El juego de poder saudita de Mohamed bin Salman

21.11.2017

El diario británico Daily  Mail consignando una fuente sensible de la Familia Real de Arabia Saudita, informó que en los próximos días, el rey Salman bin Abdulaziz Al Saud abdicará formalmente y entregará el trono a su hijo Mohamed bin Salman (en adelante, MBS).1  De este modo se cerraría la redistribución de poder dentro del polo saudita, que comenzó hace más de un año, pero que se aceleró desde el mes de junio pasado, cuando el actual monarca expulsó de la línea sucesoria del trono a Mohamed bin Nayef  (en adelante, MBN) y catapultó a su hijo MBS como real heredero.

Cuando ocurrió ese episodio, en un artículo nuestro, expresamos que tal juego de piezas internas se debía al nuevo enfoque geopolítico del clan prevalente en estrecha e intensa colusión con la facción de Netanyahu y con  la línea Trump. De igual manera, valoramos en  dicha oportunidad que MBS “Muy pronto” se sentaría en el trono: “el rey saudí de 81 años que sufre de predemencia, escogió a su hijo favorito, de 31 años, por  la visión geopolítica de la mayor parte de los integrantes de la Casa de Saúd, que ve amenazada su existencia y  su poder por el bloque referenciado principalmente por Irán.

Autor de Arabia Visión 2030, Mohamed Ibn Salman plantea reformar la estructura económica del reino, diversificar su economía (más del 80% de sus exportaciones se debe al petróleo), establecer un nuevo fondo soberano, reducir la influencia del poder de los religiosos, etc.”, añadiendo “el ‘golpe suave’ del actual rey Salman bin Abdulaziz para designarlo sucesor a su hijo Mohamed Ibn Salman -reiteramos, pronto será su coronación- constituye un efecto de la geopolítica saudí para evitar entrar en caos interno y pérdida de poder regional, contando con la aprobación de Israel y Washington. Es un efecto del proceso global y regional que está desarrollándose compleja y dinámicamente.’”2

El desarrollo ulterior de los hechos y la última revelación periodística del medio londinense, confirman lo que sostuvimos en nuestro trabajo de mediados del presente año. El rey de 81 años, entregará definitivamente el liderazgo oficial del país a MBS, después de avalar la purga sistemática que se viene efectuando contra los clanes de los ex reyes Fahd y  Abdullah y del depuesto aspirante al trono MBN. Este príncipe es un actor clave de la CIA en el reino y su desplazamiento es considerado perjudicial para los planes para la región que tiene  la agencia.

Este último hecho beneficia directamente a Donald Trump ya que los niveles altos de la CIA son sus enemigos internos, como también es algo positivo para el inquilino de la Casa Blanca la detención del multimillonario Waleed bin Talal, quien es donante de la Fundación Clinton y posee acciones, entre otras compañías, en Fox Broadcasting Company, cuyo propietario principal es Rupert Murdoch. El magnate de los medios  es un aliado de Jared Kushner y de Benjamín Netanyahu, asesora ad honorem a Trump y posibilita que Fox News, brinde cada vez un mayor apoyo periodístico y propagandístico a la Administración Trump, fichando recientemente para desempeñar el rol de comentarista al bannonista y ex funcionario de la Casa Blanca, Sebastián Gorka.

La Familia Real está compuesta por miles de miembros que, al pertenecer a las diferentes capas de la Oligarquía, disfrutan de privilegios y lujos que otorga tal condición. El reino atraviesa una etapa de recesión económica, el FMI estipula que el país árabe finalizará este año con un 0,1% de crecimiento. El estado saudí va liquidando  245.000 millones de dólares de sus reservas para cubrir el déficit fiscal, además de incrementar forzosamente su deuda pública  en el mercado internacional. Para descabezar políticamente a los clanes rivales, restar solidez económica a sus adversarios domésticos,  aumentar el poder propio y cubrir los gastos del reino, MBS amplió la orden de detención de casi 200 personas de la élite empresarial, acusándoles de corrupción.

A los empresarios arrestados se les pidió la transferencia de su dinero y activos corporativos al estado y la promesa de lealtad al príncipe heredero, a cambio de su libertad. La Cámara de Comercio e Industria de Riad, estima que si el comité intenta recuperar todos los ingresos perdidos por corrupción, éstos podrían llegar hasta $ 800 mil millones. A la suma descripta hay que agregarle otros montos que percibirán las arcas estatales, los cuales provendrán de la coerción que está ejerciendo el  próximo rey. Incluso es factible que recepten  parte de los 300 mil millones de dólares que, según la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER por sus siglas en inglés),   los sauditas tienen colocados en los paraísos fiscales. El príncipe heredero se está moviendo hacia la apertura y la ampliación de la economía de Arabia Saudita para captar la mayor cantidad posible de inversores extranjeros, vertebrando mejores relaciones con Estados Unidos, Rusia y China, es decir, el mundo tripolar.

Concomitante a las disposiciones para centralizar el poder y acumular más dinero, MBS activó otras providencias pero de  orden regional.
El 6 de noviembre pasado, escribimos que la élite capitaneada por MBS “Considerando a Irán como su principal enemigo y demostrando que mantiene unidad operativa geoestratégica con el clan que lidera Netanyahu, fue factor determinativo para que Saad Hariri presentara su renuncia como Primer Ministro de El Líbano en la capital del reino de Arabia Saudita.”3

Ciertamente, el líder político del Líbano que posee la doble ciudadanía libano-saudí, ha impactado nacional e internacionalmente con su renuncia. En sendas declaraciones,  Hariri ha negado rotundamente estar cautivo del poder saudí y después de que el presidente francés, Macron, viajó a Riad para intentar dialogar con él (cometido que fue infructuoso porque el mandatario galo sólo parlamentó con MBS en una sala del aeropuerto internacional de la capital del reino), él mismo emprendió un vuelo a París para reunirse con Macron el sábado 18 de noviembre y manifestó que regresará a Beirut el 22, fecha en que se recuerda el Día de la Independencia de  Líbano.

Igualmente, MBS es injerencista y tributario de la geoestrategia de sus aliados Netanyahu y Trump en la situación palestina. El jerarca saudita conminó al presidente palestino, Mahmoud Abbas, a aceptar sí o sí el Plan Trump. En su juego de poder espacial-regional, MBS persigue la amonestación y la condena a Teherán por parte de sus pares árabes y la obtención de un mayor respaldo de Israel para enfrentar militarmente a Irán y sus aliados regionales.

Tanto Riad como Tel Aviv, son coincidentes en ver a Irán como un gran peligro, pero en los niveles altos del poder israelí se volvió a manifestar con peso, la divergencia de una eventual guerra contra los diferentes actores chíitas, generando una desavenencia entre israelíes y sauditas sobre cómo anular el poderío iraní y, sobre todo, en torno a quién liderará el ataque. En conclusión, la estrategia integral del rey saliente y del rey entrante está diseñada para concentrar toda la autoridad del estado del Golfo Pérsico en MBS, salvar a Arabia Saudita del fenecimiento histórico y hacerla integrable al mundo 2030.

Notas:
1-http://www.dailymail.co.uk/news/article-5089229/Saudi-Arabia-king-set-hand-crown-son.html
2-https://www.geopolitica.ru/es/article/realineamiento-del-poder-saudi
3-https://www.geopolitica.ru/es/article/maniobras-geopoliticas-del-poder-saudi