la actividad agresiva, pero estas presuposiciones sólo son parcialmente correctas. Justo como la agresión civilizacional no está limitada únicamente al oeste, también lo es que el nuevo fascismo no está exclusivamente limitado a la derecha del espectro político, ni es capaz de brotar solamente en Europa. Si el fascismo es despojado de la jerga específica racial y nacionalista que acompañó la época de las guerras mundiales y las asociaciones económicas de dejan a un lado, puede resumirse fácilmente como la imposición militante de un distintivo y definido conjunto de valores auto-creídos como “universales”, así se permite que los observadores objetivos identifiquen más claramente sus prácticas en contextos no-occidentales y no-derechistas por todo el mundo.

Habiendo revelado la comprensión fundacional más amplia de lo que verdaderamente es el fascismo, es posible aplicar esta etiqueta cuando se discute una multitud de casos fuera de la experiencia de la II guerra mundial. El ejemplo contemporáneo más profundo son los violentos golpes de los EEUU en países no occidentales como Afganistán, Irak y Libia, para que por la fuerza acepten su concepción de “democracia liberal” y “derechos humanos”, aunque estas ideas en su mayoría sirvan como excusa para “justificar” ex post facto, la profunda decisión del estado para adelantar sus objetivos geopolíticos en estas regiones señaladas. Es más relevante teóricamente entonces, el uso de la marca de nuevo fascismo cuando se describe a los extremistas islámicos, tanto si son actores no estatales como el daesh o un estado tal como la Turquía neo otomana de Erdogan. En ambos de estos actores examinados, desean sinceramente expandir su sentido universalista de “valores” en todo el mundo, incluyendo los medios agresivos. En un sentido mucho más confinado geográficamente, el liderazgo ucraniano y los nacionalistas hindúes aspiran a hacer algo similar, contra rusos y musulmanes respectivamente.

En los ejemplos anteriormente mencionados, no hay claros indicios de que cualquiera de los actores fascistas tenga un elemento izquierdista y/o liberal-progresista. Las autoridades ucranianas son obviamente derechistas, al igual que los nacionalistas hindúes, sin embargo uno haría bien en no olvidar que el expresidente Bill Clinton fue un izquierdista liberal-progresista, pero que eso no le previno de lanzar invasiones “humanitarias” en Somalia y Haití, o bombardear a los serbios en Bosnia y Yugoslavia. Equipados con esta percepción, es posible enlazar la imposición fascista de valores universalistas a la visión izquierdista, a pesar de que Bill Clinton no practique una forma pura y dogmática de esta ideología (una característica que ningún líder político ha cumplido jamás de cualquier modo). Es importante para el lector, que tenga en mente la relación entre izquierdas auto-identificados y fascismo ya que la investigación más tarde explicará cuan relevante es esto para el problema recientemente creado del wahabismo secular.

Guerras de quinta generación

Sin que lo sepan los más observadores, los EEUU ya han puesto al mundo en la fase de las guerras de quinta generación, por medio de la cual hasta ahora actores “neutrales” y procesos como las protestas y la inmigración, han sido usadas como armas para objetivos geoestratégicos. Esto es respectivamente emblemático en la forma de las revoluciones de colores y “armas de inmigración masiva”, esa segunda será detallada en la siguiente sección. Es más pertinente en este momento la descripción del papel que las ideas juegan en las guerras de quinta generación, dado que este componente de estudio está directamente relacionado con la agresión civilizacional y el nuevo fascismo.

Todas las civilizaciones, ideologías, y movimientos de protesta tienen ciertos elementos preexistentes que los predisponen a la manipulación extremista interna y a la explotación geopolítica externa, con la religión del Islam, textos teóricos izquierdistas y las redes de derechos para los inmigrantes, que son las más relevantes para investigar a mano. Cada uno de aquellos es capa de ser instrumentalizado por actores internos y/o externos y ya han probado la susceptibilidad de que esto ocurra. El Daesh y los hermanos musulmanes son sintomáticos de la gran vulnerabilidad que aflige al islam, mientras Pol Pot es un ejemplo genocida de cómo la ideología izquierdista podría usarse para propósitos malvados. En relación con la red de derechos por los inmigrantes, esta causa ha sido cooptada a través de la “ley de adaptación cubana” de los EEUU en 1966 (popularmente conocida como la política de “pie mojado, pie seco”) para realzar la conducta del bienestar económico-demográfico contra La Habana, y los partidarios de la inmigración ilegal en general son ingenuamente permisivos con los influjos a gran escala de mano de obra barata en su economía.

Los ejemplos anteriores ilustran que el área de las ideas no es jamás, ni nunca lo ha sido, una “zona segura” intocada, libre de ser instrumentada para la explotación. Incluso las más estereotípicas ideas pacíficas como el budismo, han sido usados como un instrumento de desestabilización contra los gobiernos de China y Myanmar, que en sí mismo deberían dar al pueblo una pausa para pensar sobre como otras ideas menos próximas y unánimemente percibidas como pacíficas, también pueden ser manipuladas. La guerra de quinta generación expertamente utiliza este concepto de las ideas instrumentalizadas (particularmente el islam, el izquierdismo y la defensa de los inmigrantes) para hacer que avance la agresión civilizacional y el nuevo fascismo, y este tren de pensamientos continuará cuando la investigación discuta la ideología radical recién concebida del wahabismo secular y la amenaza que ésta representa para la multipolaridad.

El catalizador inmigrante

Entendiendo lo básico:

Ningún acontecimiento único ha hecho más para catalizar la agresión civilizacional y el nuevo fascismo que la crisis de inmigrantes, que en sí misma es un producto de ingeniería estratégica de las guerras neoimperialistas de los EEUU en la región de Oriente Medio–Norte de África (OMNA). Para resumir concisamente lo que está ocurriendo, los EEUU buscaron realzar simultáneamente su posición unipolar en la OMNA a través de las teatrales revoluciones de colores conocidas como “primaveras árabes”. Cuando alguna de ellas predeciblemente pasó a convertirse en una sangrienta guerra híbrida, tales como las que habían ocurrido en Libia y Siria, las agencias de inteligencia de los EEUU pasaron a la acción mediante la capitalización de la crisis humanitaria y su transformación en un arma de guerra de quinta generación para usarla contra la UE.

La principal motivación de los EEUU en hacer esto fue para cambiar demográficamente a Europa de tal modo que provoque un estado perpetuo de tensión Hobbesiana entre la ciudadanía, los nuevos llegados, y el gobierno que podría ser manipulado para ordenar una revolución de colores contra cualquiera que sea el gobierno al que apunten los EEUU. En el contexto de la nueva guerra fría, los EEUU no quieren perder su posición hegemónica sobre la UE, y harán todo lo que puedan para prevenir que estados clave europeos tales como Alemania cooperen pragmáticamente con Rusia y China. Esto es específicamente cierto en la esfera de los proyectos de conexiones de infraestructuras transnacionales multipolares tales como la ruta Turquía/Balcanes, el Nord Stream II, la ruta de la seda balcánica, así como el cumplimiento de cualquiera de estos propósitos que reducirían tangiblemente la influencia de los EEUU sobre el continente y conducirían a un surgimiento de sentimiento multipolar en Europa.

En respuesta a los compromisos de Rusia y China con la UE, los EEUU crearon un épico poder trasladando lo que tenían de agencias de inteligencia y redes de ONG’s a cooperar con Turquía en la distribución de más de un millón de inmigrantes de civilización diferente en Europa. Esto podría ser fácilmente bien previsto con antelación por incluso los más novicios observadores europeos, que la situación sociopolítica, económica e histórica de la UE, particularmente en el contexto de la gran recesión en marcha, la predispone a ser extraordinariamente desestabilizada por el influjo de muchos inmigrantes, sin tener en cuenta cualquiera de las que puedan ser sus identidades civilizacionales, pero por supuesto, se hizo todavía más aguda por el hecho de que muchos de ellos son árabe-musulmanes.

Sensibilidades civilizacionales:

No hay nada inherentemente desestabilizador o agresivo en alguien que sea árabe-musulmán, pero es justo lo que las circunstancias particulares de la UE hacen a la población nativa extremadamente sensible a los influjos incontrolados de este grupo civilizacional. Del mismo modo, India tiene una actitud similar hacia los musulmanes (tanto si son árabes, sur asiáticos o de cualquier otro origen geográfico), y Nueva Delhi incluso tomó sus sentimientos hasta el extremo radical de firmar la convención de la ONU sobre refugiados de 1951, que la obligaría legalmente a cuidad de los refugiados musulmanes que huyeron tras la violenta partición de 1947 y posiblemente incluso les daría derecho a regresar permanentemente. Otro ejemplo de una civilización estructuralmente sensible a los influjos incontrolables y a gran escala de otros pueblos son las poblaciones americanas nativas del hemisferio occidental en vísperas del colonialismo trans-atlántico.  Tanto si eran las tribus de las grandes llanuras, los aztecas o los incas entre otros, ninguna civilización de lo que más tarde se llamaría Norte y Sur América, estaba preparada para tratar con los Europeos, y esto se debe a sus circunstancias históricas anteriores al compromiso (tribus descentralizadas y dispersas, armamento inferior, la creencia de que los hombres blancos sobre caballos eran dioses, etc.). 

En cada uno de estos ejemplos, nada justifica o excusa las reacciones hostiles no provocadas por las poblaciones nativas frente a los extranjeros que llegan de civilizaciones distintas, y no es el intento del autor para insinuar que la violencia y/o discriminación contra nadie, deja sola a la persona separada de su identidad, es siempre aceptable excepto en la auto-defensa. Más bien, el propósito de elaborar estos tipos de sensibilidades civilizaciones es proporcionar la percepción de las precondiciones psicológicas y estructurales de los sujetos dados e indicar que reacciones negativas son predecibles (tanto si están justificadas como sino) cada vez que hay interacciones incontrolables, prolongadas y a gran escala entre civilizaciones diferentes en el nivel de la sociedad civil. Cuando un actor dado predice como sus contrapartes se comportarán bajo estas circunstancias y toma pasos concretos para avanzar en los escenarios sobre el terreno que ellos previeron, el proceso mencionado anteriormente del tipo “Armas de migración masiva” que Kelly M. Greenhill expuso en su investigación homónima de 2010, en la que ella demostró concluyentemente que al menos hay 56 ejemplos de estados que intencionalmente se benefician de la generación, provocación y explotación de oleadas masivas de migraciones humanas.

No es una sorpresa:

Es importante para el lector que se dé cuenta de que el presente caos en Europa no era impredecible, y que fue predicho su alcance por las voces de autoridades creíbles y respetadas tales como los presidentes Putin y Assad, ninguno de los cuales son “xenófobos”, “racistas”, o “fascistas”.

En 2012, el entonces primer ministro Putin, en un manifiesto de inmigración escrito durante su campaña electoral para la presidencia, comentó sobre los “flujos migratorios colosales” que él denominó como “la gran migración”, expresando su lamento sobre cuán malamente preparada ha estado la sociedad occidental para responder estructuralmente a esto, y prediciendo algunos de los desafíos futuros que más tarde surgieron:

“El melting pot de asimilación es altamente volátil, llevado a sus límites por los flujos migratorios que siempre se incrementan. En la política esto ha encontrado reflejo en un “multiculturalismo” que rechaza la integración a través de la asimilación. Aunque produce el “derecho de las minorías a ser distintas”, hace poco para equilibrar esto con los compromisos públicos, culturales o de comportamiento hacia la población y sociedad como un todo. Las comunidades próximas étnico-religiosas que forman muchos países, rechazan no solo asimilarlos sino también adaptarlos. Hay vecindades y ciudades enteras donde generaciones de nuevos llegados viven de las subvenciones y no hablan el idioma del país en el que viven. El crecimiento de la xenofobia entre la población y los duros intentos para proteger sus intereses, trabajos y beneficios sociales de los “rivales inmigrantes” es la respuesta vista en este modelo de comportamiento. La gente, impresionada por lo que ellos perciben como presión agresiva sobre sus tradiciones o modo de vida, sienten un auténtico miedo de perder su identidad nacional.

Políticos europeos completamente respetables han empezado a hablar abiertamente sobre el fracaso del “proyecto multicultural”. Ellos explotan la “carta étnica” para permanecer en el puesto, añadir sus voces al coro de lo que ellos solían considerar como radicales o marginales. Fuerzas extremas, ahora, están creciendo rápidamente en número, poniendo serias reclamaciones para el poder. De hecho, se habla de asimilación forzosa, contra el telón de fondo del “cierre” y endurecimiento brusco de las reglas migratorias. Pueblos de diferentes culturas se enfrentan a una elección: O bien, “se confunden con la mayoría” o permanecen como una minoría étnica que está aislada, a pesar de estar provista con todo tipo de derechos y garantías. Pero en efecto, ellos mismos se encuentran separados de las promesas de oportunidades profesionales. Diré francamente, que un individuo que se encuentra en este entorno, es improbable que sea leal a su país”.

Después de que la guerra en Siria ya estaba en plena actividad, el Presidente Assad advirtió en una entrevista de junio de con el Frankfurter Allgemeine que:

“Si los europeos suministran armas, el patio trasero de Europa se convertiría en un refugio terrorista, y Europa pagaría un precio por esto. El terrorismo aquí significaría el caos. Caos que conduciría a la pobreza, y pobreza que significaría que Europa perdería un importante mercado. El segundo efecto sería la exportación directa de terrorismo a Europa. Los terroristas estacionados en batalla y armados con ideología extremista regresarían”.

Casi dos años más tarde, en un discurso conmemorativo del 70 aniversario de la victoria rusa en la segunda guerra mundial y la derrota de los fascistas, el presidente Putin advirtió a todo el mundo de que:

“La imprudente aventura de Hitler se convirtió en una dura lección para toda la comunidad internacional. Al mismo tiempo, en la década de 1930, la Europa ilustrada fracasó al ver la amenaza mortal de la ideología nazi. Hoy, setenta años después, la historia llama de nuevo a nuestra sabiduría y vigilancia. No debemos olvidar que las ideas de la supremacía racial y el exclusivismo han provocado la guerra más sangrienta”.

Más tarde, en diciembre de 2015, el Presidente Assad advirtió directamente que los terroristas estaban infiltrándose en Europa bajo el disfraz de “refugiados” y se dirigía algunos de los desafíos de integración que los verdaderos refugiados tendrían cuando llegaran finalmente a la UE:

“Pregunta 18: ¿Qué debería hacer ahora Europa? ¿Los europeos deberían temer a esta gente o ayudarla?

Presidente Assad: Esto depende. En primer lugar, la mayoría o gran parte de ellos no son sirios. Acerca de los sirios hay una mezcla, de la mayoría podemos decir que son buenos sirios, pueblo natural y patriótico, pero por supuesto, tenéis la infiltración de terroristas entre ellos. Esto es cierto ¿cuánto o cuántos? No puedo decirlo, es difícil de decir, y esta es la realidad, y creo que tenéis algunas pruebas en internet, fotos, videos que prueban que algunas personas que han estado matando gente aquí e incluso decapitando, llegaron a Europa como pacíficos ciudadanos.

Periodista ¿Pero hablando en general, ayuda o miedo?

Presidente Assad: Esto depende de cómo Europa debería tratar con ellos, porque no estás hablando sólo de terrorismo, estás hablando sobre cultura, incluso antes de la crisis, antes de este flujo de refugiados yendo a tu país, el problema en Europa es ¿cómo integras estas culturas en tu sociedad? Y yo creo que Europa ha fracasado, tanto si se relaciona con Europa desde un aspecto hacia el modo en que tratan con la situación, o porque las instituciones wahabíes gastan su dinero en cambiar la interpretación de los musulmanes, estoy hablando sobre los musulmanes en Europa, y crearon más problemas y extremismo en vuestros países. En realidad esta región solía exportar algunas veces algo de extremismo a Europa. En nuestra crisis, Europa nos está exportando extremismo. Así que depende de cómo vayas a tratar con esto y no creo que vaya a ser fácil hacer la integración”.

Continuando junto a las líneas de problemas sociales y de seguridad que han surgido como resultado de la crisis de inmigrantes, el primer ministro Dimitri Medvedev ha dicho en la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero de 2016: 

“El capital humano está degenerando en los países que los refugiados están abandonado. Y las perspectivas de desarrollo de estos países han tomado una tendencia a la baja. La crisis de migración actual está adquiriendo rápidamente las características de una catástrofe humanitaria, al menos en algunas partes de Europa. También están creciendo los problemas sociales, junto con intolerancia mutua y xenofobia. Sin mencionar el hecho de que cientos y miles de extremistas entran a Europa bajo el disfraz de ser refugiados. Otros migrantes son gente de una cultura absolutamente diferente que sólo quieren recibir beneficios económicos sin hacer nada para ganarlos. Esto representa un peligro muy real para el espacio económico común. Los siguientes objetivos serán el espacio cultural e incluso la identidad europea. Observamos con lamento como mecanismos inestimables, que Rusia también necesita, están siendo destruidos. Me estoy refiriendo al actual colapso de la zona Schengen”.

Provocado por un periodista que comentó sobre la crisis de inmigración mientras mantenía una rueda de prensa durante la visita del primer ministro húngaro, Viktor Orban, a Moscú el mes pasado, Putin remarcó que:

“Yo creo que nuestros puntos de vista (ruso y húngaro) coinciden enormemente. Pero el tema de los refugiados es un asunto interno de la UE. No queremos interferir en tales asuntos. Sabemos que la discusión sobre este tema está teniendo lugar dentro de la Unión Europea. Nuestro pueblo tiene simpatía por la posición tomada por el gobierno húngaro y el primer ministro, el deseo de defender la identidad europea y la identidad nacional de Hungría”.

Mostrando cuan en serio el presidente de Rusia se toma las amenazas de seguridad representadas por los yihadistas disfrazados de refugiados, Putin ordenó al FSB a fin de mes para contar a todos los refugiados que entran y transitan a lo largo del país, declarando en un encuentro organizacional que:

“Es importante ahora para aislar efectivamente al territorio de Rusia de estos terroristas que intentan entrar desde oriente medio y otras regiones, y actuar rápidamente para identificar y neutralizar aquellos que están involucrados en actividades terroristas en el extranjero… deberíamos intensificar el monitoreo de los flujos de refugiados que llegan a Rusia o transitan por países europeos. A este respecto, quiero añadir que esta crisis de refugiados empezó mucho antes de que Rusia empezara la operación antiterrorista en Siria. En la raíz de esta crisis de refugiados está la desestabilización de todas las regiones del mundo, especialmente oriente medio. Vemos hoy plenamente lo que está ocurriendo con algunos refugiados en la frontera de macedonia, por ejemplo. Son refugiados de Afganistán. ¿Qué tienen que ver con ellos las operaciones de Rusia en Siria?”.

Considerando todas las declaraciones anteriormente mencionadas por líderes rusos y sirios, ambos de los cuales son estimados y apoyados en las más altas consideraciones por los partidarios sinceros del mundo multipolar, es justo declarar objetivamente que la crisis de inmigración preplaneada e implementada, ha provocado varios desafíos sociales y de seguridad para Europa. Mientras este es innegablemente el caso, especialmente tras haber sido confirmado por Putin, Assad, y Medvedev, queda un subsector ruidoso y militante nominalmente auto-identificado con el movimiento multipolar que rechaza reconocer el hecho de que la realidad de la situación contradice su profundo fanatismo ideológico. Como ello ocurriría, este grupo agitador forma el núcleo (tanto si es intencionadamente como si no) del nuevo fascismo que presiona para la agresión civilizacional y desentrañar los éxitos multipolares que han sido logrados desde lejos.

Continuará...