Los límites de un compromiso: Rusia, Turquía y el norte de Siria

24.08.2016

La batalla por Alepo entró en una etapa crítica este mes de agosto de 2016. Las tropas gubernamentales reforzadas por la fuerza aérea rusa bloquearon las partes importantes de la ciudad. Para evitar innecesarias pérdidas civiles, se estableció un corredor humanitario, a través del cual pueden abandonar la ciudad. El asalto sobre la ciudad con elevadas pérdidas en todos los bandos, incluyendo civiles, puede atribuirse a las armas modernas, la artillería y las aeronaves.

En respuesta, los rebeldes declararon el 7 de agosto que habían roto el bloqueo de Alepo. Según ellos, abrieron un corredor de 2 kilómetros a lo largo del que trajeron comida a la ciudad (una foto-operación mediática occidental), y municiones. Sin embargo, el ejército sirio bombardeó esta área y dice que es demasiado pronto hablar sobre la ruptura del asedio. La actividad reciente aquí, muestra que la situación está en punto muerto. Ninguna de las partes puede llevar realmente la voz cantante. De hecho, la lucha actual es en parte intencionada para actuar como moneda de cambio en las negociaciones venideras.

Los líderes rusos y sirios entienden que para resolver la situación de Alepo, deben hacer un acuerdo con Turquía. El suministro de armas a los insurgentes en Alepo y la provincia de Idlib en el noroeste de Siria, pasan a través de Turquía. Muchos grupos rebeldes han recibido apoyo de Turquía, y la opinión pública en Turquía percibe la invasión islamista justo como una guerra.

El tema de Alepo y el norte de Siria es un nudo clave de contradicciones que Rusia y Turquía deben resolver trabajando en su reconciliación anti-occidental. El presidente ruso, Vladimir Putin, y Recep Erdogán, el líder turco, tuvieron un histórico encuentro el 9 de agosto. En juego está la cuestión de la salida de Turquía de la OTAN y los cambios en el equilibrio global de poder. Ambos lados entienden que debería ser un compromiso mutuamente aceptable. Mientras tanto, Rusia, que actúa sobre suelo extranjero lejos de sus fronteras, tiene más espacio para maniobrar.

Alepo es la segunda ciudad siria más grande después de Damasco. Su captura significará un cambio radical en la guerra. Pero incluso la estabilización en la región de Alepo, mediante acuerdos con Turquía sin tomar la ciudad, ayudará a liberar fuerzas para luchar contra el estado islámico y las unidades de la oposición que operan en el sur-este del país a lo largo de la frontera con Jordania. Para entender los límites de un compromiso que Turquía pueda aceptar, deberíamos destacar las prioridades estratégicas del país en el norte de Siria.

1. Protección de la población turcomana. Los turcomanos sirios componen una gran parte de la población del norte de Siria, especialmente en las provincias de Latakia y Aleppo. Además de las propias unidades turcomanas, los representantes turcomanos relacionados con los turcos están ampliamente presentes en muchas formaciones islamistas diversas, incluso aquellas que son asediadas por las fuerzas del gobierno en Alepo.

Entre las unidades activas en Siria, los turcomanos forman la “brigada de los turcomanos sirios”, “la brigada Jabal al-Turkman” (conectada con al-qaeda a través del frente al-nusra), “la brigada del sultán Selim”. Los turcos son parte del grupo Jaish al-muhajireen wal-ansar, afiliado con el frente al-nusra, que actualmente se está renombrando como Dzhabhat Fatah al-Sham. Uno de los grupos armados islamistas más grandes, Ahrar al-sham, tiene el apoyo de Turquía.

2. La eliminación de la resistencia kurda como fuente de desestabilización de Turquía. Estamos hablando sobre la posibilidad de ataques contra las bases de las fuerzas de autodefensa kurda (YPG), bajo el control del Partido Unión Democrática (PYD) y el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).

3. Ganar más control de los islamistas en Siria, que previamente disfrutaban del apoyo turco. Turquía no puede abandonar su apoyo por razones de credibilidad, y porque en ese caso, el control de los radicales iría a parar a Arabia Saudí, Qatar, y los Estados Unidos, que pueden empezar a usarles contra Turquía.

Mientras tanto, Rusia, Irán y Damasco estarían más interesados en la superposición de la frontera con Turquía y la eliminación de la amenaza desde el norte. Los kurdos sirios pueden convertirse en una moneda de cambio que Rusia y Siria están preparadas para entregar, en respuesta a las concesiones que haga el lado turco. Los representantes del YPG presionan por el plan americano de la federalización de Siria, que ni Damasco ni Moscú pueden aceptar.

Otro punto de contacto son los islamistas radicales, que amenazan también a Turquía, especialmente después de iniciar la revisión de la política neo-otomana de Ahmet Davutoglu. Turquía anunció formalmente que al-nusra y el ISIS son organizaciones terroristas. Por tanto, puede unirse formalmente a las operaciones rusas en Siria contra esas estructuras. Una operación turca abierta contra el frente al-nusra en nombre de la lucha contra el terrorismo ayudaría a que la misma Turquía distinguiera entre islamistas “moderados” e “inmoderados” apuntando a aquellos que están aproximadamente controlados o son peligrosos para el país en circunstancias cambiantes. Turquía también está interesada en eliminar permanentemente a la parte de los islamistas más radicales que llegaron a Siria desde Turquía, y son capaces de ser un factor desestabilizador. En eso, los intereses de Turquía coinciden plenamente con Rusia. El intercambio de inteligencia e información militar podría eliminar a una serie de líderes y grupos demasiado radicales o incontrolados por las manos de Rusia y Siria, en los casos donde Ankara no pudiera hacerlo por sí misma.

Al mismo tiempo, para separar a los rebeldes moderados e inmoderados, las diplomacias turca y rusa podrían iniciar el proceso de paz en Alepo. Al mismo tiempo, Ankara realizaría una revisión de realidad sobre su influencia en el norte de Siria. Turquía se habría convertido en la “salvadora de Alepo”, y todos los grupos incontrolables (y controlados por los Estados Unidos, Qatar y los saudíes) serían destruidos por las acciones del lado ruso, ya que rechazarían unirse al proceso de paz.

En el contexto de la reorientación euroasiática de Turquía hacia Rusia, sería preferible acordar la presencia militar directa (abierta o disfrazada como grupos de auto-defensa turcomana) de Turquía en el norte de Siria, en áreas de importancia para el país, a cambio de abandonar el apoyo a los grupos armados islamistas y forzarles a hacer la paz.

Turquía es más predecible que los combatientes leales a múltiples centros de poder. Al mismo tiempo, Rusia debería dar a Erdogan una oportunidad para cubrir las apariencias e incluso conseguir apoyo adicional dentro del país mediante la eliminación de la amenaza kurda, el inicio del proceso de paz, la liberación de Alepo, y la protección de las zonas de influencia habitadas por turcomanos en el norte de Siria. Al factor turcomano debe dársele máxima atención. Las concesiones y compromisos hechos por Turquía deberían ser cubiertos como una victoria incondicional y éxito del lado turco.