El 'Brexit' y la falacia de la "independencia" británica

30.06.2016

Nigel Farage, del Partido por la Independencia del Reino Unido, se ha referido a la consulta que por estrecho margen ha visto a los británicos votar para abandonar la Unión Europea, marcándolo como el 'Día de la Independencia' de Gran Bretaña. El Brexit fue promovido en gran medida con la premisa de que la Unión Europea es responsable de la multiculturalidad y la inmigración de Gran Bretaña, que amenazan el estilo de vida británico. Hay una cierta euforia respecto a que esto significa el comienzo de un renacimiento británico. Hay algunos defectos graves en estos argumentos.

En primer lugar, los problemas de inmigración y el multiculturalismo de Gran Bretaña no surgen principalmente de la adhesión a la UE. Según la Oficina Nacional de Estadística de Gran Bretaña: "624.000 personas emigraron al Reino Unido en el año terminando septiembre de 2014, un aumento estadísticamente significativo de 530.000 en los 12 meses anteriores".

Hubo un aumento estadísticamente significativo de la inmigración de ciudadanos no comunitarios (subiendo de 49.000 a 292.000) y de ciudadanos (no británicos) de la UE (ascendiendo de 43.000 a 251.000). (http://www.ons.gov.uk/peoplepopulationandcommunity/populationandmigration/internationalmigration/bulletins/migrationstatisticsquarterlyreport/2015-02-26). La mayoría de los inmigrantes de Gran Bretaña nunca han venido de la UE. Mientras que Gran Bretaña va a ver un descenso de los inmigrantes de España, Polonia, Italia, etc., no va a ver ninguna desaceleración de los procedentes de Estados africanos y asiáticos a resultas del Brexit.

El Brexit fue promovido sobre la base de volver a la independencia británica. ¿Qué significa realmente "independencia"? ¿Independencia de quién y para quién? Podría decirse que Gran Bretaña no ha sido independiente, es decir, el Estado británico no ha tenido poder soberano para hacer una política basada únicamente en los intereses británicos, desde la creación del Banco de Inglaterra en 1694. Nigel Farage mencionó que el Brexit fue un voto en contra de la grandes bancos comerciales y las corporaciones. Es cierto que estos intereses querían que Gran Bretaña permaneciese en la UE. Pero, ¿cómo va a ser disminuido ni un ápice el poder de las instituciones financieras en el Reino Unido por salir de la UE? Gran Bretaña todavía pedirá préstamos de los bancos internacionales. Gran Bretaña todavía comerciará a través del sistema de comercio mundial facilitado por los bancos. El Brexit no significa que Gran Bretaña emitirá su propio crédito estatal, o que comerciará a través del trueque, fuera del sistema financiero internacional. Ni siquiera el UKIP tiene una política financiera que incluya la reforma bancaria: se basa en la reforma fiscal y en la disminución de la ayuda exterior. El Sr. Farage dijo incluso en su discurso de la victoria por el Brexit que Gran Bretaña será "global". ¿Cómo cuadra un sentimiento tal con el nombre de "independencia" de su propio partido? La misma situación se refiere a los otros partidos euroescépticos que ahora están exigiendo que sus naciones tengan un referéndum sobre la adhesión a la UE. Generalmente estos partidos, los llamados de 'derecha', creen en la economía de mercado y en el comercio mundial.

¿Tal vez hay visiones de Gran Bretaña regresando a las viejas preferencias comerciales de la Commonwealth? Este fue el ideal del National Front cuando tuvo su apogeo en Gran Bretaña durante la década de 1970; la construcción de un bloque de dominios blancos que resistiera a las finanzas internacionales. La oportunidad pasó hace mucho tiempo. Nueva Zelanda, Australia y Canadá han sucumbido a los acuerdos comerciales globalistas como el TTPA, y el libre comercio con China y otras economías asiáticas en expansión, en sí mismas parte del sistema financiero internacional.

¿Qué hay de la otra área importante de la "independencia", la política exterior? Gran Bretaña permanece en la Organización de las Naciones Unidas, una versión internacional de la burocracia de la UE. Gran Bretaña es el quinto mayor contribuyente financiero de las Naciones Unidas, proporcionando un 5% del presupuesto anual de la ONU, y el 6,7% del presupuesto para el mantenimiento de la paz de 2015 ("Assessment of member states’ budgets to the U. N. regular budget for 2015", ; y "Financiación para el mantenimiento de la paz").

Gran Bretaña es el cuarto mayor contribuyente al presupuesto de la OTAN, con un 10,5%. Gran Bretaña es parte de esta organización militar global, junto con los estados de la UE y muchos otros, con el propósito de mantener un "nuevo orden mundial" en torno a la hegemonía de EE.UU.. Sin embargo, más importante que las contribuciones financieras a la OTAN es la sumisión de Gran Bretaña a los intereses globalistas.

En conclusión, el Brexit no ha conseguido nada para establecer a Gran Bretaña como un estado soberano, para rescatar a Gran Bretaña del atolladero multiculturalista y llevar a cabo políticas soberanas en la economía, en las finanzas y en la política exterior. Seguirá buscando mercados dentro del mismo sistema globalista, pagando la deuda a los mismos bancos internacionales, y enviando tropas de acuerdo a los requerimientos globalistas. Existe la posibilidad añadida de la retirada de Escocia del Reino Unido para permanecer unida a la UE. El Sinn Fein también ha comentado que van a pedir que Irlanda del Norte se una a la República de Irlanda para permanecer en la UE. En ese caso, el Ulster va a reaccionar, con la perspectiva de una guerra civil muy sangrienta. La perspectiva es que no habrá Reino Unido, para bien o para mal.

En aras de algunos ahorros del presupuesto de la UE, y de la limitación a la hora de admitir la inmigración de otros países europeos, Gran Bretaña no ha ganado nada por su independencia o por su integridad cultural. Lo que se ha logrado es dar a los británicos la ilusión de la libertad y de un resurgimiento.