La multipolaridad: una época de transición
Nuestra época esta experimentando una gran transición: la unipolaridad esta llegando a su fin y la multipolaridad esta naciendo. En este sentido, los cambios que esta experimentando la arquitectura mundial son fundamentales y, a veces, estos procesos se desarrollan tan rápidamente que la opinión pública a penas si es capaz de seguirlos. Es por esa razón que la comprensión de los grandiosos acontecimientos que están sacudiendo a la humanidad resulta tan importante. Nadie en el mundo – excepto los más fanáticos – niega el hecho de que tras el colapso del sistema socialista y la URSS Occidente tuvo la oportunidad de convertirse en el único líder del planeta, misión que fue incapaz de cumplir ya que, en lugar de aplicar una política mundial razonable, justa y equilibrada, se convirtió en un hegemón que propagaba el neocolonialismo, satisfaciendo sus propios intereses egoístas y depredadores, aplicando una política de doble rasero, provocando guerras y conflictos sangrientos y enfrentando a los pueblos y las religiones entre sí. Nada de esto tiene que ver con el verdadero liderazgo, sino con el imperialismo agresivo y la continuación de las peores tradiciones de Occidente como el divide y vencerás, la colonización y la esclavitud. Este colapso del liderazgo del Occidente colectivo se vio acompañado e intensificado por el rápido declive moral de su cultura, debido a la promoción obstinada de valores como los LGBT, la migración descontrolada, la legalización de todo tipo de perversiones, la cancelación cultural, las purgas brutales, la represión de los disidentes, la destrucción del humanismo y el deseo de que la Inteligencia Artificial y el transhumanismo lo dominen todo. Eso último ha contribuido a que Occidente pierda prestigio a los ojos del resto del mundo y deje de ser considerado como un modelo universal, una autoridad suprema o un ejemplo a seguir.
En oposición a la hegemonía de la unipolaridad ha ido emergiendo un nuevo mundo multipolar donde las grandes civilizaciones, tanto las antiguas como las nuevas, buscan recuperar la soberanía de sus Estados y pueblos frente a la globalización. Actualmente el resto de la humanidad no occidental ha comenzado a construir sus propios polos de civilización independientes. En primer lugar, tenemos a Rusia, que ha despertado por fin de su largo letargo; luego a China, que avanza muy rápidamente, además de la movilización espiritual del mundo islámico y el increíble potencial demográfico y económico de la India. Finalmente, África y América Latina están avanzando en un largo y tortuoso proceso de integración para la creación de sus propios Grandes Espacios. Los representantes de todas estas civilizaciones hacen parte de los BRICS, siendo esta institución la que está formando los parámetros del nuevo mundo multipolar donde cada uno podrá desarrollar sus propios principios, valores, tradiciones, reglas y normas en base a una verdadera justicia, el respeto de las ideas de los demás y la promoción de una verdadera democracia sin las pretensiones de imponer su hegemonía sobre los demás polos. Los BRICS es una alianza antihegemónica donde se concentran al día de hoy los principales recursos humanos, económicos, naturales, intelectuales, científicos y tecnológicos del planeta. La unipolaridad es algo del pasado y la multipolaridad será el futuro.
Si Occidente renuncia a su hegemonía violenta y al neocolonialismo, reconociendo por fin la soberanía y la subjetividad de cada civilización, negándose a imponer por la fuerza sus reglas, normas y valores, obviamente rechazados por la mayoría de la humanidad, entonces podrá convertirse en un polo respetado y soberano, reconocido por todos los demás al interior de un diálogo amistoso e igualitario con el resto de las civilizaciones. Precisamente este es el objetivo de la construcción de un mundo multipolar: establecer un modelo armonioso de existencia amistosa y equilibrada entre todas las civilizaciones de la Tierra sin la necesidad de establecer una jerarquía entre ellas con tal de reconocer la hegemonía de una sobre las demás. La mayoría de las civilizaciones actuales – Rusia, China, India, el mundo islámico, África y Latinoamérica – recurren unánimemente a los valores tradicionales, lo sagrado y al contenido espiritual de sus culturas y sociedades. Cualquier clase de progreso que no se apoye en la identidad profunda de un pueblo es insostenible y únicamente conducirá a la degeneración y degradación misma del hombre. Aunque los valores tradicionales pueden diferir de una nación a otra es posible encontrar algo en común entre ellas: la defensa de lo sagrado, la religión, la familia, los sistemas de gobierno, el patriotismo, la defensa del bien y la verdad, así como el respeto por la libertad y dignidad del ser humano. El mundo multipolar se basa precisamente en que los valores tradicionales de cada una de las civilizaciones sean reconocidos y protegidos. Antes que nada, la multipolaridad defiende la paz y la armonía entre todos. Sin embargo, es obvio que cualquier cambio en el orden mundial, especialmente uno tan significativo, se topa con la feroz resistencia de las estructuras actuales: el retroceso de la unipolaridad choca invariablemente con la ascendente multipolaridad. La mayoría de los actuales conflictos como la guerra en Ucrania, Palestina y la mayor parte de Oriente Medio, las crecientes tensiones en el Pacífico en torno a China, las guerras comerciales, las sanciones políticas debido al rencor y el odio del actual hegemón en declive… hacen parte de esta lucha.
El globalismo unipolar es incapaz de salir victorioso y mantener su “liderazgo”, completamente desacreditado, en caso de que los partidarios de la multipolaridad y el resto de la humanidad global – que incluye amplios porcentajes de la población occidental que aun mantienen una mentalidad sobria y conservan su independencia frente a la constante propaganda que los bombardea – se mantengan unidos y comprendan claramente que los contornos del nuevo mundo deben construirse alrededor del apoyo mutuo a un sistema justo y verdaderamente democrático. Lo principal es comprender los contornos del nuevo orden mundial policéntrico y multipolar que permitirán el establecimiento de relaciones amistosas, el respeto y la confianza entre las civilizaciones, la lucha conjunta por establecer la paz y la armonía, además de reforzar nuestros valores tradicionales y respetar los del resto. Si todos juntos oponemos nuestra voluntad de establecer una paz universal dejando de lado a los globalistas que instigan las guerras y los conflictos sangrientes, financian las revoluciones de colores y la decadencia de la moral pública, entonces venceremos sin ni siquiera dar un solo disparo. El Occidente colectivo, a pesar de su potencia y grandeza, no será capaz de vencer en solitario al resto de la humanidad.
Este 2024 Rusia será presidente de los BRICS, nombramiento profundamente simbólico. Tenemos mucho que hacer: admitir nuevos miembros, desarrollar y poner en marcha nuevos mecanismos económicos, el funcionamiento de instituciones financieras como el Banco de los BRICS, la promoción de la seguridad y la resolución de conflictos junto con el intercambio cultural entre las diversas civilizaciones. No obstante, lo más importante es que nosotros no solo debemos comprender, sino también desarrollar la filosofía de la multipolaridad con tal de llevar a cabo una descolonización de nuestras propias consciencias, culturas, ciencias y educación. Occidente, durante su expansión colonial, consiguió imponer en las sociedades no occidentales la falsa idea de que únicamente el pensamiento, la ciencia, la tecnología y los sistemas políticos y económicos creados por ellos son los únicos verdaderos, convirtiendo el “desarrollo” en algo dependiente de él. Es hora de acabar con esta consciencia esclavista, ya que somos los representantes de las culturas y las tradiciones ancestrales de todos los pueblos del planeta. Ninguno de nosotros es inferior a Occidente e, incluso en ciertos aspectos, somos superiores a él. Estas son las conclusiones de nuestro Foro sobre la Multipolaridad que, a pesar de las diferencias que existen entre nosotros, sin duda estamos de acuerdo en que estamos entrando en una nueva época donde todo dependerá de nosotros y de nadie más. ¡Juntos crearemos el futuro!
Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera