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Bajo las reglas actuales de Dublín, los refugiados sólo pueden solicitar asilo en el primer país al que llegan. En 2015, después del flujo masivo de refugiados procedentes de Siria y otros países de Oriente Medio, la mayoría de los refugiados tenía el derecho legal de solicitar asilo en Grecia, mientras que lo que ellos querían era ir a Alemania. La economía de Grecia, que fue también dañada por los acreedores internacionales, no va a soportar la carga de mantener a millones de árabes, kurdos y afganos.
La Unión Europea ha propuesto la introducción de un mecanismo de distribución de refugiados por cuotas en otros países europeos. Hungría, Polonia, los Países Bálticos y el Reino Unido se han negado a aceptar estos planes. Los partidarios de estas propuestas son Alemania, Francia, Grecia, España e Italia. En estos países actualmente se han asentado la mayoría de los inmigrantes. En septiembre de 2016, se aprobará el plan de redistribución de más de 160.000 inmigrantes de Grecia e Italia. Hasta ahora, sólo 1.100 personas se han redistribuido.
El único plan propuesto por Turquía también se ha estancado. Por cada refugiado que los turcos acepten de Grecia, se enviará un nuevo refugiado a la UE. El razonamiento detrás del plan es la regulación del proceso migratotio y una alternativa al flujo caótico de los inmigrantes en forma de distribución centralizada de los refugiados. El primer avión con refugiados llegó a Alemania el 4 de abril, y el siguiente vuelo está programado para el viernes. Está claro que la continuación de esta tendencia en un futuro próximo hará que las perspectivas de resolver este problema sean inalcanzables.
La política de la UE sobre los refugiados se basa en la ideología liberal, que no está tomando en cuenta la identidad islámica de los recién llegados a Europa. Esto conduce a enfrentamientos a gran escala con la población local y al crecimiento del euroescepticismo, pero a pesar de esto, la UE no puede abandonar el liberalismo. Esto significa que el número de inmigrantes aumentará. La única propuesta de la UE es reemplazar la "inmigración irregular" por una inmigración "regular", lo que demuestra que los mecanismos europeos existentes no son capaces de hacer frente al problema de la inmigración, que es, en última instancia, el que va enterrar a la Unión Europea en su forma actual.
